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Plenitud

Corazón

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Emocional

Yo Veo

BHi: Yo Soy el Legado del Corazón

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YO: Cuando en 2018 visité Israel para filmar una parte de “El Recordador”,  uno de los sitios que visité fue el monte Tabor, conocido como Monte de la Transfiguración, cerca de Nazaret. Allí, íbamos a filmar una explicación sobre lo que significa la Transfiguración como concepto filosófico, pero los equipos de audio comenzaron a fallar, y yo me desconcentré. Empecé a sentirme mal, me sentía perdido, como si estuviera haciendo algo mal o equivocado. De repente me invadió una sensación extraña, me sentí ridículo. Pensé: “¿qué estoy haciendo? ¿Estoy realmente haciendo de documentalista? ¿Estoy exponiendo mi cara para qué? ¿Estoy dispuesto a hacer esto?”… Muchos pensamientos que me aterraron y enfadaron a la vez. Me quité los micrófonos y sin decir nada me fui por la montaña, hasta perder de vista al equipo de filmación. Me senté entre los árboles y los helechos, cerca de una vaca que pastaba por allí.


SOY: Hubieses querido ser ella, ¿verdad?


YO: A veces parece que ser un animal es más fácil, porque uno sólo se concentra en la supervivencia y no en la trascendencia… Como humanos, y sobre todo aquellos que estamos en el camino de la Consciencia, la trascendencia parece algo fundamental. Y yo lo estaba haciendo, registrándome para la posteridad, contando mi vida, y mi forma de pensar. Pero por ese instante me invadió la idea de la supervivencia… No sé si estaba dispuesto a sostener el peso de las miradas del mundo, de sostener tantas proyecciones sobre mí, y sobre todo, no sé si estaba listo para generar dichas proyecciones. Pues lo que los demás ven en nosotros, en cierta forma es generado por nosotros. Me pregunté hasta qué punto la devolución de la gente hacia mí sería real o un eco de lo que yo generé. Hasta dónde mi compartir expandía a mi Yo, a mi Ego, y hasta dónde compartía mi Soy, mi Esencia. Desde dónde, el odio o el amor que me expresaría la gente sería original, y hasta dónde sería un espejo de lo que yo proyecté. Sentí demasiada responsabilidad, porque reconocí que sería imposible ser neutral. No importa lo que hiciera, mi ego y mi esencia fluctuarían como las olas del mar, como una corriente fría y cálida, y el torbellino que atraería a los demás hacia mí sería provocado por ambas fuerzas… Pero yo quería un mar en calma. En ese instante me planteé dejarlo todo, callarme… No seguir…


SOY: ¿Y qué pasó?


YO: …Apareció él… El Rey de la Justicia, o dicho en palabras neutrales: el Eje del Equilibrio.


SOY: Melki Tsedek. “¿Quién eres tú para juzgar lo que el Divino ha manifestado en ti?”.


YO: Me dijo que estaba poniendo sobre mí una culpa que aún no existía, y que sólo sería real si yo la convertía en mi verdad presente. Me guio por la montaña hasta una cueva. El director y el cámara me siguieron como un equipo de filmación de National Geographic, como quien sigue a un venado por el bosque para realizar un documental de la vida salvaje. En silencio y sigilosos. Ingresaron a la cueva conmigo, a la oscuridad. Allí me senté, y tomé un palo que encontré, como un bastón. Tiempo después supe que filmaron ese instante de conexión e incluso lo pusieron en el documental, al menos una fracción de todo lo sucedido, la cual probablemente sea de las más importantes de todo el documental.


SOY: La conversación de la misión…


YO: “Lo único que nos hace ser Larva o Mariposa, es un cambio de perspectiva, pero eres ambos… El Yo y el Soy, es sólo un Verbo. Es inevitable vivir la inconsciencia y nutrirse de las raíces del mundo, en la oscuridad, la perdición, el conflicto, la enfermedad. Detenerse, perderse, desconfiar, frustrarse, atiborrarse de emociones, es inevitable… De igual manera que las larvas y los gusanos deben llenarse de experiencias, incesantes, hasta el momento de explotar, y en ese momento, en que tocan el máximo de la inconsciencia, se produce la crisis, me vuelvo un idiota, un capullo, inútil, esperando. Pero sin embargo ahí es donde está pasando la magia. Donde todo lo que comí, tragué… Se transfigura”. Me dijo que no pertenecemos a nada ni nadie, que sólo somos nosotros con el mundo, y que el mundo hará de nosotros lo que deseamos de él. Sólo basta aceptarnos a nosotros mismos para que el mundo nos acepte, y mi conflicto no era lo que el mundo dijera de mí, sino lo que yo pensaba de mí mismo.


