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¿Para qué?

Laríngeo

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Mental

Yo Soy

Ge: Yo Soy Visión de la Coherencia

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SOY: Y cuando sabes el origen de las cosas, descubres algo inesperado.


YO: ¿Qué cosa?


SOY: El futuro.


YO: ¿Cómo es posible?


SOY: Por lo que hemos dicho una vez hace tiempo: el futuro es el primero de todos los tiempos. En el inicio del universo, la mente se hace una pregunta, y en esta pregunta se encuentra encarnada la intención, la búsqueda, las posibilidades de la respuesta. Nada ha pasado aún, nada está siendo experimentado. Así es que no hay un pasado en el cual referenciarse, ni un presente como guía sensorial. Lo único posible aquí es la idea de lo que será, la pregunta que abre todos los caminos posibles. Ante la pregunta “¿Qué es?”, la respuesta puede ser infinita.


YO: Es decir que siendo humano, cuanto más me pregunto sobre el origen, motivos y causas, más me acerco a la posibilidad, más me acerco a nuevas preguntas existenciales pero esta vez realizando el camino inverso.


SOY: Ya sabes, pues, cuál es la siguiente pregunta.


YO: “¿Para qué?”


SOY: La pregunta proviene de la preposición latina “pro ad” (hacia delante en favor de algo). La preposición “para” es utilizada para describir una razón de efecto, de manifestación, de intención, indicando el destino de la acción, la reacción de una acción, el efecto de una causa, la consecuencia de una actitud. La pregunta “¿Para qué?”, es la que nos hacemos cuando, al poseer los motivos de la causa (los “¿por qué?”), necesitamos saber cuál es el propósito de esta cosa (el “¿qué?”).


YO: ¿Qué creo? Creo que Yo Soy todo. ¿Por qué creo eso? Porque soy el origen de todas las cosas. ¿Para qué soy el origen? Para dar inicio a la vida y la existencia.


SOY: Así es. Entonces, ¿te has preguntado para qué?


YO: Toda la vida. De hecho, lo hago casi cada día. Recuerdo que hace unos cuántos años, me invitaron a un congreso de Programación Neurolingüística (PNL) en Miami, Estados Unidos; y tuve una conversación con alguien muy propia de ti. Tras mi conferencia, esta persona me hizo una pregunta: “¿Cómo hago para ser exitoso en la vida?”. Su pregunta resumía una idiosincrasia compartida por muchas de las personas que acudieron aquella vez a dicho congreso. La intención del congreso era tener una vida exitosa y próspera, y desde luego que cada uno habíamos ido para compartir nuestras visiones de cómo conseguir un futuro próspero. Cada uno daba sus recetas para conseguir lo que queríamos en la vida. Pero recuerdo que ante esta pregunta, al conectarme contigo, con mi SOY, me susurraste la única respuesta posible a su pregunta: …


SOY: … “¿Para qué?”


YO: Entonces la persona respondió: “para tener más recursos económicos”.


SOY: ¿Para qué?


YO: “Para poder tener mejores cosas”.


SOY: ¿Para qué?


YO: Para tener una mejor vida.


SOY: ¿Para qué? 


YO: Para darle lo mejor a mis hijos.


SOY: ¿Para qué?


YO: Para que puedan tener una vida equilibrada.


SOY: ¿Para qué?


YO: Para que sean felices.


SOY: ¿Para qué?


YO: Para que yo sea feliz…


SOY: ¿Para qué?


YO: Para que pueda vivir en paz y tener tiempo para ayudar a otros.


SOY: ¿Para qué?


YO: Para vivir en un mundo mejor…


SOY: ¿Para qué?


YO: Para que ascendamos en consciencia como Humanidad.


SOY: ¿Para qué?


YO: Para encontrar la Iluminación…


SOY: ¿Para qué?


YO: Para ser el creador de mi propia realidad…


SOY: ¿Para qué?


