YO: “Aba, eyeh ben shelekh…” Resonó hoy en la pirámide.

SOY: “Padre, yo soy tu hijo…”

YO: ¿…Por qué esas palabras surgieron de mí en hebreo?

SOY: Como un recordatorio.

YO: ¿De qué?

SOY: Del momento del Sacrificio.

YO: ¿Hablas de la historia de Yeshua de Nazaret?

SOY: Su historia fue un hito que comenzó la Era de Piscis de manera consciente. Por más que el tiempo pisciano de la humanidad haya comenzado unos siglos antes, no se notó el completo ingreso y afianzamiento de la era hasta que él no dijo estas palabras.

YO:  ¿Por qué él es tan importante y siempre sale en las conversaciones? Por qué no otros, como de la tradición hindú, o africana o americana…

SOY: Simplemente porque nadie más que él con su mensaje fueron capaces de llegar a cada rincón del mundo. Esto ha hecho que en el subconsciente, inconsciente y consciente colectivos, su nombre, su presencia, haya marcado la cosmovisión de la Era Pisciana. Su verdad movió a miles de personas en Medio Oriente, y diferentes tradiciones adoptaron y adaptaron sus palabras acorde a sus propias creencias. No juzguemos sus palabras mediante las voces distorsionadas de la Biblia, ni de las tradiciones, Evangelios, o distintas corrientes cristianas. Fue un hombre sin religión del cual surgieron religiones. Un político convertido en santo, un liberal transformado en el salvador. De allí su nombre, “Yeshua”, que en hebreo significa “Salvación”, y su adjetivo: Salvador, se traduce como “Meshiya” (Mesías).

YO: Nombre que en español e inglés acabó por ser Jesús.

SOY: Jesús, el Elegido, del griego “Jristós” (Cristo).

YO: Aquél que fue Elegido como Salvador, es decir: Yeshuah Jeristós… Jesucristo.

SOY: Fue elegido por el pueblo. Los hebreos esperaban durante mucho tiempo la llegada del Mesías, alguien que salvara a los judíos, que los liberara de la opresión de otros pueblos. Se consideraban el pueblo Elegido, hijos de Dios. Y un día, Él enviaría a su Hijo para que salvara a su familia de los males del mundo. Cuando este niño nació, algunos le consideraron este salvador. Algunos familiares, de tradición Esenia, le introdujeron en su filosofía de vida, ungiéndolo en aceites y dándole los baños sagrados, tradición que alegaba que Dios se comunicaba mediante el agua, y quien se bañaba cada día, estaría en contacto directo con Su Verdad. Este joven aprendió las tradiciones ancestrales sinaíticas, y acudió a las escuelas de misterio egipcias a lo largo del Nilo. Reconoció el poder de lo que significa Ser, y se vio como parte del todo, hijo de la Divinidad. Cuando se reconoció Hijo de Dios, Parte del Todo, Fractal del Universo (distintas formas de hablar de lo mismo), regresó a su tierra para compartir lo adquirido, y reclamar la Verdad, liberando a la Tierra Prometida de los opresores.

YO: “Dadle a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César”, frase que determinó la política de su palabra ante la ocupación Romana de Judea.

SOY: Sus discursos movilizaron a varios judíos que le vieron como el Mesías, y le siguieron, aunque la mayoría de los judíos se veían reticentes a aceptar su presencia, considerándolo un hereje, quien sólo hablaba blasfemias al proclamarse Hijo de Dios. Por ello, los Fariseos, sacerdotes judaicos, le entregaron ante el regente romano de Judea, para que sea juzgado. Su enfrentamiento al Imperio con simples palabras y sin agresión, generaron una movilización regional que revolucionó la forma de ver el mundo. Un movimiento que en principio no pretendía más que reclamar un pequeño trozo de tierra en las costas inertes del mediterráneo oriental, empezó a expandirse por toda Asia Menor, llegando incluso a la península itálica, y de allí a todo el Imperio Romano, y poco a poco, más allá, al Mundo entero tras la colonización Europea.

YO: Fue casi sin querer…

SOY: No estaba en los planes. Era política local. Pero su mensaje fue demasiado fuerte. Y cada quien le tomó según sus culturas, y le utilizó de acuerdo a sus intereses. Sus 12 discípulos contaron la historia según sus puntos de vista. Los mismos eran “Mensajeros de la Buena Nueva”, mensajeros de una nueva verdad, un mensaje feliz, algo que en griego se dice “Eu-” (nuevo) y “Anghelion” (de los mensajeros).

YO: Evangelio. Un mensaje nuevo.

SOY: El principal mensaje era que había llegado el Salvador que durante milenios habían esperado, y un gran grupo de judíos se volcó al cristianismo mesiánico. La idea era que el mesías les salvaría de los pecados del mundo (del latín “error”: pecata), y de la oscuridad. Pero debido a que fue negado, maltratado, incomprendido; fue arrastrado al juicio, y condenado. “¿Lemeh, Aba…? Eyeh ben shelekh”. (¿Por qué, Padre…? Yo soy tu hijo).

YO: Dudó. O sea… ¿Por qué sufriría si había venido a salvarlos a todos?

SOY: Hasta que lo comprendió. “Sacrificio”.

YO: ¿Por qué sacrificarse?

SOY: Por empatía.

YO: ¿Cómo se entiende?

