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DHo: Yo Soy Esencia del Padre Patrón

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YO: “Sembrando una Nueva Humanidad”. Cuando en 2012 nombramos a la Fundación, enseguida decidí llamarla Arsayian, en honor a aquellos que hablaban al mundo, y cuando debí mencionar nuestra intención, surgió esa frase: sembrando una nueva humanidad. Los Arsayian eran uno de los 3 grupos sacerdotales atlantes del actual norte egipcio. Los Emenien eran los que enseñaban sobre el Árbol de la Vida y sus códigos. Los Arsayien eran los que enseñaban sobre la Flor de la Vida y sus leyes. Y los Idilien enseñaban sobre la Semilla de la Vida y sus potenciales. En la educación Iniciática, todos los aprendices debían primero estudiar con los Emenien. Éstos educaban sobre los códigos de la creación, de todas las dimensiones, letras, estructuras de la vida, enseñaban cómo funcionaban los reinos naturales y humanos. Y sus enseñanzas eran la base de los Arsayien. Los mismos enseñaban el poder de la palabra, y cómo era capaz no sólo de comunicar informaciones entre personas, sino que también podía modificar realidades, manifestar sueños, conectarse con otros reinos y seres. Para lograr decir las palabras claves, realizar la magia, era necesaria la coherencia, y por ello educaban sobre las leyes del Universo y cómo gestionarlas como un ser consciente. Así, los Idilien podían convertirse en su propia voz, en su propia creación, enseñando sobre los cimientos y patrones fundamentales de la existencia, los elementos, las geometrías, y desde allí, cómo hacer alquimia, transformándose en aquello con lo que antes se comunicaba. Activar el potencial divino de la semilla del gran árbol.


SOY: Los tres eran una sagrada trinidad de sabiduría.


YO: Sí. Pero fueron los Arsayian quienes organizaron la expansión del mensaje de la Red. Cuando en la Era de Leo todo estaba fracasando, y la civilización parecía colapsar inminentemente, los pueblos nómades del sur empezaron a amenazar la estabilidad de las colonias atlantes, y los Idilien representaban dicho eje por quebrarse. Los Arsayien, leyendo esto en los cielos y la tierra, hablando con otras dimensiones, vieron claro el colapso de Leo y la esperanza de retornar en Acuario, y por lo tanto iniciaron una retirada donde los Idilien fueron escondidos en diversas partes del mundo. Algunos Arsayien fueron enviados a realizar caminos hacia los nodos de la Tierra, para comunicar al mundo que tarde o temprano retornaríamos a activar la consciencia, la Red planetaria.


SOY: El Camino del Norte al Sur…


YO: Harwitum (Hare = norte, Wifu = sur, Tume = camino). Los Arsayian llamaron a una reunión de las 12 Familias, la cual tenía por nombre Harinfolink, es decir: Sol, Estrellas y Luna. Esta reunión hablaba de una alineación estelar en que todas las cosas cambiarían, y las 12 Familias, cada una representante de una Casa Celestial, debían ponerse de acuerdo  para saber cómo retomar las riendas de este cambio sin perder el control. Pero los Arsayian tenían otro plan, un plan B. Reunieron a un grupo de jóvenes sacerdotes frente a la Gran Esfinge (Tul-Bassik), a hacer un voto por Emmesdah: la Memoria. El voto era defender la memoria mediante el recuerdo, y para recordar debían llevar la información y distribuirla mediante la sangre, generación tras generación, desde los nodos o casas celestiales en la Tierra. A éstos se les llamó “Khem Bassikir” (Guardianes del Nilo Atlante), y fueron los que realizaron el camino Harwitum en tanto las 12 Familias debatían. Recuerdo que en aquella reunión, tres de nuestros ancestros celestiales se presentaron: los Inna, extraterrestres de Sirio, la estrella madre. Y uno de ellos dijo: “Estáis en entre espejos. La pregunta no es cómo, ni quién, ni qué, ni dónde, la pregunta es cuándo. En el espejo del tiempo y del espacio os volveréis a hallar, y vuestros espíritus descenderán del Árbol para convertirse en semillas de un nuevo yo. Es tiempo de soltar la humanidad que sois, ha llegado el otoño y pronto vivirán el invierno de vuestros espíritus. Cuando llegue el momento, sabrán que habéis vuelto para sembrar una nueva humanidad”. Eso fue parte del plan. El cuándo era 12000 años más tarde, en el inicio de Acuario. La vieja Humanidad era la Edad de Leo, y la Nueva es la Acuariana. Ese era el cuándo. Los Arsayian esparcieron su mensaje por la Red, y sería nuestra tarea volver a reconectarla, armar el puzzle. Por ello supe que la palabra creadora de consciencia y realidades tejió la Red, preparó el terreno, para las semillas en que nos hemos convertido al caer al suelo en el otoño, cubiertos de la presión de la tierra a lo largo del invierno. Es tiempo de germinar, y lo hemos comenzado a hacer lentamente en los últimos siglos. Ayer cuando hablábamos de Cultura, todo se parecía mucho a la Agricultura, siendo esas culturas producto de las expansiones vividas por cada grupo humano en el pasado, entrelazándose entre sí, creando nuevas, distorsionando la imagen original en miles de opciones. Entendí que para encontrar la coherencia de toda esa red debo abrirme a todas las partes en que mi pasado se fragmentó. El camino que cada uno realiza en su vida, yendo a sitios nuevos, viajando, conociendo, experimentando distintas culturas, es casi un viaje de recolección, como una abeja que recolecta polen de las flores esparcidas por el bosque para producir la miel. Y en tanto lo hace, expande el polen entre los árboles, fertilizando, polinizando, ayudando a que haya más flores, y mayor diversidad. Conocer cosas afuera, sólo me ayuda a conocerme a mí mismo, a realizar la tarea que los Arsayian habían encomendado: recordarse a uno mismo.