YO: …Y entonces el señor, y todos los que estaban a su alrededor se quedaron sin más respuestas. Empezando por el simple hecho de querer dinero, terminando hasta el mismísimo Creador, y aún así, la pregunta seguía allí. Entonces me hiciste decirle:


SOY: “Cuando creas que tienes la mejor respuesta del mundo al propósito de tu existencia y actuar, pregúntate siempre nuevamente “¿Para qué?”, pues esta pregunta tiene un claro objetivo en la existencia: llevarte al Éxito, pero el éxito de verdad. Éxito viene de la palabra “exitus”, del indoeuropeo “eghs” (ex= fuera) y “ei” (ir), es decir: salir afuera. El éxito no es una palabra que implica llegar a la cima, sino salir de donde se está, buscar siempre un nuevo horizonte, no quedarse atascado en una sola forma. Igual que en el inglés “Exit” (salida), Éxito dio origen a la palabra Éxodo, el gran escape, marcha, salida de un lugar hacia otro. La pregunta ¿Para qué? es el gran éxodo conceptual, el éxito de la mente y el alma. En inglés, la palabra “Success” (éxito), significa “sucederse”, es decir, algo que es consecutivo, que sigue más allá de algo (del indoeuropeo “sub”= bajo, y “ked”= producir, hacer hacia algo).


YO: Allí yo también comprendí que aquello que hacemos en la vida no lo hacemos para llegar a un lugar, sino para seguir avanzando, y que cada paso, por más pequeño que sea, nos hace avanzar hacia el infinito. Lo importante no es llegar, sino seguir saliendo a la búsqueda. El éxito se encuentra en el hecho de seguir saliendo hacia el horizonte.


SOY: Pregúntate ¿para qué? hasta el infinito, y serás realmente exitoso en la vida. Entonces, ¿para qué haces lo que haces?


YO: Cada día me levanto y me pregunto. ¿Para qué hago esto? ¿Para qué voy a la pirámide realmente; para qué hago las transmisiones y alineaciones de cada día; para qué estoy aquí en Egipto; para qué escribo estos posteos; para qué sigo planificando cosas si el mundo me las cambia; para qué dedico mi vida a esto; para qué pongo mi intención en despertar la consciencia; para qué pienso en las formas de sanar a la humanidad; para qué realizar un esfuerzo de una vida para tal vez no conseguir nada?


SOY: Y ¿Qué respuestas encuentras?


YO: Mi mente encuentra siempre una respuesta lógica, mi alma duda de estas respuestas, y mi cuerpo simplemente las vive. Pero ni siquiera estoy convencido de las respuestas de mi mente. A veces creo que la misma me engaña con delirios de grandeza sólo para seguir haciendo algo sin sentido.


SOY: ¿Consideras que lo que haces no tiene sentido?


YO: Aha… Siempre lo pienso, y soy sincero en esto. Cada vez que me siento en la pirámide, lo hago con toda la voluntad y plena consciencia del mundo, abierto a expandir desde el corazón, recibiendo los códigos, conectando a la red. Cada día que empiezo la transmisión me envuelve un aura de alegría e intención por educar, compartir, enseñar que me hacen vivir pleno. Cada vez que escribo el post estoy radiante, en plena conexión… Pero luego…


SOY: ¿Qué sucede?


YO: Pienso en si realmente vale la pena. ¿Para qué? Cuando veo el mundo, en esta “falsa Pandemia” creada a partir de un virus modificado por el propio humano, creando nuestros propios males, viviendo en una especie de cárcel planetaria en este instante, viendo a los gobiernos actuar de manera feudal, siempre repitiendo lo mismo, entre sistemas represivos, ocultistas, falsamente democráticos, corruptos, liderando pueblos de individuos que han sido enseñados a ser inconscientes, a luchar o acatar órdenes, a ser incapaces de autogobernarse. Y veo cómo, a pesar de las tareas de consciencia el mundo sigue igual, me pregunto: ¿Para qué? Cuando veo que tras haber dedicado ya más de 240 días seguidos a compartir filosofías para la consciencia, muchos siguen actuando contraproducentemente a las enseñanzas, juzgando, peleando, proyectando sobre mí sus propias historias, cuando consideran que lo que enseño no está a su altura, como si mi tarea fuese alimentarlos de información cuando en realidad es incentivarlos a cosechar sus propios conocimientos; o cuando las formas pesan más que los contenidos… Me hace pensar muchas veces ¿para qué? Tal vez debería hacer otra cosa. Tal vez ser parte de ONG’s, que ayuden en el Cambio Climático, o en la Educación de los niños, o en el Hambre, en las Guerras, y luego veo el esfuerzo de años de aquellos que están en esas batallas, y aún así, más allá de todo lo que hacen, una simple decisión política de un presidente o rey, destruye todo lo trabajado. ¿Para qué? me vuelvo a preguntar. Te pregunto a ti, desganado de la existencia, la pregunta que todos aquellos que perdemos la fe en el mundo, en la humanidad, solemos hacernos: ¿Para qué?