SOY: La Empatía es la clave de la era de Piscis. Pero sólo hemos visto su oscuridad, por ello es una era de tanto dolor, pues debíamos aprender a ser empáticos mediante el sacrificio. Presta mucha atención. Empatía proviene del griego “Em-” (dentro), una deformación lingüística de “In”, y “Pathós” (dolor). La empatía es estar en el dolor del otro, sentir lo que siente el otro. En el momento de mayor sufrimiento (sub-ferrum, del latín “bajo el hierro”, sentir el peso del mundo), puedo comprender los dolores de los demás en todos los niveles. Convertirme en empático implica vivir lo que los otros han vivido, conocer las penurias, conocer los dolores, las angustias, entender el mundo en que se mueven, en los sufrimientos físicos, emocionales y mentales. La empatía es la capacidad de relacionarse íntegramente con los demás, sintiendo todo lo que los otros sienten. “Ponerse en el lugar del otro”. Es difícil tal vez cuando se hace desde lo conceptual. Tú, por ejemplo, nunca entenderías el dolor de la guerra porque nunca la viviste en esta vida, no comprenderías los dolores de parto pues no has parido en esta vida. Muchos dolores y sufrimientos del mundo, son incomprensibles por los demás, y se requiere de un enorme grado de sensibilidad para comprender, ser, el otro. Entonces, descubres una manera de hacerlo: ofreciéndote.

YO: Ofreciéndome a sentir el dolor… ¿Eso?

SOY: Sí, entregando tu cuerpo, alma y espíritu al sufrimiento, conteniendo el dolor de los demás, recibiéndolo para saber por qué el mundo sufre, para ponerse en el lugar de cada ser humano, en el rol de la víctima, del que se siente abandonado, traicionado, mutilado, juzgado, rechazado, golpeado, mofado, minimizado… Y cuando lo haces, estás poniendo todo tu ser al servicio de la expansión. El servicio divino no radica en salvar al otro, sino en ponerse en su lugar y acompañarle en el proceso de su dolor como un igual. En la antigüedad, este concepto se decía “Sak”, que hacía referencia a un sacerdote que tomaba el rol de Divino para que los dioses pudieran comunicarse con los humanos.

YO: Algo que hoy le diríamos “canalizar”.

SOY: Sí. En aquel momento se decía “saktum”, que dio origen a la palabra “sanctus”, y de allí “santo” o “sacro”. Realizar la acción de canalizar la divinidad, se traducía como Hacer cosas Sagradas: “Sacri Facere”, que dio origen a la palabra “Sacrificio”.

YO: “El Oficio de lo Sagrado”. ¿Por qué es de tanta connotación negativa esta palabra? Sacrificarse en la vida, es como dejarse morir por los demás.

SOY: Por que conocemos el sacrificio desde los conceptos judeocristianos, basados en el sacrificio de Yeshua. Normalmente, en las culturas antiguas, el sacrificio no era humano, sino animal. En las ceremonias se sacrificaba un animal para hacer las ofrendas y rituales sagrados, y sacrificar no era sinónimo de matar, sino de hacer cosas sagradas, para los dioses. Cuando los judíos vieron que, aún habiendo podido negar las acusaciones, Jesús decidió recibir el enjuiciamiento y ser castigado por sus supuestas blasfemias, se comprendió que él se convirtió en el primer Humano Sacrificado, por la verdad de los demás. Por los errores de los otros… Por el pecado.

YO: Por eso dicen “Jesús se sacrificó por nosotros en la Cruz”.

SOY: Es el mayor acto histórico registrado de poner su cuerpo, alma y espíritu en empatía al sufrimiento de los sometidos del mundo. Este acto empático, hizo que todos le reconocieran como el Salvador, quien inició la era de Piscis cuya principal característica es poner su vida al servicio de los demás.

YO: Pero… ¿Es así?

SOY: Nada es un deber. Todo es un servicio. Es muy diferente. La empatía es la capacidad histórica de sufrir lo que el otro sufre para compartir la carga. Por ello, los cristianos dicen que ayudan al Cristo a llevar la Cruz, para liberarlo del peso que eligió. Fue su elección. Su hito marcó el inicio de las historias que hoy el mundo conoce, y que dieron inicio a este tiempo de sufrimiento, de práctica empática. Pero la empatía no tiene por qué cargar con el dolor. Hoy podemos comprender la empatía como el acompañamiento amoroso de todos los procesos, como el comprender lo que los demás viven y ayudarles a sobrellevar sus propias cruces. Piscis es el último de los 12 signos, lo cual lo convierte en aquel que vivió todos los anteriores, que recorrió el camino de sus hermanos, y que puede sentir lo que todos sienten, ponerse en el lugar de los demás, ser un alma arco iris. Piscis integra los 12 Rayos de la Séptima Dimensión, la Iluminación, trascendencia de todas las presiones y formas de la Sexta Dimensión, para ser libre en la creación de nuevas realidades en la Octava Dimensión. La empatía, pues, es la clave para que el ser irradie en todas direcciones, sin referencia en un ego, sino en la integración total de un ser y todos sus rostros.

YO: La presencia se Jesús el Cristo como portero de Piscis, como aquel que se sacrifica empáticamente por los errores de la humanidad, entonces, nos recuerda que es momento de retomar la empatía, pero en otro nivel de consciencia, en que el sufrimiento no sea necesario para cometer el sacrificio…

SOY: El nuevo sacrificio, el nuevo evangelio, el nuevo amor y servicio, es reconocer esa luz que nos hace ser parte de todo, que la experiencia de cada ser humano es nuestra propia experiencia, que nada está separado, y que no hay iluminados que se iluminen solos, sino que la iluminación se alcanza al reconocer que eres uno con el todo… Que eres un fractal del universo… Un hijo de Dios…

YO: “Eyeh Ben Shelekh”… Yo soy Tu Hijo…

SOY: Eyeh Atteh… (Yo soy Tú).

YO: Atteh Eyeh… (Tú eres Yo).