SOY: “Äyn-mem-py = Recuérdate a ti mismo”, era el mandato atlante, sabiendo que todo lo que existía era un sólo ser fragmentado en millones, y que al conocer a los millones, sólo estabas reconectando, uniendo en consciencia las partes de ti mismo con mayor experiencia y sabiduría, pues cada uno se habría convertido en especialista de ese fragmento. En la cosmovisión ancestral, cada fragmento era una semilla nacida del Gran Árbol, y por lo tanto, poseía el potencial total de sus raíces y ramas. Pero a su vez, es un nuevo árbol, con sus propias cualidades y particularidades, haciéndolo único. Reconocer las semillas como parte del mismo árbol te permite ver todas las capacidades que posees en ti a través de los demás.


YO: Es lo que hablamos ayer, la Cultura, el desarrollo del arte interior, de la Tecnología que nos permite cultivarnos, conocer opciones, la siembra del espíritu, el riego del alma y el sostén de los nutrientes del cuerpo, siendo la cultura el fruto a cosechar de la planta en que me convertí, el Ser.


SOY: El Camino Iniciático que los Inna describieron a los humanos, es el método por el cual logras que esta semilla germine y se convierta en su propio árbol. El tiempo y el espacio del que hablaban, los ciclos, los pasos, las escuelas, todos describen el método por el cual lograr tamaña tarea.


YO: ¿Y cuál es el método que hace despertar la tecnología de nuestra cultura?


SOY: Le llamas “Agricultura”.


YO: Podría llegar a pensar que me hablas de que para lograr ser un ser espiritual, debo convertirme en agricultor…


SOY: Así es. ¿No es acaso lo que tuviste que hacer? ¿Crees que fue al azar?


YO: Supongo que no. Cuando mi madre me dijo que iría a una escuela de campo no me gustó nada la idea. Pero luego aprendí a valorarla, y más aún cuando supe la lógica de por qué. Tenía unos 10 años cuando me lo dijo. Y iba a una escuela cerca de mi casa, que llamaban Escuela de los Padres, en calle Sarmiento, prócer de la Educación en Argentina. Me gustaba allí, era original. Pero mi madre, no sé por qué, dijo que quería apuntarme a otra escuela donde pasaría la mayor parte del día aprendiendo cosas que campo. Me negué muchísimo, detestaba la idea. Debíamos comenzar a las 7:30am cada día, y volver a las 17:30 a casa. Comíamos, merendábamos, convivíamos con los profesores. Y cuando éramos más grandes, debíamos realizar tareas de campo, y si hacíamos algo mal, el “castigo” era quedarse más horas o todo un fin de semana trabajando en el campo. Parecía muy militar, y medio que sí lo era, pero a la vez entendí algo con el tiempo: así era la vida real, la de siempre, así comenzó la humanidad. El colegio se llamaba “Centro Agrotécnico Regional” (CAR), sus aulas daban a jardines de flores y fuentes de agua, todos teníamos uniformes de campo, y además de las materias normales, teníamos las tareas agrestes: huerta, apicultura, ganadería, equitación, lombricultura, avicultura, compost, frutales, maquinarias, grandes animales… En el colegio aprendíamos de todo, desde la semilla hasta el producto final, desde el embrión hasta cocinar el animal. Aprendíamos a reciclar todo, a manejar tractores, a usar todas las herramientas del campo, a distinguir malezas de granos, a lavar los baños, a hacer cueros y artesanías a partir de los animales y plantas, aprendíamos a cocinar, a limpiar las aulas, jardinería, ciencia, química, filosofía, matemática, lengua, inglés, literatura… Era tanto que era imposible lograr comprenderlo todo, y por más genial que haya sido, era estresante, y se olvidaban muchas veces de que éramos niños, no peones de hacienda. Sin embargo, ahora que miro hacia atrás, me pongo a  pensar en mis propios ancestros, en los mismos padres de mi abuela, me doy cuenta que habían vivido su vida así, haciendo lo mismo que yo pero desde la falta de conocimiento general. Cuando iba al supermercado y veía una verdura, comprendía la labor que había detrás de su crecimiento, la paciencia, la dedicación.


