YO: Hoy, tras la explicación de ayer, decidí pulsar de manera diferente. En lugar de proyectar dudas sobre lo que debo ser, acepté en lo que me estoy transformando desde mi interior. Y hoy la respuesta fue inmediata. Sentí cómo mi cuerpo está estresado por todo lo que estoy trabajando a nivel mental, y noté cómo le cuesta asimilar la transformación a la que me estoy sometiendo. Caminé casi sin ganas a la pirámide, arrastrado por mi alma y mi espíritu. Mi cuerpo sentía que ir a la pirámide era casi aceptar su muerte, pero aún así seguí. Al entrar, encontré 3 mujeres estadounidenses realizando una ceremonia. Una de ellas me reconoció. Ellas siguieron haciendo su tarea, y yo me coloqué en la pared para sostener sin intervenir. Entonces llegaron a través de los muros más seres que rodearon la cámara. Y uno de ellos me dijo que la muerte de mi cuerpo significaba el renacer de la unión trina de mis partes: espíritu, alma y cuerpo, como un solo ser. Esto me impulsó a cantar. Una de las mujeres, la mayor, se encontraba dentro del sarcófago, y me di cuenta que era casi una constelación de mi ser desde mi punto de vista. Mi cuerpo recostado en un ataúd, mientras el alma y el espíritu, las otras dos mujeres, a los lados, cantaban y resonaban armonizándola. Entonces empecé a cantar con todo mi ser, sabiendo que le cantaba a mi cuerpo. La mujer en el sarcófago comenzó a llorar fuertemente, y pude sentir exteriorizado el dolor de mi cuerpo, el llanto de mis células gritando que no querían morir. Que tenían miedo. Mi canto buscó calmarle, hasta que al encontrar el silencio tras el llanto, las otros dos le ayudaron a ponerse de pie y salir del sarcófago, resurgiendo. Se colocaron contra los muros, y pude notar en ellas el eco de lo que yo estaba pulsando, las tres partes de mi ser, visibles delante de mí. Fui al sarcófago del lado norte, en la cabeza, y cantando tomé la energía como un baño para mi cuerpo. Aquella que representó mi cuerpo, se posicionó frente a mí, a los pies del sarcófago, opuesto a mí, expandiendo sus brazos como en una liberación. Pude sentir en ese instante, que la presión de mi cuerpo se liberaba. Al terminar, me senté, y esta misma mujer se acercó y me entregó un Ankh, la llave de la vida, como un colgante con una cuerda de color azul. La llave de la Vida era aquella que abría la puerta al alma y al espíritu para renacer. Entonces entendí cómo el Universo me había hecho un regalo en forma de eco a mi pulso, a mi intención. Mi cuerpo, sigue algo cansado, pero estoy sintiendo cómo me salgo de la presión que sentía.

SOY: Ex presión. La palabra latina “Expresión”, viene de los vocablos “ex” (salir) y “premere” (presionar). Todo aquello que estaba presionado dentro de ti, la energía que temías liberar; todas las cosas que yacen en tu interior, tu potencial del ser, las fuerzas que reprimes, todo ello busca salir de alguna forma de ti. La energía no es más que acumulación de vibración, y la herramienta que posees para vibrar, son tus cuerdas vocales, tu sonido, palabra, verbo, canto. Lo que dices, lo pronuncias gracias a las fuerzas que provienen de dentro de ti, y lo que callas acumula esa tensión de energía. Esto puede dañar tu ser, pues puede generar un cortocircuito en tu interior por el exceso de vibración o energía sin ser canalizada. Esto es lo que agota al cuerpo, lo debilita. Por ello debes permitirle salir, a veces como un suspiro, a veces como palabras, a veces como canto, y a veces como gritos.

YO: Expresar, pues, no es sólo una cuestión de decir lo que está dentro de mí, sino de liberar lo que ha estado presionado en mí. Por eso es tan importante comunicar, decir, hablar con las personas que tenemos cosas que callamos. Porque esa energía tiene un objetivo, una intención que no nos pertenece, y cuanto más la contenemos bajo presión en nuestro cuerpo, el mismo comienza a pesar y funcionar mal. Se termina enfermando.

