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LHae: Yo Soy Amor Incondicional

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YO: Cuando ayer dijiste que la consciencia pisciana es como un “Niño Sabio”, me puse a pensar en la forma en que tienen los niños para entender el mundo, la forma en que aprendemos a reconocerlo desde que somos niños. Mediante el juego, la diversión, el descubrir, y algo que me maravilla aún más, es que la mayor parte de lo que vemos de niños no es real, sino imaginado. Es decir, que cuando observamos las cosas con la mente infantil, todo es una aventura mágica, cualquier cosa puede ser sujeto de imaginación, de crear una historia con la mente. Recuerdo ver ladrillos y jugar con ellos como si fueran un castillo, o una nave. Recuerdo ver un árbol y pensar que era una ciudad y los insectos vivían allí haciendo cosas increíbles. Recuerdo sentir que la luna me hablaba, o que cada objeto de mi casa tenía vida propia y se comunicaba conmigo, con lo cual nunca estaba solo, desde las toallas en el baño hasta la mesa del comedor. El salón de casa se volvía paisajes del mundo, y el sofá era un navío. Los lápices eran cohetes espaciales, y el borde de la acera en la calle con sus losas podía ser riscos de planetas extraños con geografías únicas. Cuando crecemos, solemos perder esta capacidad de imaginación, empezamos a basarnos en lo que sabemos del mundo, y un losa, un sofá, una mesa, una luna, un árbol, pasan a ser eso, simplemente una losa, un sofá, una mesa, una luna y un árbol. Me parece un poco, triste…


SOY: En realidad, sigues imaginando cosas, pero las mismas empiezan a complejizarse. Un niño está aprendiendo de la materia, está recién llegado a esta realidad, y por lo tanto, su consciencia es capaz de moldearla, pues sigue viviendo en lo sutil, pero experimentando la materia, jugando con las capacidades metamórficas de la misma. Cuando te vuelves adolescente, empiezas a moldear el alma, la energía, y empiezas a utilizar la imaginación para desarrollar opciones diversas a lo que vives, para idealizar a personas, para alimentar ilusiones, armando historias emocionales. Ya conoces la materia, ya no te ilusiona la misma, ahora te ilusionan las personas, lo que sientes por ellas, lo que provocan en ti, el enamorarse, el excitarse, fantasear… Cuando eres adulto, con más de 28 años, y ya has conocido a muchas personas, ya te has relacionado con varios aspectos del alma, ya conoces lo que significa todo ello, y ya no te ilusiona el alma, ya pierdes el interés mágico que poseías sobre las personas, y empiezas a centrarte en la mente, en avanzar en la vida, en tener propósito, y te ilusiona la fe, la creencia, la filosofía, el poder, el control, lo intelectual… Te ilusionas con lo que puedes innovar en tu vida, conseguir, con los proyectos. Hasta que te sales de la mente, y empiezas a vivir la vejez, volviéndote a ilusionar por la materia, reconociendo que estás en camino a dejarla, y te ilusiona volver a jugar, encontrarse con poder realizar cosas nuevas, conocer sitios nuevos, hasta que vuelves a ilusionarte con el amor, con las relaciones, con el sentir algo, para culminar la vida con la ilusión de imaginar qué pasará después, cuando ya te hayas ido.


YO: Entonces es como si la ilusión y la imaginación nunca se fuesen del humano, sólo se transforman, pasan de un nivel a otro. Es sólo que lo vivimos de una manera separada, como abandonando lo anterior…


SOY: El problema humano es que considera “lo pasado pisado”. El humano cree que si ya ha vivido algo, aquello ya no sirve, como si no fuese un registro de su experiencia. Cuando conduces una bicicleta de niño, siempre sabrás andar en bicicleta sin importar la edad que tengas más adelante, y tal vez en tu vida no vuelvas a agarrar otra bicicleta y andar en ella. Tal vez uses motos, coches, aviones… Y sin embargo, esto no significa que no puedas un día tomar una bicicleta y andar en ella. El concepto humano de que lo que sucedió es pasado y ya no es útil, necesario, o incluso lo considera “infantil” como para volver a retomarlo, sólo separa potenciales, limitándote. Una persona abierta a utilizar una bicicleta, una moto, un coche, un barco, un avión o lo que sea, es una persona que se expande, que ve la infinitud de potenciales y caminos que su ser es capaz de trazar, de crear y experimentar. De la misma forma, un adulto que es capaz de ilusionarse con su alma al enamorarse e imaginar las infinitas posibilidades, caminando por un aeropuerto imaginando que es otro planeta y está viajando entre mundos y dimensiones con compañeros extraterrestres, y a la vez nutrirse de esa imaginación para construir un proyecto social que le produce ilusión, es un ser multidimensional.


YO: Es lo que dicen, de ver el mundo con los ojos de un niño…


SOY: Cuando eres niño, mira al mundo como un niño. Cuando eres adolescente, mira al mundo como un niño adolescente. Cuando eres adulto, mira el mundo con la adultez adolescente de un niño. Y cuando seas anciano, observa el mundo como adolescente adulto que vive la ancianidad de su niñez. Si vives la vida, etapa por etapa, abandonando la anterior, no ganarás capacidad de expansión, sino que te limitarás a tu nueva forma de ver el mundo.


YO: Debo abrirme a las opciones… Debo sumarlas, como si fueran una…


SOY: Pues el Universo es una constante de opciones que son Una. Y esta es la clave de la Segunda Dimensión.