SOY: Agricultura es la cultura de lo Agro. Agro viene del griego e indoeuropeo “ager” que significa terreno, tierra. En griego, la palabra “ager” generó el concepto de “ageia”, describiendo el conjunto de tierras, que hoy llamamos “Gaia” = Tierra.


YO: Así que de ahí viene el nombre tan espiritual de nuestro planeta, de la palabra “terreno cultivable”.


SOY: Como muchas veces hemos hablado, el humano debe su vida a la tierra, porque básicamente el humano es Tierra. Humano significa tierra húmeda (del latín “humus”), y la cualidad de ser humano se llama “humildad”.


YO: Algo muy poco común del humano.


SOY: La humildad es la cualidad de estar conectado a la Tierra, y por lo tanto, de valorar lo que vive en ella y crece en ella. Su atributo es ser Humilde, que describe la idea de que un humano debe valorar lo que está bajo sus pies pues es lo que le da vida. Alguien que mira todo el tiempo al Cielo y busca lo divino en lo estelar, manifestando la voluntad de abandonar el mundo, de liberarse de él y flotar en el cosmos, es un ser despojado de humildad, pues no mira a la Tierra, mira al cielo, no valora lo que está bajo sus pies, sino que prefiere no sentirle. La humildad se relaciona con llevar los pies descalzos, y no porque humildad se relacione con pobreza, sino que significa que no pone barreras entre su cuerpo y este mundo.


YO: Aún así se suele pensar que humildad es de pobres, porque se suele describir al pobre como humilde.


SOY: Es un error conceptual. Humilde no es quien tiene menos, sino quien valora y comparte lo que tiene. Un ser puede ser avaro y engreído, egoísta y ser pobre. El concepto humildad se relacionó a la pobreza por la misma razón que la pobreza se considera un regalo en lo celestial: una estrategia política-religiosa de hacer creer que el reino de los cielos es de los pobres sucios que trabajan la tierra y se ensucian día a día en el barro. Esta idea relacionó humildad con pobreza, aunque no tienen nada que ver. La humildad es la valoración del mundo, de la riqueza de la tierra, de gozar la existencia, de compartir lo que se consigue, de no poner barreras entre el suelo y el cuerpo, de atreverse a sentir el polvo y el lodo del cual provienes. Los primeros humanos se cubrían en lodo, usaban talcos y polvos para protegerse del sol y los insectos, y por ello se decía que los primeros humanos nacieron de la arcilla, porque se vestían con ella. Comían raíces, frutas y verduras, hasta que descubrieron cómo cultivar. Se maravillaron con el Cielo pero no para ir a él, sino porque el mismo les indicaba cómo sembrar y cosechar. Todo potencial humano, toda tecnología, surgió de su relación con la Tierra, toda cultura surgió de lo cultivado, toda civilización se basó en la comida. Toda estabilidad se sustentaba en la alimentación. Toda seguridad se atribuía al terreno. Toda divinidad se manifestaba en los elementos. Toda ceremonia y celebración surge de honrar a la agricultura y sus ciclos. Todas las fechas festivas son producto tradicional de un producto nacido en la tierra. Y de repente, el humano decidió mirar al cielo y olvidarse de la Tierra, y creyó que la misma era simplemente un recurso creado para los humanos, a nuestra merced. El humano se creyó divino, y su ser fue dominado por el ego, consumido por el fuego espiritual, se desapegó de la Tierra, le dio la espalda, y la utilizó a su merced. El humano se desconectó tanto del mundo, que se puso zapatos para no ensuciarse. Y cada vez eran más altos para acercarse al sol y alejarse del suelo. En lugar de mirar sus pasos, levantaron el mentón, parando la nariz, mirando al horizonte, y quisieron todo lo que había en él para ellos. El Ego, creyéndose divino por sí solo, empezó a dominar la tierra y sus recursos, y se alejó del campo para vivir en la ciudad. Y llegó el punto más inesperado…


YO: No saber ni de dónde vienen las cosas que comemos…


SOY: Exactamente.


