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Yo Siento

RHae: Yo Soy Soñador Interdimensional

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YO: Precipitación. Así me sentí ayer tras tus palabras… Precipitándome a una especie de vacío profundo que me dio ganas de estar solo, en la cama… Derramado. Me sentí como en una depresión que me llevó a sentir el peso de una forma más elegante, una condensación confusa. Comprendí, a pesar de todo, eso que me dijiste: “estar en blanco es como estar en la niebla, donde muchos colores y luces, aspectos, se unen y se reflejan unos a otros, fusionándose hasta el punto de nos ser identificados”, y comprendí en ello esa cuestión tan compleja, de que en cuanto más cosas absorbemos del medio, más en blanco estamos, más confundidos… Y eso es bueno, para ayudarnos a sentir. Pues, me abro a sentir, y lo extraño es que, siento cosas tristes aunque no tenga lógica de por qué sentirlas… Mi cuerpo me duele como si hubiera estado haciendo ejercicio por horas, apaleado.


SOY: Es la reconfiguración. Tu subconsciente guarda toda su información en cada célula, y la misma queda registrada en tus músculos y órganos. Cuando de repente abres esa información, cada célula se contrae, pues trata de protegerse de estos datos, y al ser liberados, el cuerpo se siente agotado, pues realmente ha hecho un gran esfuerzo.


YO: Por eso el trabajo interior pesa…


SOY: Muchas reacciones químicas se producen en tu interior. Piensa que, todo lo que sientes es lo único en lo que el cerebro puede creer, por ello, cuando recuerdas, revives situaciones, la información en tu cerebro está almacenada junto a los datos de las emociones, por lo que tu cerebro interpreta que eso que recuerdas, está pasando, e informa al cuerpo de que actúe en resonancia. Por ello se segregan hormonas, se tensan ciertos músculos, y acabas dolorido sin haber hecho nada. Es la manera en que puedes experimentar la fuerza que posee el subconsciente en ti.


YO: Lo de ayer, lo viví como una terapia…


SOY: Sigamos con ello, pues. Me dijiste que sientes que te precipitas. ¿Por qué?


YO: Porque, siento como una caída libre hacia una emoción que no reconozco en mí. No logro comprender esta tristeza, esta melancolía, si ya he sanado todo… 


SOY: ¿Cómo sabes que lo has sanado?


YO: Bueno, se puede ver claramente por qué… Todas las cosas que antes me afectaban mucho, hoy ya no lo hacen, cada vez hay menos cosas que me afectan… Y ello a veces me enfada…


SOY: O sea que te afecta que no te afecte…


YO: Es decir, la sensación que tengo es como de quien deja que todo pase, como si, ya no tuviera nada bajo mi control.


SOY: ¿Sientes que has perdido el control?


YO: Sí… Siento que los otros toman las decisiones por mí, que yo ya prácticamente no intervengo en nada, que yo sólo fluyo… Voy por ahí como dejándome llevar.


SOY: Pero sientes que en lugar de fluir, caes.


YO: Sí.


SOY: Como la Lluvia. Cuando las nubes, las neblinas se condensan aún más, forman pequeñas gotas de agua, que si se unen entre ellas se vuelven más y más densas, lo que impide el paso de la luz, haciendo que las nubes dejen de parecer blancas, y se vean grises u oscuras por debajo. Allí es cuando se produce la bella magia de la precipitación: cuando la densidad de las gotas empieza a ser mayor que la densidad de la presión atmosférica, y las mismas atraviesan las moléculas del aire para caer hacia la tierra por gravedad. Lluvia viene de la palabra indoeuropea “pleu”, que significa fluir. En inglés, “rain” proviene del mismo indoeuropeo “regh” que es “mojar”, origen de palabras como “regar” e “irrigación”. A temperaturas por encima de los 0 grados, se produce la precipitación de agua, y por debajo de los 0 grados se produce la precipitación de nieve, ya que el agua se congela. El término meteorológico “precipitación” proviene de la palabra latina “prae cipitare” (del término caput= cabeza), significando “ir de cabeza”, “avanzar con la cabeza delante”.


