YO: “¿Existe Dios? ¿Dios es el Creador de todas las cosas? ¿Si Dios creó el Universo… Dónde vive Dios? ¿Dios es algo separado del Universo, o es el Universo? ¿Existe un propósito en la creación? ¿Si Dios me creó a su imagen y semejanza, entonces yo puedo ser también un Dios? ¿Puedo crear o sólo Dios puede hacerlo?”.

SOY: ¿Qué sientes cuando vas a pintar?

YO: No sé cómo describirlo… Es como un impulso… De repente, un día, siento algo que recorre mi cuerpo, algo que no pasa por mi mente, de hecho la mente se pone en blanco. Lo primero que hago es poner todo lo que voy a usar aunque no sepa qué es lo que voy a pintar… Pero me gusta el orden al comienzo de las cosas, aunque luego se vuelva caótico y sucio. Pongo los pinceles a un lado, todo ordenados por tamaños, la paleta con el mezclador, una gubia por si acaso uso yeso, y todos los colores acrílicos, los cuales a veces ordeno por gamas de colores delante de mí así puedo encontrarlos más fácil. Normalmente sé que comenzaré por pintar un mapa, me fascina pintar la Tierra…

SOY: ¿Qué sientes mientras pintas?

YO: Extrañamente me surge un poco de responsabilidad, es decir, pienso cosas como: si no logras el color correcto a la primera estarás gastando material, si no trazas las medidas justas todo el mapa quedará desproporcionado y tendrás que empezar todo otra vez. Pues normalmente empiezo por Europa, siempre, pues su forma me ayuda a tener un punto de referencia del resto de los tamaños, pero si la hago mal, es increíble cómo afectará a Australia y su distancia con Antártida y Sudamérica… Cuando he logrado tener el croquis del mapa y las distancias son apropiadas, entonces comienzo a rellenar con colores base… Blanco, azul, amarillos, colores que ayudan a distinguir los contornos y contrastes y sirven de base para lo demás. Allí es cuando la mente comienza a ponerse en blanco, como en un proceso de meditación, en que observo fijamente el pincel pasar por las líneas establecidas, y llenar los espacios hace que mi mente sienta éxtasis, placer. Cuando voy descubriendo los colores, me asombro, y me fascina ver cómo se ven al mezclarse con las otras capas. Siento que cada pincelada me hace descubrir algo nuevo, y en cuanto los colores son más realistas, más siento que me viajo por la superficie del mundo. Como en una meditación en la que en lugar de cerrar los ojos para viajar por la Tierra, los tengo bien abiertos contemplando cómo creo cada uno de sus rincones…

SOY: ¿Para qué lo haces? ¿Cuál es el propósito?

YO: No lo sé… No tiene un propósito… Simplemente, cuando termino un continente, sonrío, y camino en círculos mirándolo fijo, sintiéndome parte de él. Y cuando termino con toda la Tierra, la observo maravillado… Como enamorado, contemplando cada rincón. Siento que, cada vez que la pinto, descubro algo nuevo en mí, me ayuda a saber cuánto he aprendido a contemplar… No encuentro un propósito más que la contemplación…

SOY: ¿Cuántas has pintado?

YO: Muchas… Demasiadas, la primera fue cuando tenía 15 años, la semana antes de mudarme a España. Tomé un trozo de madera y pinté un mapamundi. Se lo dejé a mi abuela de regalo, antes de irme sin saber cuándo la volvería a ver… Fue la primera vez que la pinté, sentí que era la primera vez que me iría tan lejos, y necesitaba plasmar que el mundo era mi casa, que nunca estaría realmente lejos si la Tierra estaba en la misma casa donde me vio nacer… Ahora que lo pienso con perspectiva, estaba tratando de diseñar algo que me hiciera sentir en casa…

SOY: ¿Qué sientes ahora que le miras?

YO: Mi casa… Wow… Acabas de sacarme lágrimas de los ojos otra vez… Veo mi casa, veo los limones del jardín, a mi tía abuela regando sus plantas, a mi bisabuela cosechando en la huerta, a los animales en el jardín del galpón, a mi madre pintando conmigo, a mi abuela limpiando, a mi abuelo escuchando música clásica mientras pule las monedas, a mi tía cosiendo en la escalera. Cada vez que pinto la Tierra, estoy diciendo: “esta es mi casa”, aunque me vaya lejos… Sigo aquí, es pequeña, es un mundo pequeño… Y yo lo he creado, es mi hogar… Me siento en casa cuando veo la Tierra… Me siento un niño, siento la inocencia, siento las miles de oportunidades que hay… Me hiciste llorar…

SOY: Yo sólo hago las preguntas… Tú haces el proceso de reconocimiento. ¿Quién es Dios?

YO: “Había una vez un ángel, solo, en un rincón oscuro del universo, sin nadie que le amase, ni nadie a quien amar… Entonces un día decidió crear vida que pudiera amar, y así poder sentirse amado… Y los vivos de su creación le llamaron “Dios”.

SOY: “Dios es un niño jugando sólo en una habitación del cosmos, esperanzado a reencontrarse con su familia, y sentir el amor”…

YO: Esa historia me la contó un ángel cuando yo era niño. Me explicaba que Dios no es un Todopoderoso Omnipresente, sino un Niño que Ama lo que surge de él…

SOY: Y lo Ama porque lo ha creado, pero más importante aún, la razón por la cual ama a su creación, es porque le recuerda a ese niño, le recuerda todo lo que puede hacer, le recuerda su hogar, su imaginación, su infinita capacidad de creatividad.