YO: Es increíble cómo muchas veces la mayoría de los humanos no saben de dónde nace un u otro alimento, o que un pollo es una gallina, o de dónde sale un huevo, o una zanahoria, o una manzana, tomate, carne… Me asombra muchas veces que la mayoría no sepa de dónde vienen los alimentos y lo difícil que es producirlos, y lo mal que se les produce en muchos casos, siendo que todo lo que hacemos se basa en comer. Sin comida nos morimos, y sin embargo parece no importarnos de dónde vienen las cosas.


SOY: El humano se pierde a sí mismo no porque no sabe a dónde va, sino porque olvidó de dónde viene. Un árbol se cae por perder sus raíces, no sus ramas.


YO: Entiendo por qué pasé 5 años de mi vida en un colegio agrotécnico… Necesitaba vivir la tierra, trabajarla, entender cómo se la labra, cómo surgen las cosas de ellas, comprender al campesino, al agricultor, al ganadero… Son oficios que parecen alejados y precarios a los ojos del mundo actual. Y la industrialización ha considerado que esas tareas forzosas las pueden realizar máquinas, y han fomentado la superproducción, alegando que así generarían más recursos para la humanidad, y sin embargo, hay cada vez más hambre cuanto mayor producción hay. En muchos casos se culpa a los agricultores de “terratenientes”, pero es que para ser agricultor, hay que “tener tierras”. En Argentina, por ejemplo, el campo es la única economía viva y fija que sostiene la historia del país, y sin embargo siempre se trata a la gente del campo como Oligarquía. Una de las razones por las que esto ha sido así, es porque en los años 40 se atrajo tanta gente a vivir a las ciudades y fábricas, sobre todo a Buenos Aires, que se concentró la gente de campo en lo que hoy son barrios pobres y villas, favelas, dependientes hoy del Estado. Si el país hubiese centrado su capacidad en la tierra, posiblemente no habría un pequeño grupo con grandes extensiones heredadas desde las épocas feudales. Y esto ha sucedido en varios sitios de las Américas, no así en Europa, donde los huertos se han mantenido como forma primordial de alimentar a las familias de los pueblos, ya que debido a todas las guerras, han comprendido  muy bien la importancia de crear el propio alimento.


SOY: Un país es fuerte por dos cosas: su conexión a su tierra y su educación. La conexión a la tierra implica el reconocimiento de sus recursos naturales, de saber que son parte del cuerpo humano que le habita, que lo que le hagas a la tierra, te lo haces a ti mismo, que lo que produces y cómo lo produces, es lo que nutre tu cuerpo y tu alma. Conocer el potencial del suelo, es despertar la humildad, reconocer que las cosas no surgen por la magia de pensarlo, sino por la alquimia de manifestarlo. Puede parecer absurdo, pero saber cómo nace, crece y se reproduce un tomate, es la base de la verdadera humildad. Saber el ciclo del agua, la labor de una abeja, la paciencia de un árbol, la dedicación de una hormiga, saber de dónde surgen las frutas, lo que demoran en crecer, saber de dónde viene la carne, el tiempo y recursos que requieren generarla así como la emoción y desarrollo de los animales que consumes. Saber que lo que te nutre está vivo, te hace ser responsable de lo que vive y lo que te nutre.


YO: Entonces, una clave fundamental de la espiritualidad, de la toma de consciencia planetaria, radica en la humildad de volverse agricultor, de al menos honrar la labor de quien produce y la capacidad infinita de la tierra de generarle.


