YO: Paseando hoy por el templo de Horus en Edfu, al detenerme un momento frente al código indescifrable de su parte posterior, recordé una palabra que aprendí a usar mucho en la escuela: Esquema. Cuando teníamos clase de dibujo, aprendí que para realizar ciertos diseños, es necesario primero trazar lo que se llama croquis. Aunque originariamente croquis es “un pequeño mordisco seco y rápido” derivado del francés “croc”, su actitud veloz e inmediata se trasladó al arte al referirse a hacer un diseño rápido y seco de lo que se espera realizar luego por encima. Al ver los jeroglíficos, se me venía a la mente que para lograr tamaña perfección en semejante estructura realizando tareas de tallado en altos y bajos relieves, los arquitectos y artistas tienen que haber realizado muchísimos croquis de los dibujos, y muchos esquemas de cómo distribuir el contenido para que quedase perfecto en el espacio deseado. Más allá del aspecto artístico, de los tamaños, dimensiones, espacios a ocupar por los diseños, gran parte de la tarea era de los escribas. Tenían que resumir, ser concretos o explayarse según el espacio disponible para desarrollar el contenido. Debían ser esquemáticos. Recuerdo que en clase, muchos profesores nos enseñaban a realizar esquemas, como cuadros comparativos, cuadros sinópticos, esquemas de pensamientos, ideas, líneas argumentativas, resumen de texto, cuadros conceptuales, todo para esquematizar el contenido. Eso es algo que siempre me fascinó, encontrar la manera de resumir un texto, una idea, de leer entre líneas, es decir “inteligir”, y poder aprender un todo a partir de sus pequeñas partes. Cuando iba a la Universidad vi que, a pesar de los esfuerzos de practicar la inteligencia, la esquematización de la información, muchos de mis compañeros seguían teniendo problemas para lograrlo, y cuando debían resumir, subrayaban todo dejando pocas palabras sin marcar, o les era imposible relacionar ideas haciendo cuadros sinópticos de fácil acceso a los conceptos.

SOY: El humano ha esquematizado su vida desde tiempos inmemoriales. Las primeras esquematizaciones de la existencia fueron las pinturas rupestres, de “rupes”, rocas o peñascos. Utilizando pigmentos de plantas, mezclas de minerales con sangre o agua, los primeros humanos narraron su vida mediante imágenes sencillas de animales y personas realizando actividades de una forma esquemática. Aunque para nosotros hoy es arte, en aquel momento era una forma de dejar enseñanza, libros de historia y de actividad. Los ancianos o adultos contaban historias alrededor del fuego, y a través de dibujos en las paredes, dejaban esa historia por sentada en los corazones y mentes de sus descendientes. Así, generación tras generación las historias se volvieron más y más extensas, y fueron agregando más colores y dibujos, narrando sobre lo ya escrito, dibujado. Utilizando piezas sencillas, como la imagen esquemática de un humano con una lanza en la mano, y delante un mamut, no hacía falta narrar todo lo que sucedía.

YO: Así, una historia como: “Aquella mañana de invierno en la que nos disponíamos a salir de la cueva a cazar, nunca imaginamos que justo frente a nosotros estaría pasando la manada de mamuts, de la cual el más grande se detendría ante la nieve; y el abuelo tomaría su lanza y con cuidado, cubierto en sus pieles, se arrastraría por la blanca nieve hasta abalanzarse sobre la enorme criatura, la cual, si lograba atrapar, sería la salvación de la familia durante los duros meses por venir…”; se convierte en un esquema: cueva… Persona… Lanza… Blanco… Mamut. Y la próxima vez que veas el esquema, si la historia fue contada, sabrás de qué va, y las sencillas imágenes narrarán la historia por sí solas.

SOY: “Una imagen vale más que mil palabras”, dicen, aunque en la mayoría de los casos fue una imagen la que generó las mil palabras. Los diseños rupestres fueron complejizándose, contando más detalles, detallando animales, viviendas, plantas, astros, personas, objetos e incluso acciones. Cada uno de ellos tenía un sonido específico, relacionado a lo que los mismos emitían, una suerte de idioma onomatopéyico, donde perro se diría “wuaw” y gato “miaw”. Esto creó las lenguas con las que contar historias, y esos mismos ruidos empezaron a describir acciones: “miaw taptap” = el gato camina, aludiendo al sonido de los pasos. Las palabras comenzaron a ser esquemas de las acciones y las realidades. De esta manera, no hacía falta ya ver al gato caminar. Con que alguien dijera el sonido, la mente se encargaría de crear la imagen y diseñar la historia.