SOY: Todo el poder que tienes en tu interior es vibración en distintos niveles de frecuencia. Los pulsos que te construyen, y los que emites al mundo, muestran que eres un púlsar, que emite radiación, ondas, impulsos. Y por ello, tu garganta es tu instrumento más importante para dirigir la intención de toda esa vibración, que de otra manera se dispersa. La palabra es creadora por la capacidad de vibración que existe en su canalización, pues libera la tensión interna manifestando realidades en lo externo. La palabra es creadora. Y el impulso por el cual esta energía se canaliza es la emoción. La mayoría de las informaciones que están en el cuerpo se interpretan desde la emoción y el sentimiento, pues son los filtros que ayudan a entender la vibración. En una situación donde te sientes dolido por un conflicto con otra persona, lo que sueles hacer es, o bien gritar descargando el enfado, o callar prolongándolo en tu interior. El silencio, pues, es más destructor del mundo interior, cuando el grito es más destructor del mundo exterior. En el primer caso, la energía es reprimida, lo que significa en latín “re-: volver a” presionar (premere). Así se contiene bajo llave y presión para que no salga, lo cual ahoga al ser, y genera una reacción dolorosa que detiene el movimiento emocional, y por lo tanto se vuelve una enfermedad emocional. Ésta, por ser la que movía las hormonas, detiene al cuerpo también generando una enfermedad física.

YO: Por esto es importante hablar, justamente, para poder expresar.

SOY: Los humanos han relacionado el término expresar con el generar algo o vocalizar algo que estaba en el interior. Pero, para ser más concretos, se trata justamente de sacar presión a lo que estábamos sosteniendo dentro. Las cosas que callamos, o la manera en que las expresamos… Silencio, hablando o a los gritos.

YO: Entonces una de las tareas que tenemos para saber cómo manifestar fuera, es justamente reconocer la manera en que expresamos. Si somos de los que callamos, o de los que hablamos y comunicamos todo, o de los que gritamos sin medir las consecuencias.

SOY: Piensa, ¿de qué manera expresas la energía que tienes dentro? ¿De qué manera liberas la presión de tu ser? ¿De qué manera pulsas al expresar? Anota en tu lista del Chakra Laríngeo, de qué manera expresas lo que está en ti.

YO: Hoy me di cuenta que cada día expreso mucho más lo que siento y me pasa. Antes callaba mucho más, y me doy cuenta del daño que me hacía a mí mismo y el daño que hacía en los otros en mi silencio. Siempre fui más de esos que guardan silencio, reprimiendo todo lo que pasaba en mi interior. Desde hace 6 meses, es al revés. Estoy pudiendo decir lo que siento y me pasa, aunque con las pocas personas más cercanas me cuesta más pues aún guardo la sensación de creer que si digo lo que pienso, esto pueda alejarlas de mí, o temo que se enfaden. Pero sé que no es un problema de ellas, sino mi miedo a no ser aceptado o amado. Me callo por miedo a perder, y justamente por callar he perdido mucho más. Es difícil decir lo que sentimos. Viví en un entorno familiar y de amistades donde expresar lo que sentíamos era raro, porque a todos nos daba vergüenza decir lo que sentíamos, tanto bueno como malo. Decir “te quiero” o “te amo”, eran frases que costaban muchísimo, de igual manera que “no me gusta esto”, o “me ofende tal o cual cosa”…

SOY: No poder expresar es vivir en una cárcel de emociones. La palabra es la que mayor liberación da, pues es la herramienta primordial para la liberación de vibración, mediante la creación de sonido. Por esto, es importante decir, soltar. Y aunque la otra persona no esté allí delante, hablarlo en voz alta con uno mismo trae mayor claridad y manifiesta lo que se busca decir con mayor firmeza.

YO: Así que no sólo debo anotar, sino también decir…

SOY: La tarea de hoy es escribir desde dónde expresas o qué te impide expresar. Y la segunda parte de la tarea es decirlo, hablarlo, aunque sea al espejo, o a ti mismo, caminando, pero hablarlo en voz alta. Sentir esa vibración surgir por la garganta. Aquellos que calláis, gritad; aquellos que gritáis, susurrad. Conversad lo que hayáis escrito, sentidlo surgir por vuestras gargantas y cuerdas vocales, sentidlo “expresarse”.

YO: Pongo la intención de liberarme y expresar lo que siento en mí, sólo así podré generar una realidad coherente a mi alrededor y en mi interior.

SOY: Resuena, háblame, pues yo soy la pura expresión.