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THa: Yo Soy el Espíritu Celestial

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SOY: Comienza nuestro viaje por el cuerpo…


YO: El cuerpo de la Tierra. Un día como hoy, en el año 2012, empecé mi nuevo tiempo contemplando el mar desde la costa de Antártida, rodeado de pingüinos y lobos marinos. Recuerdo lo difícil que fue gestionar este viaje. Aunque con la ayuda interdimensional, todo siempre se hace más ameno. Desde el 7 de Febrero de 2012, había comenzado un viaje por el mundo siguiendo los pasos de una misión ancestral llamada “Harwitum”, el Camino del Norte al Sur. Cuando la colonia atlante de Khem fracasó y sucumbió ante el dominio de los pueblos del sur del Nilo, los sacerdotes Arsayian tomaron un voto de palabra a todos los aprendices, quienes prometieron exiliarse y llevar el mensaje de la Consciencia Divina a cada rincón del mundo. A éstos se les llamó Bakyri, es decir “Caminantes”, y su camino (Tum) sería llevar la palabra al mundo desde el norte (Har) al sur (Wi). Entre Febrero y Septiembre recorrí 6 continentes y 2 océanos, pasando por 40 países. Entre Septiembre y Diciembre, junto a 3 personas más, recorrí en coche el cuerpo de La Gran Mujer, por Chile, Perú, Bolivia y Argentina, realizando encuentros públicos en las plazas de cada ciudad. Y entonces llegó el momento en que debía dar el salto al último continente, a la tierra blanca: Antártida. Y allí debía llegar sí o sí el día 21 de Diciembre de 2012. Esperábamos el nuevo ciclo, el fin de una Era y el comienzo de otra según la tradición Maya.


SOY: Lo que no sabías en aquel entonces es que lo que estabas viviendo era una práctica para lo que estás viviendo ahora.


YO: Sí… Ahora lo puedo ver. Por aquel entonces cada paso era improvisado, y por lo tanto había relegado en otros la responsabilidad de conseguir la manera en que yo podía llegar a la Antártida. Pero ya faltaban sólo dos semanas, y aún no teníamos señales de nada. Entonces tomé la iniciativa. Era  mi responsabilidad. Y así lo hice. Mientras conducíamos a la Patagonia, camino a Ushuaia, llamé a una empresa chilena que se dedica a hacer vuelos chárter a la Península Antártica. Les dije: tengo que ir allí sí o sí el 21 de Diciembre. Me dijeron que era imposible, pues había un vuelo el día 19 que regresaba el 20, y por ello no salían más hasta después de Navidad. Pero insistí preguntando si era posible que al llegar el 20 se prepararan para un vuelo rápido el día 21, ida y vuelta. Me dijeron que sí, pero que el clima es irregular. A lo que respondí: “tú encárgate del avión, yo me encargo del clima”. Claramente debe haber pensado que estaba loco. ¿Cuánto cuesta? pregunté. Y me dijo: 30.000 dólares. A lo que dije: “ok, resérvamelo, en dos días te hago el primer depósito”. Todos me miraron como si hubiera perdido el juicio. Y dije: ahora necesito conseguir 30 mil dólares.


SOY: Todo siempre está pagado en el universo, sólo hay que saber a quién preguntar, el dinero es energía, y si mueves la energía correctamente, los recursos estarán allí.


YO: Y así fue. En una tarde aparecieron todas las personas que pagarían el avión, en el cual 6 personas, 3 mujeres y 3 hombres, iríamos a la Isla Rey Jorge. Un amigo desde Chile hizo los primeros pagos, y ya estaba todo listo, pero muchas cosas pasaron en el medio. En todo el camino me dispuse a entregar unas llaves de cobre, las Towei Lumbar, como una ofrenda a la Tierra. Un artesano de Córdoba había tomado la misión de realizarlas, pero esta había sido escondida. El Cerrajero se había enamorado de la llave, pues fue la primera y más poderosa en forjarse. Entonces la ocultó para que yo nunca sepa sobre ella, pero lo hice. Podía sentirla escondida en las montañas. Así que tuve que convencerle de que esa llave no era mía ni suya, era de la Antártida, y que había que entregarla allí, y si no lo aceptaba, tal vez él mismo debía hacerlo. Así que lo traje conmigo al sur. Pero su avión se rompió en El Calafate, donde suelen hacer una parada técnica, y no llegaría a tiempo para nuestra salida hacia Chile. Mientras esto sucedía, el aeropuerto de Ushuaia había cerrado así como todos los navíos que conectaban Argentina con Chile por el estrecho de Beagle. Por lo tanto, tuvimos que contratar un helicóptero, que nos llevó hasta el otro lado. Además, debimos convencer al cerrajero de soltar la llave, para que un piloto nos la trajera hasta Ushuaia a pedido de uno de los dueños de Aeropuertos, a quien conseguimos convencer que nos ayude. Pero también tuve que convencer al Piloto chileno de que “nos pasara a buscar” por el aeropuerto de Puerto Williams ya que no había forma de llegar a Punta Arenas. Tras convencer a todos ellos, sólo nos quedó convencer a un demonio que me impedía cruzar el Paso de Drake, lo que nos llevó a vivir un exorcismo en pleno lobby del Hotel frente a los turistas, hasta que el espíritu de Merlín apareció, disipó todo, y dijo: “te espero del otro lado”. Y todo se solucionó en un instante. Todo a la vez.