YO: Me parece fascinante, porque esto es algo que hoy naturalizamos como normal, pero en el origen del humano esto fue casi como inventar una nave espacial o querer usar una avanzada tecnología, fue un descubrimiento impresionante que permitió al humano esquematizar y conceptualizar la realidad, impulsando al cerebro a ser justamente “inteligente”, es decir, a leer la historia entre las líneas, a ver una imagen, o escuchar un sonido, y desarrollar todo el contenido, algo que hoy describiríamos como abrir un archivo “ZIP” en el ordenador, en la computadora, donde el contenido se encuentra comprimido en bits, y al abrirlo se descomprime mostrando mucho contenido oculto dentro de sí. Es increíble cómo surgió nuestra inteligencia, de la interpretación esquematizada de la realidad.

SOY: Y no se quedaron con eso. Mientras más largas las historias, más elementos necesitaban, pero era cada vez más difícil tener que pintar todo y ser dibujado para ser entendido. Entonces, se encontró una solución, esquematizar aún más, y hacer que los objetos se conviertan en conceptos, y los conceptos en sonidos.

YO: ¿Cómo fue?

SOY: Cuando miras los muros de los jeroglíficos, notarás que muchos de ellos se repiten, pero otros son extraños y únicos. Por ejemplo, encuentras muchos símbolos de plumas repetidos, o muchas aguas con sus ondas bien esquemáticas en punta. Estos representan sonidos, y son utilizados para armar un sonido más grande que sería imposible de describir en un dibujo conceptual. Por ejemplo, decir Sol o Luz es fácil = un círculo o un círculo con líneas saliendo de él. Pero decir: “la luz del sol es caliente y quema”, requiere más palabras difíciles de describir en un dibujo, y por lo tanto, se opta por buscar sonidos que parezcan al verbo quemar y calentar, y lo escriben. Además, utilizaron el conceptual, es decir que, si se refieren a un sacerdote, es decir al portador de la luz, o la consciencia, lo que se hace es dibujar una persona sentada con un sol enfrente o sobre la cabeza, y todos sabrán lo que representa. Esto crea la escritura sagrada, los “jeroglíficos”, que no son sólo egipcios, sino de todas las culturas que han utilizado el mismo concepto. Y luego de los mismos, viene algo mucho más interesante: las letras. Al esquematizar los mismos jeroglíficos para poder ser escritos en papel o barro, de una manera rápida y ágil, los mismos diseños rupestres o tallados en la piedra que buscaban esquematizar la realidad, pasan a ser meros esquemas de sí mismos llamados hieráticos, que originan a los alfabetos fenicios y semíticos. En las tradiciones antiguas, la Vaca y el Toro eran símbolos de la creación, de maternidad, de fertilidad y riqueza, y por ello se les atribuía el aspecto divino de creadores de los cielos y la tierra, de ser quienes originan toda la vida, pues la leche y carne de la vaca alimentan a familias, y la fuerza del toro abre los surcos para la agricultura. Por ello, eran el principal símbolo de la creación. El dios Apis, era graficado con el jeroglífico de un Toro, el cual acabó esquematizándose sólo en la cabeza con sus cuernos. Su símbolo representó a todos los pueblos entre el 4000 y 2000 antes de Cristo, pues este periodo de tiempo se conoce como la Era de Tauro. Tauro iniciaba esta época de riqueza, y por lo tanto el toro era la conexión entre lo humano y lo divino. A lo largo de Medio Oriente y el Mediterráneo, el culto al Toro fue algo común en aquella época, originando los mitos y simbologías taurinas desde Persia a Iberia. En cada región, Apis se había vuelto el fundamento de las culturas, y por lo tanto, el principio de todas las cosas. Su cabeza se esquematizó convirtiéndose en un triángulo con dos líneas hacia arriba, y todos le llamaban “Buey”, que en lenguas semíticas dices “Alef”.

