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Xa: Yo Soy Espiral de Divinidad

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YO: Si algo nos trae Géminis, es esta constante dualidad entre las acciones que realizamos. Hay una cierta bipolaridad constante en este signo, a veces graciosa, a veces trágica, que muestra dos caras de un individuo al que le es imposible mantener su atención en un sólo concepto, pues precisa de poner su mente en muchas cosas o personas a la vez… ¿Qué hace de este signo algo tan volátil?


SOY: Géminis obtiene su nombre de la palabra latina “gemelos”, en honor a las estrellas Cástor y Póllux, dos hermanos de la mitología griega de quienes ya hemos hablado. Uno mortal, el otro divino, ambos guerreros, se defendían a muerte. Cuando el hermano mortal murió en una batalla, el hermano divino sucumbió en una enorme depresión, pidiendo a los dioses que lo volvieran mortal para poder morir también, ya que sin su hermano nada tendría sentido. Pero los dioses, decidieron llevar a ambos a los cielos y ponerlos juntos, brillando por la eternidad. Géminis es representante de la fidelidad, la hermandad, la unidad entre los aspectos mundanos y divinos, entre lo sutil y lo denso, unidos como uno. Por esto, representa la apertura hacia los demás, hacia los diferentes puntos de vista, a las amistades, las relaciones entre los distintos puntos de vista, individuos, realidades. Esto le hace encarnar un constante sentido del aprendizaje, del buscar cosas nuevas, estudiar, aprender, conocer, descubrir, pues en cada nueva persona o situación hay algo que atraerá su atención. Debido a ser parte de la trinidad del Aire (Géminis, Libra, Acuario), es un signo irregular, cambiante, como las brisas, como el viento, basado más en la mente que en otros aspectos, conectado al mundo de las ideas, pensamientos.


YO: Un signo muy mental, cambiante en sus formas de pensar… Por ello se le ve como imposible en muchos casos, ya que sus humores se modifican en instantes así como sus puntos de vistas en muchos casos.


SOY: Es una característica que puede poner muy nervioso a los signos de Tierra, pero que por lo general, nutren de transformación a los apegos. La libertad de relacionamiento, de transformación de pensamientos, y la búsqueda de nuevas ideas y conocimientos, lleva a este signo a ser flexible y facilitador del cambio. Sobre todo, teniendo en cuenta que es el aspecto físico del Aire, tiene un rol concreto en relación a esto.


YO: ¿Cuál?


SOY: El compartir. Las relaciones, la amistad. Comienzas este mes con la suerte de poder tener varios amigos contigo, nutriéndote de sus visiones, de su presencia. Las relaciones entre varios enriquecen el espíritu, y son la clave de expandir un mensaje al mundo. Para que un mensaje o idea trascienda, no se puede tomar desde una posición de superioridad, sino de igualdad, pues así, el mensaje se extiende, siendo compartido por varios y así sostenido por muchos. Por esto, cuando has logrado identificar lo que tienes dentro, quién eres, tus potenciales, cuando has definido lo que es tu bienestar, cuál es tu hogar en el mundo, y de qué te constituyes para construirte como persona, llega el momento de compartir todo esto que has logrado y eres. Géminis es la puerta a ese compartir, a hacer que aquello que está en el mundo interno, se proyecte al mundo externo, en servicio y amor a los demás.


YO: Conectar dos mundos muy diferentes…


SOY: El positivo y el negativo. En el mes de géminis, será necesario encontrar el balance entre ambas fuerzas, acciones, que nos pujan en los extremos. A veces introvertido, a veces extrovertido, en esa bipolaridad característica del signo. Si estas fuerzas encuentran un punto medio de comunicación, despertarán las voces más poderosas de tu ser. Y esto nos lleva a equilibrar los primeros conceptos del chakra corona.


YO: Que son…


SOY: Pensar y Sentir.


YO: Oh, gran lucha interna de la comunicación del ser. He visto muchas imágenes, memes, o enseñanzas que hablan de esta batalla entre lo que pensamos y lo que sentimos. He visto a mucha gente cientificista poner ímpetu en lo que pensamos, alegando que las emociones, lo que sentimos, nunca son objetivas, y pueden llevarnos a actuar impulsivamente, erráticamente, cometiendo errores y generando conflictos innecesarios. “Hay que ser racional”, “pensar con lógica”. Y, por otro lado, la gente más espiritual o emocional, que alega la importancia de acallar la mente, de silenciar el ruido mental como algo negativo que impide nuestro desarrollo, y promover el triunfo del corazón por sobre la razón. Suelen decir que lo más importante es cómo nos sentimos, y que los sentimientos son la clave de la verdadera consciencia. ¿Quién gana esta batalla?