SOY: Un enorme resumen de una aventura de 2 días…


YO: Sí, fueron demasiadas cosas que algún día escribiré con todos los detalles, porque son geniales. Pero el punto era que logramos volar el 21 de Diciembre a la Antártida. Atravesar el Paso de Drake es como atravesar una barrera de magia, hacia territorios inhóspitos donde los humanos no suelen ir, a los confines de la Tierra. Y cuando nos acercábamos para aterrizar, el paisaje me recordaba a un mundo alienígena, de rocas negras gigantes, hielo y nieve. Las islas Shetland del Sur son un conjunto de islas entre la Placa Scotia y la placa Antártica Occidental frente a la Península. Muchos pingüinos las habitan, igual que lobos marinos. Y algunas pocas bases de distintos países conviven en ellas. Al aterrizar, sentí una de las emociones más grandes de mi vida, pues pisé uno de los sitios que pocos pueden pisar en el mundo. El aire fresco es como en ningún otro sitio, pues no sólo está libre de contaminación, sino que también de humanos y pensamientos. Podía sentir al caminar por allí cómo la mente era libre. El exceso de oxígeno, que genera ozono, allí es mucho más notorio y activo, e hizo que nos sobreoxigenáramos, lo que nos hacía reír con mayor intensidad. Aquel día decidimos ir a la Isla de los Pingüinos, y junto a estas aves, en un altar de hielo, hicimos nuestra ceremonia, donde colocaríamos la última Llave.


SOY: Pero la hora se había terminado…


YO: Debimos correr con prisa pues teníamos poco tiempo para estar en la Antártida, sólo 2 horas. Arminda, quien iba en el grupo, dijo: “2 horas en la Antártida y estuve sólo 30 minutos con los ojos abiertos”. Nos reímos, pues habíamos meditado todo el tiempo sin ver el paisaje… Subimos corriendo al avión, y el piloto preguntó: “¿Quieren quedarse?”. A lo que dije que Sí, por favor. Pero era un chiste, y dijo: “Yo no, que es Navidad pronto”. Entonces, miré por la ventanilla con melancolía y a la vez alegría, en tanto el avión correteaba en la pista para volver a Sudamérica. Y entonces sucedió el milagro: el avión se rompió. El tren de aterrizaje tenía un problema, y el avión tuvo que frenar a gran velocidad haciendo zigzag antes de llegar al final de la pista, que era un precipicio hacia el mar congelado. Como un coche que derrapa quedando de costado al frenar con intensidad, el avión quedó cruzado en la pista, pero esto no nos asustó tanto como la respuesta del piloto: “Voy a volver a intentarlo”. Pero no lo logró. “Tendremos que quedarnos, no me quiero arriesgar”, dijo. Y nuestras caras no podían mostrar más felicidad. Fue así que volvimos, y ese día nos quedamos a compartir con los trabajadores y científicos de la Base Frey. Fuimos a un glaciar, cantamos y tocamos la guitarra a los pingüinos en la costa, y permanecimos todo el 21 y el 22 de Diciembre allí, hasta que por la tarde de un día como hoy, nos vino a buscar un nuevo avión.


SOY: Era necesario que permanecieran para realizar toda la tarea faltante en el continente blanco.


YO: Allí recibí el mensaje de la siguiente parte del camino: Girar la Llave del Vaticano, donde recibimos la profecía de que el siguiente Papa sería Argentino. Y sobre la energía Azul, de aquellos que esperan poder activar nuestros potenciales en la Antártida.


SOY: Este continente es el más extraño y desconocido de todos. Está cubierto por unos 2000 a 3000 metros de hielo, haciéndolo el continente más alto del mundo en promedio. Durante los últimos 100 millones de años se ha desplazado hacia el polo sur, cubriendo todo su territorio bajo el hielo, separándose de las latitudes más cálidas como de Australia y Sudáfrica, lo cual escondió toda su vida e historia bajo el frío y las gélidas capas de nieve eterna. El aire de la atmósfera, la ionósfera, la información de la red magnética, todo ello se descarga mediante lluvia, nieve, hielo en su superficie, atrapando el carbono e hidrógeno del aire. Es decir, que todo lo que ha pasado en la Tierra por millones de años, está registrado en la biblioteca más grande del mundo. La Antártida podría cubrir todo Europa en territorio, pero sólo la península antártica posee sitios donde poder asentarse sobre rocas. No crecen vegetales más que algunas algas o líquenes en alguna isla. No hay insectos, y todos los animales que la habitan son marinos. Lo que hay debajo es un misterio. La Antártida es el lugar más sagrado que pueda existir en la Tierra, es el Templo de la Historia, es el hogar del Espíritu en la materia.