YO: Y que en griego dicen Alfa.

SOY: Alfa, Alef, Apis, todos suenan al sonido A. Y, observa la letra A… Un triángulo con dos líneas, que en la época romana fue girada 180 grados.

YO: O sea que la A estaba en la posición de la V.

SOY: Así es.

YO: Y cada vez que escribimos la letra A estamos escribiendo el esquema antiguo para Toro, que representa inicio, y por ello se colocó en el principio del Abecedario.

SOY: Seguido de la B, proveniente de “Bet”, que significa Casa o Corral, donde se mete el toro, donde se guarda lo cosechado, la riqueza, y la misma era como una caja abierta por debajo con algo entrando a ella o en su interior, lo cual se esquematizó en una B acostada, y posteriormente se escribió de lado, girándola 90 grados.

YO: Es fascinante pensar que en realidad, todos escribimos y leemos en jeroglíficos…

SOY: Pero tan esquematizados, que no logramos comprenderlos por separado, y sin embargo, cada letra posee una profunda historia que cuenta la vida humana y de la tierra de al menos los últimos 10 mil años.

YO: Todo lo que hablamos y escribimos, es un esquema del Mundo, literalmente.

SOY: Esquema viene del griego “skhema”, que significa forma o figura, que proviene del indoeuropeo “segh” significando “sostener”. Es la figura que sostiene un gran peso, significado, que contiene muchas cosas en un simple gráfico (de grapho = escribir).

YO: Y cada palabra contiene no sólo un significado sino que cada letra en ella también contiene otro. Era una forma de ahorrar espacio, pero que acabó por darnos una herramienta mucho más expansiva, que nos dio la capacidad de desarrollar ideas, sueños, de describir lo intangible, invisible, lo extrasensorial y transmitir ideas complejas con detalles concretos.

SOY: En la antigüedad, el idioma era utilizado para narrar historias o dar indicaciones, nada más, y las historias eran básicamente indicaciones de vida, guías prácticas para la subsistencia. En cierta forma, la historia era un aglomerado de conceptos y actividades resumidas esquemáticamente, recolectadas para ser transmitidas en una misma narración. Así surgen las leyendas, de “legenda” (recolectado), del indoeuropeo “leg” del mismo significado. Es la agrupación de conceptos vividos, que se transforman en leyendas, en mitos, y sobre todo en parábolas, es decir, historias cortas o frases hechas con intención de dar guía, consejo, y resumir las posibles respuestas a muchas preguntas en una sola.

YO: Esas son como las típicas frases de autoayuda de la actualidad, que parecen no decir nada y ser vacías de contenido, pero que cuando tu consciencia despierta un concepto oculto o realiza la pregunta correcta, la frase cobra sentido.

SOY: Así es… La pregunta es la contraseña de una información codificada en forma de esquema. Y así como esto es así para la palabra, es así para la existencia. Y para ti mismo. El átomo, la cuerda, la partícula, la molécula, el elemento químico, son esquemas de toda la realidad, y sólo con ver lo ínfimo del mismo puedes leer todo el universo, pues al ver el código H2O, no sólo lees la composición de 2 partículas de Hidrógeno y una de Oxígeno, sino que lees Agua, y de ella lees Vida, mares, ríos, plantas, animales, comida, humanidad, civilización. Y a su vez, en el mundo intangible, en ella ves la trinidad, los conceptos del espíritu y alma convirtiéndose un ser en la triangulación con el cuerpo. Las tres consciencias y los tres atributos, el amor, sabiduría y voluntad. Si empiezas a leer inteligiblemente los códigos esquemáticos del universo, podrás abrir todos los libros del Akasha, de los registros cósmicos, en cada átomo de la existencia.

YO: Wow…

SOY: Pero antes de hacerlo, antes de perderte por sus laberintos, debes abrirte a ti mismo, pues tú eres un esquema de todo tu pasado, de los fundamentos, de los senderos transitados, del arte, el desarrollo, de la educación, de la política, religión y filosofía, ni hablar de la genética y herencia familiar. Todo lo que existe se resume en ti, eres el esquema de la existencia, de la historia, el universo se resumió en ti como toda la era de Tauro, sus culturas, civilizaciones y sus 2400 años se resumieron en la letra A.