YO: “Caer de cabeza”…


SOY: Esa es la imagen que se posee, tomando a la gota como una personita cuya cabeza va hacia abajo a gran velocidad formando una esfera por la presión del aire, dejando una estela detrás, como un cuerpo. La sensación de caída del agua, produce en las personas un estado psicológico de caída, de depresión, en donde al densificarse la humedad, las cosas caen por su densidad. Es el peso que acarreamos oculto en lo sutil, que cuando se hace presente nos deja ver y sentir lo que antes parecía inexistente, arrastrándonos hacia los suelos.


YO: Así me siento.


SOY: La Lluvia tiene dos caras, una positiva y otra negativa para nuestra psicología. La primera vez que llovió en la Tierra fue hace más de 4,000 millones de años, y lo hizo por más de 2,000 años consecutivos, sin detenerse en absoluto, debido a que la gran condensación de los elementos químicos llenaron la atmósfera por el calor volcánico de la superficie, cubriendo los cielos, enfriando la temperatura terrestre, y provocando las primeras precipitaciones, que llenaron los océanos y enfriaron el planeta.


YO: 2,000 años de lluvias intensas… Impensado. Eso sí que fue un diluvio…


SOY: El agua fue traída a este mundo por diversas vías. La misma se produjo tras la explosión del Sol en la creación de nuestro sistema solar, cuando los químicos que la componen; oxígeno, hidrógeno, se fusionaron para constituir agua. Pero la misma se agrupó de manera congelada, no líquida, unida a rocas que fueron despedidas a gran velocidad.


YO: Cometas…


SOY: Exacto. Los cometas están compuestos de hielo y otros minerales, y algunos asteroides también poseen hielo. Así, nuestro mundo acumuló estos gases en su proceso de formación, de la misma forma que recibió durante millones de años el impacto de asteroides y cometas. El agua tomó la información de diversos mundos en formación, y registró lo que vio en el cosmos, hasta fundirse con nuestro mundo. La lluvia, pues, llegó a nuestro mundo como una Lluvia de Estrellas.


YO: Una precipitación estelar…


SOY: Y con ella la memoria de “los Caídos del Cielo”.


YO: ¿Los ángeles caídos?


SOY: Así es. Ellos, estos cometas y asteroides, eran los ángeles caídos en la batalla de la creación, que al fundirse con los minerales de este mundo, crearon la vida, y la contuvieron por millones de años en su interior, en los océanos, protegiéndolos del mundo externo. Y a pesar de la belleza de la creación por el agua, un tono amargo nos queda de esta precipitación, pues nos trajo a la materia, a vivir en este mundo, atrapados en un pequeño fragmento del Universo, origen de todas las historias de aquellos que vivían en los cielos y se encuentran atrapados en esta Tierra, los ángeles caídos. La precipitación es interpretada, pues, negativamente como una depresión, castigo, la caída, y nos recuerda la desconexión de lo celestial. Internamente la lluvia produce la nostalgia de la derrota, el llanto del cielo. Nada puede hacerse cuando llueve, más que mirar, contemplar, estar debajo de las hojas o los techos, protegiéndose hasta que pase. Esta visión antigua de lo que se hacía mientras llovía, en las células se recuerda como momentos de inactividad, de resguardo, de ir para dentro, de pasar días en la sombra. A pesar de ello, cuando la agricultura definió nuestras sociedades, culturas y religiones, vimos en la lluvia la salvación, el riego divino para la siembra, los cultivos. Sin agua, los campos no crecen, los animales necesitan agua, el agua es un vehículo de vida para todos los reinos de la naturaleza. Y es por ello, que la Lluvia trae Esperanzas y Tristezas por igual. Resumido todo en tus lágrimas…


YO: Lágrimas…


SOY: Oh sí… Las lágrimas pueden ser de tristeza, angustia, pero son medicina para el cuerpo… Por ello su camino desde los ojos finaliza en las comisuras de los labios. Riegan el campo fértil de tus palabras. Liberar las lágrimas, dejar que se precipiten, permite que tus verbos florezcan con la verdad. Así, lo que consideras negativo, es fundamento de lo positivo.