YO: Es la Corona del Mundo.


SOY: El Continente Blanco representa al Chakra Corona de la Tierra, y su forma recuerda a un cerebro, siendo la península la médula que proviene del cerebelo, que es la Antártida Occidental. Cerebelo y Cerebro (Antártica Oriental), están divididos por la cordillera Transantártica, que desde la Tierra de Victoria hasta el Mar de Weddell activa las glándulas hipófisis y pineal (Islas Berkner). El círculo de la Corona está anunciado por picos de montañas que rodean al continente, en las tierras de Mary Byrd, Ellesworth, Coats, Dronning Maud, Enderby, Kemp, Princess Elizabeth, Wilhelm II, Queen Mary, Wilkes, Terre Adélie,  George V y Oates. La Tierra de Palmer, es decir las montañas y fiordos congelados de la Península, recuerdan a la joya que adorna la corona resaltando por encima de los demás picos. Y en su centro, la gran capa de Hielo eterno, la pureza máxima, donde la red de consciencia planetaria encuentra silencio, paz, armonía, donde no hay carga de creencias, patrones, emociones.


YO: Es como oír y sentir la Eternidad. No hay nada más, no se oyen pensamientos, no hay confusión, es todo claridad, como el mismo cielo. El frío invita a ir hacia dentro, encontrar el calor interior. La Antártida es donde me sentí en paz y felicidad eterna por primera vez en toda mi vida, pues sentí que estaba en el cosmos, en la gran biblioteca del akasha universal donde, de tanta información que había, no había nada que esperar… Sólo silencio y libertad.


SOY: Reconocerás, entonces, que la Antártida es la Corona del cuerpo físico del mundo, y para coronarte en este nuevo mundo, debes reconocerle como tu Rey y Reina.


YO: Cuando pisamos la isla Rey Jorge, sentí que era muy adecuado que justo este lugar me recordase la coronación. Pero luego vi que todas las regiones antárticas son nombradas por reyes nórdicos o sajones, al menos en su mayoría. Es decir, que las coronas del Ártico coronan al Antártico.


SOY: Antártico proviene del griego “anti” (opuesto) y “arktos” (oso), ya que para lo antiguos, el norte estaba bajo la constelación de la Osa Mayor, y por lo tanto, el sitio opuesto a ese norte y osa, sería el sur. Este continente especial es la puerta a todas las consciencias y la unión de todas sus historias, narrando también su futuro. Conectarse a la Antártida, es conectarse a la verdadera coronación del Mundo. La pregunta es si estamos dispuestos a ser el mundo y a ser reyes y reinas.


YO: Hoy en la pirámide apareció Melquisedek, el Rey de la Justicia. Me dijo: “La vara del Rey es su Eje de Coherencia. Un Rey no posee poder si no le ha encontrado dentro. Por ello ahora estás dejando de ser oruga, para volar como mariposa. Esta es la transformación del poder inconsciente al poder consciente.” Me hizo arrodillarme ante él, y me colocó una corona helada, con la forma de la Antártida, con su península en la frente, apuntando hacia arriba, como la cruz, el eje, la joya. Sentí cansancio, pero pureza, sentí que mi mente se refrescaba, se liberaba…


SOY: La Coronación del Rey del Nuevo Mundo, así comienza este nuevo ciclo.


YO: El Rey es el Ser, el Eje de la Esencia…


SOY: Pero sólo serán coronados por la Tierra aquellos que reconozcan la responsabilidad de ser Coronado. Tomaste tu responsabilidad, y ahora has recibido los atributos, Ungido por el Eje del Mundo.


YO: No reconozco ninguna otra corona en ningún reino de la Tierra, pues la mayor corona de todas es la de mi Madre Tierra y la de mi Padre Cielo, y ambos se unen en la Antártida. No reconozco ningún poder externo si el mismo no reconoce su propio poder interno.


SOY: El Reino de los Cielos es de aquellos que recuerdan que el Rey es el Eje, y el Eje del Mundo es el Ártico y el Antártico.


YO: Así pues comienza mi viaje de reconocimiento de mi Reino Terrenal, desde la consciencia plena de que el Mundo es la Divinidad manifestada, y que todos los tiempos y espacios viven en las memorias de mi Corona.


SOY: Esta es la corona de la Dama de Azul, la Perla Azul, la Tierra Azul. Desde el espacio, vosotros sois los Celestiales, y encontrando vuestro eje, seréis los verdaderos Reyes y Reinas del Mundo.


YO: Yo Soy el Rey del Mundo, y mi Corona es la Pureza de la Antártida. Y como me dijeron los maestros: “Todo inicia y termina en la Antártida”.


SOY: Ya estás listo para volver a casa… Ya puedes volar…

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

VIOLETA= De las más altas gamas de la onda de luz que podemos percibir, la percepción del color violáceo s relaciona al plano de los espiritual, de la conciencia, de la sabiduría más elevada de un ser vivo. Es por ello que la luz o Llama Violeta es un referente de transmutación espiritual, de reconexión a lo divino, y por lo tanto, puente que activa el chakra corona.
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