YO: Yo soy un esquema del universo… Es verdad, en mí están los códigos de todo lo que existe…

SOY: Por ello y sólo por ello se comprende que el potencial del universo entero vive en ti, que eres Dios, el Cosmos, la existencia, un ser interdimensional. Tú eres la letra A del Universo.

YO: Alef… El Inicio…

SOY: El Inicio es el Fin.

YO: Alfa y Omega…

SOY: Omega es la última letra del abecedario griego, y significa “O grande”. Su ubicación es especial al final de las demás, pues describe a quien todo lo Ve. La letra O viene de las antiguas lenguas egipcias y protosemíticas, de la palabra “Ouyat” que derivó a “Oyn”, y que significa “Ojo”. La O es el gran Ojo que todo lo ve, la divinidad suprema.

YO: Decir “Yo Soy el Alfa y el Omega”, es como el esquema de decir “yo soy todo lo que nutre y hace existir al universo físico, y soy quien observa y sueña toda esta realidad”. Sueño y Soñador… Realidad e Ilusión.

SOY: El Ojo de Horus.

YO: Wow… ¡El templo donde estuve hoy!

SOY: Cada templo, sitio sagrado, es un esquema de la historia, y si te abres a recibir sin esperar, sin juicio, abrirás la información. Eso es lo que haces cada día al visitar estos sitios: decodificar los esquemas de su información. Ahora bien, esto lo logras porque te abres a tu propio esquema, a encontrar las informaciones no sólo fuera, sino dentro de ti. Cuando te reconoces como esquema de la existencia misma, tú eres todo, todo está en ti, eres el Alfa y el Omega, el resumen de Dios. Resumen significa “volver a sumar”, un resumen nunca quita información para quedarse con algo, un resumen esquematiza, cargando sobre pocas palabras o sonidos un peso enorme de datos. Resumir es expandir tu capacidad de inteligir, de comprender el cosmos.

YO: Así que primero debo entender que yo mismo soy un esquema, y seguir los códigos en mí que me ayudan a abrir los datos que yacen dentro. ¿Cómo lo hago?

SOY: “Gnothi Seautón” = Conócete a ti mismo…

YO: …Y conocerás al Universo.

SOY: Tu ser es el esquema de tu cuerpo, tu alma y tu espíritu. Empieza conociendo el esquema de tu cuerpo. Descubre sus sistemas, su biología, su historia. Sigue por el alma, conoce tus emociones, tus vínculos, trabájalos, haz terapias, busca tus orígenes. Y acaba por el espíritu, leyendo, aprendiendo, estudiando, buscando más respuestas, medita en el silencio. ¿Sabes cuál veo que es el mayor problema de las preguntas que hacéis muchas veces? Me refiero a “¿cómo lo hago? ¿Cómo lo logro?”

YO: ¿Qué?

SOY: Veo que tenéis la necesidad de terminar, de hacerlo de una vez, como si la vida fuese una carrera para culminar algo, y amigo mío, la vida culmina en la muerte. El desarrollo es eterno, y sé que la libertad asusta, pero es porque no conoces aún lo que significa. La vida misma es un proceso de expansión, no hay fin, no luches por acabar algo ahora mismo, lo importante es que lo hagas. No hay un objetivo tras abrir los datos que viven en ti, la única practicidad es descubrir tu libre potencial creador. ¿Acaso dejaste de usar la A cuando aprendiste a escribirla? ¿Acaso dejarás de usar la A ahora que sabes su origen?

YO: No…

SOY: Lo único que has hecho es decodificarla, hemos visto su potencial interior, su significado original, y ahora, cada vez que la uses para crear palabras, prosa, poesía, leyendas, compartir, charlar, verás la A con la consciencia que se merece, reconociendo que al usarla estarás creando, abriendo caminos como el Toro en los campos. Eso es lo mismo que haces al conocerte, al entender tu cuerpo, al indagar en tu alma, al activar tu espíritu.

YO: Es… Muy bello.

SOY: Eres arte, recuérdalo, eres poesía, eres Verbo.

YO: Yo Soy el Esquema del Universo…

SOY: Yo Soy el Verbo de la Creación.