SOY: Nadie. En una batalla no hay nunca nada que ganar. Siempre se pierde. Desde el momento en que surge un conflicto, todos están destinados a perder algo. Y ni hablar si esa batalla es interna. La batalla entre Pensar y Sentir, Cerebro y Corazón, es muy antigua, y tiene sus orígenes en la filosofía. La palabra Filosofía engloba ambos conceptos (del griego philé= amor, y sophía= saber). El amor por el saber, incorporaba la razón a la interpretación del alma, las artes de lo abstracto aplicadas a las ciencias de lo concreto. Por ello los filósofos eran pensadores románticos y poetas, inspirados por las musas, mientras que además se dedicaban a la geometría, medicina y matemáticas. La unión del amor y la razón ampliaba las áreas de conocimiento, pues al mirar las estrellas no sólo veían la lógica astronómica, sino la magia astrológica. Esto les permitía entender holísticamente al ser humano y al medio que le rodea. (Holístico del griego “holos”= todo). Con la expansión de los monoteísmos absolutistas, la ciencia fue relegada a los herejes, aquellos que van en contra de la fe, por una simple razón:


YO: “La fe es incuestionable”…


SOY: Mientras que la filosofía se basa en el cuestionamiento. Durante los siguientes siglos, en varias partes del mundo, la fe fue el estandarte de las sociedades, relegando la razón a un mero enemigo que cuestionaba las formas de Dios. Aunque más allá de esto, el miedo que generaba el cuestionamiento a un dios se basaba más en el temor a la inestabilidad y pérdida de poder sobre un pueblo caótico. El monoteísmo era una estrategia política muy útil a la hora de mantener a una nación unida. Cuestionar a Dios era cuestionar el orden y propiciar el caos social, por lo que dudar de la fe, era casi un acto de traición al gobierno.


YO: Entiendo…


SOY: Esto llevó a siglos de opresión del pensamiento libre, hasta que durante el siglo XV volvieron las ideas helenísticas del Nacimiento de las filosofías y las artes, dando inicio al periodo llamado Renacimiento. Esto trajo de nuevo los pensamientos liberales, filosóficos, artísticos y científicos, que devolvieron la duda a los pensadores, despertando el interés por el cuestionamiento. Durante varias décadas, los mismos fueron considerados traidores, satánicos, pero el desarrollo no se detuvo. Los delirios de las religiones, los genocidios llevados a cabo por los estados de la Fe, acabaron por poner en evidencia los errores de los humanos que decían representar el amor y la fe, volcando a muchos individuos a la razón y la lógica como formas de escape a esta locura.


YO: Lo que puso en contra a la mente del corazón.


SOY: El corazón estaba relacionado con la idea de corazonada, de fe, de sentimiento, de aquello que no se puede explicar, que no se puede medir. Seguir el corazón podía interpretarse como atisbo de religiosidad, de perder la cordura. Esto da inicio a un nuevo tiempo, el tiempo del iluminismo, y por lo tanto, de una era de la Razón. Desde las guerras, expresar emociones era un símbolo de debilidad, que podía llevar a la muerte, así, reprimir las emociones era una forma de fortalecerse, de ser poderoso ante las adversidades de la vida. Esta tradición se mantuvo en la racionalidad, en que las artes y emociones no tenían cabida en el pensamiento y el estudio de la lógica. Diseñando así una sociedad reprimida emocionalmente, fundamentada en la idea de la racionalidad. A partir de las revoluciones sociales de los 60, las emociones empezaron a liberarse, y nació un movimiento de retomar la fuerza del corazón, del sentimiento, que nos llevó a interpretar la racionalidad como símbolo de un sistema opresor y controlador. La “nueva espiritualidad”, focalizó su intención en el despertar del sentimiento por sobre la mente, buscando acallarla, entre drogas y meditación. Las filosofías orientales comenzaron a salpicar occidente, y las tradiciones de vaciar la mente y seguir al corazón se volvieron bases del despertar de la consciencia.