YO: Claramente tus palabras son magia… Pasó una hora entre que dijiste esta última frase y que estoy escribiendo este párrafo. En este tiempo, he estado hablando con mi madre por teléfono, y he llorado, mucho… Y lo sigo haciendo. Lágrimas recorren mis mejillas hacia mis labios. Durante la última semana me he silenciado con ella, estaba enfadado, y no sabía por qué. Trataba de entenderlo, y todas las respuestas eran superficiales. Lo más profundo a lo que había llegado en la comprensión de mi situación, era el sentir que me trataban todos como un niño. Una frase que usé fue “siento que voy a cumplir 34 años y sigo siendo tratado como un niño de 8”. Eso me tenía enfadado, sin hablar, como ofendido ante ciertas situaciones que me incomodaron. Pero esa no era la raíz, no era el verdadero problema. Hasta que no hablamos ayer, y salió a la luz.


SOY: “Eres un error”.


YO: Yo Soy el Error. Cuando hicimos el video de promoción del Proyecto Yo Soy, expliqué que el Error está en decir “Soy Yo” en lugar de decir “Yo Soy”, y que nuestra intención es corregir ese error. No fue hasta ayer que lo vi claro, la razón por la cual pronuncio estas palabras desde el principio del Camino. Lo único que tengo en Cáncer, es Mercurio, en casa 8 (Escorpio). Esto hace que mi don sea la comunicación, la palabra, enseñando sobre la vida a los niños, como una maestra de escuela maternal, pero, por otro lado, en la casa de escorpio, no hago más que ocultar mi comunicación  (mercurio) a mi madre (cáncer). Sentir que soy un error desde el subconsciente, me convirtió en un comunicador en el consciente, pero cuando la verdad sale a la luz, me callo, silencio.


SOY: Puedes ver aquí un reflejo típico del error cometido. Te convertiste en un comunicador planetario sólo para acallar la comunicación más personal. Interpretaste que el hablar alto y claro al mundo para ayudar a corregir los errores planetarios, era sanar las palabras no dichas a los más cercanos. Escondiendo el dolor y la verdad en el subconsciente…


YO: Esto me destrozó… Ver que todo lo que he hecho hablando al mundo, fue sólo para callarme.


SOY: Y fue productivo, pues toda mierda es abono, todo estorbo puede ser una herramienta. Es así que tu incapacidad de hablar, se convirtió en tu don de la palabra. Sin embargo, tu misión con el mundo no es tu misión con lo interno…


YO: Y eso lo vi cuando ayer dijiste todo lo que dijiste…


SOY: El error que tu subconsciente considera que eres, es lo que ha definido lo que has hecho, ser el centro de atención. Este error, fue un regalo para tu consciente.


YO: Hablando hoy con mi madre caí en la cuenta de la frase que uso siempre: “sacar el foco de atención”, me di cuenta de que mi dolor superficial yace en la idea de no ser el centro de atención. Algo que tengo trabajado en un plano social y externo, no está nada trabajado en mi mundo interno. Por ello me da igual cuántas personas me vean en el mundo, pero me afecta si mis amigos o familia no lo hacen. Y reconocí que en mi subconsciente, la información es muy diferente a la que se ve fuera. Acostumbrado a ser el centro de atención, el foco en mí, cuando alguien dice: “hay que poner foco en otra cosa más importante ahora”, me hace sentir muy mal. Pero todo tiene una lógica ahora, el porqué esa frase me molesta.