SOY: Para ver de lo que sois capaces.


YO: ¿Para qué?


SOY: Para descubrir los potenciales creativos de cada individuo.


YO: ¿Para qué?


SOY: Para aprender de la transformación del mundo.


YO: ¿Para qué?


SOY: Para ver que es posible, pues cada vez que alguien se ha hecho esta pregunta, el mundo se ha transformado. Hay dos formas de hacerse esta pregunta: desde la esperanza, o la frustración. Cuando te agotas, es decir, cuando el Ego no se siente realizado, se frustra, y se desencadenan reacciones de desgano, que apagan la chispa divina, dejándola sin oxígeno. Esto lleva a hacer la pregunta sin fe, desde la pereza, desde el sinsentido: “uf, para qué?”, dando sus razones condicionadas: “para qué, si al final nada cambia”. La forma condicional de la pregunta, te hace vivir desde el ego y sus condiciones sobre el éxito, en que considera tener éxito como superación y victoria, no como salida y trascendencia.


YO: O sea que cuando me hago estas preguntas, me posiciono desde el ego dolido, fuera de su eje, agobiado por el entorno que no le permite hacer su tarea…


SOY: Pero cuando te posicionas desde la esperanza, tu ego encuentra el eje, y se sale de las condiciones del “sí, pero” o del “si al final todo es igual”, y te transporta al aspecto incondicional de la pregunta, aquella que realmente busca una respuesta, una salida de este estado, y lo da todo confiando en la transformación, en descubrir de lo que eres y sois capaces. Como un alumno de la vida, preguntas “¿Para qué se hace esto? ¿Para qué vivimos esto? ¿Para qué hay que seguir?” Ávido de encontrar las respuestas para seguir avanzando, trascendiendo, creciendo, expandiendo los límites.


YO: Desde la esperanza incondicional de mi ser, esta pregunta me invita a seguir avanzando, buscando miles de formas de transformar las realidades, de ver que las cosas realmente cambian.


SOY: Desde la postura condicional, jamás habrías avanzado hasta donde llegaste. Jamás la humanidad habría avanzado hasta donde llegó. Es fácil juzgar el presente con los ojos del futuro, es fácil juzgar el pasado con los ojos del presente. Es fácil juzgar el futuro con los ojos del pasado.


YO: ¿Qué debo hacer, pues?


SOY: La pregunta no es esa, la pregunta es ¿Para qué debes hacerlo?


YO: Para encontrarme a mí, en cada realización. Para liberarme de la condición del ego que busca ser visto, aceptado, comprendido, correspondido, exitoso en su quehacer. Para ser uno con el mundo, y en unidad, incondicionalmente seguir preguntándome la pregunta que me lleva a liberarme de cada estado en que me encuentro para ser libre en el infinito, transmutador de lo finito.


SOY: “¿Para qué?”

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

BOYERO= En su corazón, esta constelación resguarda la segunda estrella más brillante del firmamento: Arcturus. Su historia es la del campesino que arrea a los bueyes, es decir, a Tauro, guiándoles para que la fuerza de los mismos muevan el arado que abrirá los zurcos donde serán plantadas la semillas de los nuevos mundos.
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