SOY: Temías ser lo que viniste a ser. Lo que eres…


YO: Me dijo que ahora mismo estaba en la etapa de idiota… De capullo, de pupa… Temiendo al mundo exterior. Y que sólo podría extender mis alas cuando estuviese listo a enfrentarme a mí mismo, a reconocerme, no como diferente, sino como realmente era. Y en ese entonces, no tendría miedo a lo que podrían ver en mí, pues yo no tendría miedo de mí mismo.


SOY: Este fue el momento de tu Expiación.


YO: ¿Qué es eso?


SOY: Viene del latín “ex” (ir hacia, salir hacia) y “pius” (honesto, virtuoso), más el sufijo “-tio” que significa acción. Es decir: tomar la acción de ir hacia la honestidad. En el Juicio Final, según la leyenda o mito, Melki Tsedek, que significa el Rey de la Justicia, juzgará a las personas a través de la confesión de sus errores para entrar honestamente al Reino de los Cielos. Lo que esto significa, es que sólo quienes se hayan transfigurado podrán ver la esencia real del cosmos, aquellos que hayan atravesado la ley del Eje, que hayan encontrado su propia coherencia. Aquellos que se sientan plenos de espíritu, alma y cuerpo.


YO: ¿Cuándo es ese Juicio Final?


SOY: Siempre… Pues el cosmos no posee fin. El fin hace referencia a un límite, al eco de una acción, al retorno de un movimiento, a la bajada o la subida de una curva de onda. Cada paso es la construcción de la coherencia. Y la honestidad no está proyectada hacia los demás, sino hacia uno mismo. La mayor honestidad que puedes conseguir es la que te entregas a ti, siendo honesto con lo que piensas, sientes y haces. Y si en ello encuentras honestidad, te encontrarás pleno.


YO: Eso es lo que sentí luego de su conversación, que afinó mis tres cuerpos… Sentí Plenitud.


SOY: Plenitud es la cualidad de estar lleno, pero con una visión un poco más profunda. Las personas suelen llenarse de cosas externas, como la larva, la oruga. Devorando todo a su paso, conocimientos, datos, emociones, relaciones, sensaciones, comida, objetos… Todo lo externo es un proceso kármico, de aprendizaje inevitable. Y al sobrecargarte de cosas, tienes la sensación de estar lleno; y aunque tu alma permanezca vacía, puedes sentirlo, por ello necesitas seguir llenándola. Cuando coméis mucho chocolate, estáis tratando de llenar un vacío de amor. Cuando coméis muchas grasas y harinas, estáis tratando de llenar un espacio económico por miedo a morir de escasez. Y algunos comen personas, emocionalmente, mediante relaciones, buscando en otros algo que no logran llenar dentro. Unos acumulan como Diógenes, rodeándose de basura, en tanto otros se empachan de estudios, datos, información por miedo a no saber creyendo que el vacío es casi un pecado. Así, se llenan de cosas externas que sólo generan peso. Una carga innecesaria que hunde a las personas. Allí es donde temías perderte, hundido por la carga de los otros, por la proyección de creer que no eres suficiente y necesitas más para complacer a los demás, cuando en realidad sólo buscabas complacerte a ti mismo haciéndote sentir bien a la hora de expresarte, como “qué bien lo he hecho”, dándote palmadas en tu propia espalda, tú mismo.


YO: Egocentrismo…


SOY: Y apego. Eso no es vivir Pleno, eso es vivir Lleno. Lleno de cosas que no son tuyas pero que haces tuyas por temor a ser simplemente lo que eres. Y eso es lo que te hace un capullo, la oruga que devora, en la inconsciencia creyendo que eso la hará plena… Ahora bien, este camino no es malo. Pues la oruga sólo será mariposa por haberse sumergido en dicha inconsciencia y dicho peso. Sin ello, nunca habría podido transfigurarse y volar con liviandad por los aires.


YO: Entonces, ¿por qué noto cierta connotación negativa en vivir desde ese punto de vista?


SOY: Porque hay orugas humanas que desconocen su propósito de ser mariposas, y jamás dejan de comer, y mueren en los suelos por no poder sostener su propio peso.