YO: O sea que Dios no creó la vida para que le ame, sino para recordarse el amor propio…

SOY: “A imagen y semejanza”. Dios es la Luz (del indoeuropeo dyew = día), y esta luz decidió jugar creando miles de colores que se ramificaron por el universo. Dios no creó las cosas fuera de sí, todas las cosas surgen de Dios, de la Luz, de la Consciencia. Todas las cosas son producto de Dios como los frutos en un árbol. Los frutos son productos de este gran árbol de la vida, que caerán, separándose del Gran Árbol, sufriendo la caída, pudriéndose, muriendo. Pero es en esa muerte que dan poder a la metamorfosis de la semilla, quien encuentra estabilidad y nutrientes para crecer formando un nuevo árbol. Cuando la manzana cae del árbol, ve al Árbol en los cielos, contemplándole desde sus ramas y hojas, y se siente “ángel caído”, viviendo en un mundo de insectos, alimañas rastreras que dañan la piel, la integridad, que devoran, y descomponen los cuerpos mientras Dios contempla. Lo que no sabe la manzana, es que por debajo las raíces del árbol le sostienen, acompañándole en el proceso de resurgir de las sombras, extendiendo raíces y buscando la luz en sus brotes.

YO: O sea que Dios no es un Árbol, sino un Bosque…

SOY: Una Selva… La más grande que puedas imaginar… Una vez, fue un sólo árbol, pero encontró la forma de trascender replicándose a sí mismo, diseñando nuevas opciones de su ser. Cada brote nuevo, cada flor, cada fruto, generaba una nueva semilla con una nueva información, mejorando, pero a su vez sintiéndose parte de lo anterior y lo nuevo. Dios se crea a sí mismo trascendiendo en las miles de formas que se replica…

YO: Como yo pintando la Tierra una y otra vez, y cuando mejor me sale, más cerca de casa me encuentro…

SOY: La Luz que se da a Luz a sí misma, buscando el Origen. ¿Sabes cómo se llama eso?

YO: No…

SOY: En griego, origen o nacimiento se dice “gen”, del indoeuropeo “ghen”, que significa “dar a luz, parir”.

YO: Dios no nos creó a nosotros, pues, sino a sí mismo… Nosotros somos simples espejos de Dios, somos aspectos de la Divinidad, y como tal, somos Creadores… Y en cada creación, nos damos a luz a nosotros mismos, llevándonos a la consciencia lumínica…

SOY: Este es el principio o ley de Generación.

YO: La Generación de las cosas es la acción de dar a luz, parir algo nuevo con el único propósito de replicarse y volver al Origen, a casa…

SOY: Pero como te ha pasado a ti, ya vives en esa casa, sólo debes recordarlo. La Tierra está en tus manos, y donde la veas, sabrás que allí está el hogar, en la memoria, pues nada más existe, sólo en tu mente.

YO: Cada vez que pinto vuelvo a la sensación del origen en mi mente, de mi niño creador, de mi hogar… Cada vez que hago algo, que genero un proyecto, un viaje, una relación, un cuadro, una canción, un hijo, un libro, sin importar qué es lo que esté generando, todo es inevitablemente la ley de generación, el impulso natural de buscar el origen…

SOY: Y eso no es ningún propósito, pues propósito es buscar algo delante, cuando el hogar y origen a todas las cosas siempre estuvo dentro de ti.

YO: …”Yo Soy”…

SOY: La generación nos recuerda que mediante la Polaridad, mediante el Eje, las fuerzas magnéticas del positivo y negativo, impulsan nuestra vibración a transformar sus ritmos, siendo la búsqueda en sí la causa del efecto que será generado, proyectando una respuesta correspondida a una idea que sólo habita en tu infinita imaginación.

YO: Lo que genero es producto de mi mente…

SOY: Allí radica la intención de todas las cosas. Por ello, tú creas tu propósito, tú diseñas la estrategia, tú eres la causa de tu vida, tú atraes lo que resuenas, tú vives al ritmo que late tu corazón, tú eres Dios siendo manifestado, y por lo tanto eres generado y generador.

YO: Yo Soy Creador en cada paso, cada actitud…

SOY: A mayores creadores, mayor potencial divino. Por esto una de las claves de encontrar a Dios es despertar la capacidad generadora de todo humano.

YO: ¿Cómo se hace?

SOY: Volviendo a despertar a ese niño que aguarda el reencuentro con su familia, que eres tú mismo. Regresa a aquel niño y abrázale, dile que su imaginación es la única que te hará libre. Devuélvele la fe de crear desde el juego, desde la diversión. Vuelve al niño dañado, abusado psicológicamente por el sistema, abusado emocionalmente por la cultura, y en algunos casos, abusado físicamente por el entorno. Abrázale y dile que su sonrisa eleva mundos, genera bosques. Dile que puede renacer, volver a casa, y crear mundos nuevos. Dile al Adolescente que hay en ti que la sexualidad no es tabú, que está bien sentir deseo sexual, que está bien experimentar, dile que no tiene por qué reprimirse, que la fuerza de su creación está en sus genitales, que no tiene por qué tener miedo ni vergüenza de su propio poder creador. Dile que es un superhéroe, que es una superheroína, dile que es Dios y la Diosa. Que es el Universo Creador manifestado en un humano, capaz de crear su propio universo.

YO: Yo Soy Generador de mi propia realidad, yo diseño mi propósito, Yo Soy Creador de mi propio Universo.

SOY: Atrévete a crear sin miedo. No hay límites más que los que crees. Crea, y al volver a casa serás millones. Serás un Bosque en constante generación, dando a luz a la Existencia.