YO: Tengo entendido que la Segunda Dimensión es la que está compuesta por líneas y puntos que forman un dibujo sobre un plano único sin profundidad… Es decir, como un dibujo animado en la televisión, o en un dibujo en un libro.


SOY: Así es. Eso mismo es la dimensión dos. La misma surge en el momento en que Alfa y Omega, siendo los hemisferios norte y sur, positivo y negativo, de un punto en la Primera Dimensión, se separan, se proyectan en direcciones opuestas, creando una línea, pero que a su vez, sus nuevos nodos crean una nueva polaridad, que también se extiende, buscando cerrar la imagen para encontrar equilibrio. Un eje polar por sí solo no posee balance, necesita cerrar el circuito, y así, es que puedes obtener una imagen polar cerrada. En palabras simples: de una línea obtienes un cuadrado.


YO: En la Primera Dimensión le llamamos Línea, en la Segunda Dimensión le llamamos Cuadrado, y en la Tercera Dimensión le llamamos Cubo o Hexaedro.


SOY: Exactamente. Y en la Cuarta Dimensión le llamas Teseracto. En la Quinta Convergencia, en la Sexta Fundamentación, en la Séptima Manifestación, en la Octava Proceso, y en la Novena Realización.


YO: Wow… No me esperaba eso.


SOY: Como verás, la Primera Dimensión es la que da mayor libertad, pues más allá de su polarización, una línea puede ser utilizada para la manifestación de cualquier otro tipo de figuras, ya sea un triángulo para gestar un tetraedro, o un pentágono para gestar un dodecaedro. Sin embargo, es la Segunda Dimensión la que entrega la base para la realización de todo lo demás, que determina los siguientes patrones.


YO: ¿Y eso por qué?


SOY: Por que en la Segunda es donde encuentras la Consciencia. La Segunda es la que te da idea de lo demás, la que te muestra la base de la imaginación. La dualidad es gestadora de probabilidades. Tu mente polarizada en el eje de la primera dimensión, da lugar a la intención de ser, de moverse por amor, y en la segunda incorpora el alma, el movimiento articulado, la intención mágica. Piensa pues, en los dibujos animados, como dijiste. Son una manifestación imaginativa, plasmación de los sueños, base de la ilusión. Parte del juego de la creación. Piensa en el Cosmos como un niño, niña, que decide moverse en círculos, girando en su habitación como un derviche en círculos constantes en los que ve modificarse el mundo a su alrededor, entendiendo otras formas de sí mismo, idealizando la realidad, imaginando una nueva. El dibujo, los trazos, son la base de todo arte, ya sea la poesía al trazar una palabra desde su primera letra, o la escultura para trazar el diseño inicial desde el yeso o la roca. Las líneas conforman las conexiones neuronales de tu alma, moldeando la percepción de tu entorno, esquematizándola, pero a la vez, dándote la libertad de crear los cimientos de lo infinito.


YO: Algo tan simple, acaba siendo algo tan bello.


SOY: Cada línea es un proceso, que dibujas en tu andar. Tus dos ojos observan esta dimensionalidad, que se traza en tus dos manos, en tus dos orejas, en tus dos pies… Eres un ser dual, constituido por patrones de dualidad. Tu presencia en la Tercera Dimensión se debe a las bases de tu Segunda Dimensión. Y allí encuentras la base de tu imaginación. Cada proceso que vives, es un camino trazado en la ilusión diseñada por la segunda dimensión, en la que te posicionas en un punto X para avanzar a un punto Y, diseñando los caminos mediante la ilusión y la imaginación; pues el punto Y es el espejismo ilusorio de ti mismo, es una imagen que necesita ser completada con tu experiencia. Por ello no debes abandonar el paso anterior, sino sumar, pues sólo así podrás obtener toda la imagen completa.


YO: La imaginación que crea los patrones, la ilusión que determina mi vida, no es, pues, una prisión de la mente, sino justamente lo que me permite expandirla…


SOY: Sé que habéis vivido condicionados por la realidad de la Tercera Dimensión en que habéis oído frases como: “no vivas de ilusiones”, “deja de imaginar y vive la realidad”, “pon los pies en el suelo”. Pero la verdad es que no habría vida, ni realidad, ni suelo sin imaginación e ilusiones. Todo es una ilusión holográfica, así que si quieres realmente vivir pleno en esta realidad, más vale que te atrevas a imaginar e ilusionarte. Y al hacerlo, encontrarás la Incondicionalidad del alma, que manifiesta desde los sueños todo lo que puede ser.


YO: Amar Incondicionalmente lo que soy capaz de imaginar, proyecta la incondicionalidad al mundo que vivo.


SOY: A veces las utopías se vuelven realidad, sólo si te atreves a vivir tus sueños, trazándolos paso a paso.


YO: Imagino, y la Ilusión se vuelve Vida.


SOY: Despierta al Soñador que vive en ti.

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

INVIERNO= el proceso más duro de todos es aquel que vivimos el aspecto temporal de lo que espacialmente llamamos aire, es decir, el momento de la nada, del vacío, donde la vida desaparece y se deja morir del todo. La clave de este proceso es la trascendencia, es liberarse de las formas para permitirle a nuestros frutos nutrir las semillas de un nuevo ser que contenga los potenciales heredados por nosotros al desaparecer.
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