YO: Arduo camino de lucha entre la lógica y el sentir.


SOY: Una batalla que continúa. La verdad es que el cerebro funciona igual que el corazón, por pulsos. Las señales externas son interpretadas por las neuronas generando imágenes ilusorias, equiparables al sentimiento del corazón. Las emociones se producen en el hipotálamo, y las hormonas impulsadas por la hipófisis son las que alteran el ritmo cardíaco al dilatar las venas y arterias que impulsan que el corazón lata y expanda más velozmente y en mayor cantidad. El corazón, a su vez, posee sistemas de neuronas, que registran información del medio. Ambos sistemas funcionan como uno, y no como opuestos. El uno no sirve sin el otro, el corazón nutre al cerebro mientras el cerebro pulsa al corazón mediante los nervios. Como los extremos de una guitarra, el cerebro, la razón, el pensamiento, son equiparables al clavijero, donde se ajustan y sintonizan las cuerdas. Las mismas atraviesan el mástil, a lo largo de la garganta, donde yacen las cuerdas vocales, y el corazón es la boca de la guitarra, donde suenan los sonidos y las melodías que endulzan nuestras almas. Ambas son partes de un instrumento que ha de funcionar unido, en armonía.


YO: Coherencia entre lo que pienso y lo que siento… Lo que siempre hablamos… Para sonar bien.


SOY: Para sentir no es necesario callar la mente. Para pensar, no es necesario apagar la emoción.


YO: ¿Cómo logro equilibrarles?


SOY: Toma noción de cuáles son tus pensamientos y cómo les utilizas. ¿En qué piensas normalmente? ¿Cuáles son los pensamientos recurrentes en tu día a día? ¿Qué pensamientos se relacionan al pasado, cuáles al presente, y cuáles al futuro? ¿Cuáles son libres, cuáles son condicionados?  Una vez que conozcas los pensamientos que rondan tu mente cotidiana, y los hayas identificado, deberás hacer lo mismo con tus sentimientos. Pregúntate ¿qué sientes? ¿Son sentimientos condicionales o incondicionales? ¿Cuáles se vinculan a ti mismo y cuáles a otras personas? ¿Sientes en función del pasado, del presente o del futuro? ¿Cuáles son los sentimientos que rigen tu rutina? Identifica cada uno de ellos. Haz una lista, y luego, relaciona los sentimientos que tienes con los pensamientos, como en un juego de conectar los iguales o parecidos, tejiendo una red, tu propio instrumento. Reconoce qué pensamiento y qué sentimiento se nutren entre sí. Y toma consciencia de que lo que piensas no es contraproducente a lo que sientes, ni viceversa, sino que se retroalimentan. Un ser equilibrado no calla su mente, sino que navega en sus ideas como en un paisaje. Un ser equilibrado no apaga sus sentimientos, sino que les usa como el oleaje que permite dicha navegación. Nada en ti está en tu contra, simplemente son fuerzas que por tradición has considerado distantes las unas de las otras.


YO: Debemos volver a unirles…


SOY: Y la mejor forma de hacerlo es retomando la Filosofía. Abrirse a ver el mundo, a descubrir con el pensamiento y percibir con el sentimiento. Pues uno no conoce hasta que no lo siente, ni puede hacer consciente este sentir hasta que no lo piensa.


YO: Volver a activar la filosofía. Tal vez esto sería un buen gobierno humano, no basado en la lógica o la emoción, sino en la duda y la posibilidad que abre los brazos a todos para buscar formas nuevas y trascendentales.


SOY: Allí radica la coronación de la mente geminiana.


YO: Conecto mi pensar y mi sentir en una espiral divina. Les reconozco como las dos fuerzas hermanas que no luchan, sino que en amor se reconocen dentro de mí.


SOY: Busca la fuerza del corazón en tus pensamientos, y manifiesta tus ideas con amor.

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

CENTRO SUPERIOR= dentro de los patrones energéticos ligados al cuerpo físico humano, el centro superior es el que se encuentra en el límite de contacto entre materia y plano astral. El mismo es de un color blanco intenso, brillando en dorado a su alrededor, como un sol, que marca el polo positivo de la energía toroidal del campo electromagnético y es el límite para que este retorne hacia el plano inferior. Su información está ligada al concepto del Yo Superior, de donde provienen las altas informaciones espirituales de guía y maestría propia, la intuición.
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