SOY: Es en el campo donde surgió la humanidad, y es por el campo que sigue viva. ¿Cuánto más vais a tardar en reconocer lo básico de vuestra existencia? El aire que respiras gratuitamente es producido por los árboles. Si quieres respirar más, planta más árboles. La comida que te nutre cada día, ha recorrido un trayecto enorme de tiempo, un proceso extenso en el espacio, desde ser semilla, a ser sembrada, nutrida, cosechada, transportada, cocinada, manifestada desde las manos de quien cosecha hasta la de quien cocina. Una ensalada es una historia, un plato de comida es el resumen de una cultura milenaria. Cuando comes, consumes historia, sabiduría, consumes la capacidad humana de haber aprendido a manejar el tiempo y el espacio.


YO: Es una bella manera de ver lo que consumimos…


SOY: Porque la verdad es hermosa.


YO: ¿Y qué pasa hoy con todo lo que sucede con los transgénicos, con las empresas que controlan las semillas?


SOY: ¿Hoy dices? Esto sólo se ha modernizado… La modificación de la genética es algo ancestral. El trigo sólo tenía dos semillas, o 4, igual que el maíz. Las manzanas, peras y otras frutas que hoy comes jugosas y enormes, en la antigüedad eran pequeñas y duras. Las malformaciones siempre fueron utilizadas por los humanos para transformar las especies, usándolas para modificar la genética desde los primeros tiempos del sedentarismo. Y a su vez, entendiendo las semillas como moneda de cambio, las mismas siempre han estado bajo el control de los gobiernos, que regulaban los alimentos, algo que hoy suelen hacer las empresas que financian los gobiernos. Sólo han cambiado las formas, pero no la idea.


YO: ¿Y cómo se cambia esto?


SOY: Como siempre. No luchando contra lo viejo, sino retomando el poder de lo humilde. Vuelve a ver a la tierra con el amor de la madre que es, que genera, que da vida, que nutre. Valora de nuevo cada alimento, descubre su origen, lo que cuesta que llegue a ti, maravíllate con el proceso de su ser e historia. Vuelve a la Tierra. En el camino de despertar soléis hablar de Gaia, el espíritu de Gea, el alma de la Tierra, pero olvidáis mirar y honrar a Ager, su cuerpo. Valora el cuerpo y sus minerales, echa raíces profundas, y conviértete en el agricultor de tu propia existencia.


YO: Eso es Sembrar una Nueva Humanidad, una humanidad que, aunque recuerde su interdimensionalidad, su origen estelar, y busque su iluminación, reconozca y respete a la Tierra, sabiendo sobre ella, siendo humilde en la riqueza de su potencial.


SOY: Labrar la Tierra cobrará otro sentido cuando en lugar de hacerlo para sobrevivir, lo hagas para descubrirte a ti mismo honrando tu origen. Recuerda, el origen está en el centro, y el centro más cercano a ti es tu corazón, y el mismo está alineado al corazón de hierro de la Tierra. Ese es tu centro, y las estrellas son el paisaje. Mira hacia la Tierra, y encontrarás la verdadera fuerza de tu ser. Sembrar es depositar un potencial, y para que sea Nuevo, es necesario reconocer la originalidad de esta semilla como siempre se ha hecho en la modificación genética. Y esa novedad es volver a la tierra, Humana. Sembrar una Nueva Humanidad, significa permitirnos volver a la Tierra para germinar un potencial oculto esperando a florecer. Y la única forma de ver la flor y su fruto, es si la semilla vuelve a la Tierra.


YO: Toda mi cultura surge de la tierra. Así, para crear una nueva cultura, debo volver a la tierra… Yo Soy Agricultura.


SOY: Tarde o temprano, todos los humanos vivirán en la mayor era tecnológica de su historia, pero será la tecnología correcta si mientras voláis por el universo, tenéis la humildad de caminar descalzos por el suelo de vuestros jardines a colectar los frutos de las plantas que habéis sembrado con vuestras propias manos. Cuanto más negras sus manos se vean por el humus del huerto, más alto volarán sus naves a las estrellas.


YO: Yo Soy Semilla de esta Nueva Humanidad.


SOY: Camina descalzo, y recuerda: Yo Soy la Tierra…


YO: Yo Soy Humano…

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

SODIO= el sexto elemento en mayor cantidad en la corteza terrestre es otro de los fundamentales para la vida. El mismo (Na) se encuentra sobre todo en los océanos, y todos aquellos que evolucionamos del mismo le utilizamos para nuestra vida. En nuestros cuerpos, el sodio es necesario para generar los impulsos nerviosos, equilibrio, metabilismo celular y absorsión de nutrientes. Siendo el mayor de los elementos alcalinos, es útil para mejorar el funcionamiento del cuerpo ya que diluye los ácidos en medios líquidos.
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