YO: Entiendo…


SOY: La transfiguración sólo puede darse cuando la oruga deja de buscar llenarse y reconoce que debe sentirse plena. La plenitud se vive desde el Corazón, desde el equilibrio. La Plenitud no busca ya saciarse de lo externo, sino enriquecerse con lo interno. Allí es donde surge la magia, el potencial, donde transformas al mundo…


YO: Cuando salí de la cueva, me perdí por el bosque a propósito, sintiendo dicha plenitud. Podía sentir a mis tres cuerpos unidos, felices… Y así me encontré a los cámaras tratando de filmar una puesta de sol imposible, pues estaba nublado con un tono tristemente invernal. Recuerdo que me sentía omnipotente, en mi plenitud podía sentirlo todo, como si el mundo fuese sólo una extensión de mi cuerpo así como yo lo era del mundo. “Mal día para filmar esto, pero bueno ya pusimos el timelapse”, me dijo el director. “¿Qué necesitan?” pregunté de una forma en la que no me reconocieron como Matías, pues se notaba que no era yo mismo… “Magia…” me dijo. Asentí y caminé unos pasos más adelante. Extendí las manos planas hacia el cielo, y las giré suavemente como su hubiese agarrado las nubes, empujando el cielo hacia arriba y la tierra hacia abajo. En ese instante, sin ver nunca el sol, sus aparentes rayos surgieron a lo lejos, comenzando a teñir el cielo de rosa desde lo más lejano hasta encima nuestro (la foto de este post). Me giré a ellos y les dije: “¿Así está bien?”. Ambos me miraron como si hubieran visto un fantasma, sin saber qué decir.


SOY: Jajajaja, es lo que tiene la plenitud. A diferencia de la incesante búsqueda, no espera, sino que hace, pues sabe que no hay nada afuera que necesite, pues todo lo de afuera es parte de sí.


YO: En ese momento sentía todo, como si yo mismo fuera las nubes, y el pulso del sol fuera el latido de mi corazón… La plenitud se siente cuando te sientes parte del todo y aún así no necesitas nada del mismo. Y en ese momento entendí lo que Melki Tsedek me dijo, la transfiguración es la magia de convertir la inconsciencia en consciencia, es reconocer que fuera verás sólo lo que eres, no lo que esperas ser. Por eso, debo ser lo que soy.


SOY: “Yo Soy el que Soy”.


YO: Ayer en la pirámide, pude sentirlo. Recostado en el sarcófago, me sentí esa oruga. La voz del Padre Celestial resonó diciendo “Muere”, y en ese instante sentí que me rompí. Lloré como no recuerdo haber llorado en muchos años, pues lloré por todo y a la vez por nada, no había un dolor específico, sólo pude encontrar estas palabras: “tengo miedo de ser quien soy”… Y allí enfrenté este miedo dentro de mi crisálida, en mi momento de ser un capullo, atravesando mi inutilidad. Dejé morir esa parte de Matías, dejé morir ese miedo. Vi a los ojos del niño que fui, ese niño que era feliz y alegre que a los 12 años recibió el peso de toda su memoria, la responsabilidad de 12000 años de historia, y dejó de ser feliz. Lo miré y le dije: mírame, lo hemos logrado, lo he atravesado, puedes volver a ser feliz. Y entonces mi futuro me miró, y en mi muerte me sonreí. “No temas a ser quien eres, no cometas el error de olvidarte de ti”, me dije. Y todo ese peso que sentía, todas esas cosas e historias de las que me había alimentado y llenado hasta ahora, embadurnadas de miedo y responsabilidad, se convirtieron en plenitud. Mi corazón se sintió liviano, como nunca… Sentí la libertad, sentí que no es necesario explicar lo que soy ni quién soy a nadie, que sólo basta que una persona lo sepa: yo mismo.


SOY: Bienvenido a la Vida.


YO: Yo Soy la Vida…


SOY: Yo Soy la Luz…


YO: Yo Soy el Camino…


SOY: Yo Soy la Verdad…


YO: Yo Soy Amor…


SOY: Yo Soy Plenitud…


YO: Yo Soy el que Soy…

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

ROJO= En la más profunda vibración se manifiestan vibraciones muy bajas, entre las cuales el infrarrojo, vibración que emana toda existencia, y que dará lugar a los visibles rojos cálidos, color del fuego y la chispa de creación energética. Así el rojo se relaciona al tetraedro, a la kundalini, a las bajas vibraciones de la luz, done se mueven las sombras, lo oculto, lo sexual y vivacidad enérgica.
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