SOY: Tu cuerpo, fundamento de tu subconsciente, se considera un error biológico, lo cual lleva a que en tu vida trates de resolver los errores. Para negar el ser como un error, te conviertes en el centro, bajo el foco de atención de todos los demás, construyendo una personalidad que oculte el dolor biológico. Así, el niño se siente amado. Y cuando alguien quita el foco de atención de ti, ese niño se siente dolido, vuelve a considerarse un error.


YO: Y por ello se enfada, se calla… Hoy explicaba a mi madre esto. Mi madre me decía que por qué me es más fácil explicar estas cosas a miles de personas, pero no hablarlo con ella.


SOY: Porque justamente es tu punto débil. Es tu niño el que se siente dolido en tu cuerpo, y un niño depende de su mamá. Tiene miedo de que la mamá le rechace si le dice cosas tan dolorosas…


YO: Es doloroso que remarquen que uno es un error…


SOY: Pero, como te he dicho, el error no es de los padres, ni es tuyo. Todos somos un error. La biología es un error. Y esa es la clave de la Evolución. No puedes culpar a tus padres por algo que tú sientes. Ni puedes poner sobre ellos el peso de algo que ellos también vivieron. Aceptar que eres un error, es aceptar que eres cambiante, que no hay plan, y que tu único ánimo es mejorar ese error.


YO: Esto rompió mi forma de ver la vida ayer… Por ello me duele todo. Vivo mi vida construyendo mediante un propósito, con un plan superior, divino, donde todo tiene una lógica, un mapa a seguir. Y de repente, verlo todo como un error, todo lo que construí como la consecuencia de un error… Me hizo precipitarme al vacío.


SOY: Y eso es lo que debes hacer… Es gracias a la lluvia que las gotas llenaron los océanos. Gracias a la lluvia las montañas se tiñeron de blanco y se enfrió el planeta. Gracias a la lluvia corrieron arroyos y ríos, que llenaron lagos y pantanos. Es gracias a la lluvia que las semillas crecen, que las flores florecen. Lánzate de cabeza al vacío, y descubrirás que tras la gran depresión, sólo puede existir la vida.


YO: Estoy yendo hacia lo más profundo de mí… Precipitándome a lo más oculto, a los dolores más angustiantes que mi subconsciente esconde…


SOY: Para que puedas florecer. Haz que tus lágrimas se conviertan en la fresca lluvia que nutra tus palabras. Que las lágrimas calladas en tus ojos, rieguen los verbos que te liberarán y harán florecer tu alma. No temas a enfadarte, a sentir vergüenza, a llorar… El llanto es la lluvia del alma, que riega los campos fértiles de tu cuerpo.


YO: …Y siempre que llovió, paró.


SOY: Sabiendo que detrás de cada tormenta, se dibuja un arcoiris.


YO: Regando el futuro, con las aguas del pasado, trayendo de nuevo discernimiento en los colores tras la confusión de las nubes…


SOY: Así que… Deja que llueva.


YO: …Dejo que llueva… Me recuerda a una canción que oía mucho entre mis 8 y 10 años…


SOY: “…Anoche tuve un sueño, en que habría una mañana después, largos días, brillo del sol, y paz. Largas noches de amor, perdón y risas. Tal vez fue sólo un sueño, pero pudo ser realidad. Niños están como plantando semillas, deben dejar que sus flores crezcan. ¿No sabes? …Deja que llueva, deja que llueva, que el cielo me lave el dolor, deja que llueva, que sea la paz en nombre del amor. A través de la lluvia vi a un niño, igual que mi niño, el hijo o hija de alguien. Miré cómo jugaban por un momento, y quise llorar. Estos niños simplemente sonrieron. Tal vez fue sólo un suelo, pero debe ser realidad. Un niño es sólo la señal de Dios de que la paz y el amor son semillas para hacer crecer el mañana… Deja que llueva, deja que llueva…”

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