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SOY: Las semillas crecen dentro de los frutos. Los frutos están destinados a nutrir a la semilla, ese es su mayor propósito. Y normalmente, vosotros destináis la vida a consumir los frutos, a obtener frutos de vuestras acciones. Pero el buen agricultor sabe que el objetivo final no es el fruto de la acción, sino la semilla.


YO: ¿Por qué buscamos obtener los frutos, pues?


SOY: Porque lo mismo que nutre a las semillas, nutre nuestro interior. Agua, principalmente, en un 80%. Las frutas son reservas de agua para nutrir las semillas en caso de sequía, y preservar su vida. El resto, es un combinado de Glúcidos (entre el 5 y 18%) y Fibra (un 2%), los cuales poseen entre sí las bases nutritivas y protectoras de las semillas. Entre estos elementos, se combinan Vitaminas, Sales, Lípidos, Minerales y Proteínas. Esto da el contenido potencial a las semillas. Pero representan una reserva importante no sólo para el producto final de un árbol, sino que a su vez representa una reserva de elementos útiles para el desarrollo de un organismo. Bacterias, Insectos, Reptiles, Aves, Mamíferos, todos viven de vitaminas, sales, lípidos y proteínas, por lo que las frutas, los frutos, son un producto útil para todo el mundo animal. Por ello, los animales buscan los frutos para nutrirse de ellos, utilizándolos como grandes reservas, alimentándose de sus cáscaras y pulpa, utilizándoles como fuente de vitaminas, proteínas y sobre todo agua. Los azúcares permiten que las células obtengan energía, y las fibras permiten la fortaleza del organismo interno. Las plantas, tras millones de años, pudieron aprender que aquellos incesantes ataques a sus frutos podían tener un beneficio para ellas, ya que cuando los animales consumían sus frutos, esparcían las semillas, ayudándoles en el proceso de expansión territorial, convirtiendo a la fruta en excremento, que funcionaba de perfecto fertilizante y protector para las semillas. Así, los frutos evolucionaron a obtener además pigmentos y aromas que atrajeran a los animales, buscando los frutos. El cuerpo podía reconocer las proteínas y vitaminas que necesitaba a través del aroma y los colores que emanaban de los frutos. Esto generó una perfecta simbiosis, que generó la costumbre de “buscar los frutos”.


YO: O sea que, toda nuestra cultura psicológica de obtener frutos de algo, conseguir los frutos, está basado en una base muy natural… Comer frutas.


SOY: Así es. Pero el humano encontró algo superador, lo que le convirtió en sedentario. Se dio cuenta de que durante toda su vida había viajado para buscar los frutos, pero un día vio que las plantas que daban los frutos crecían de las semillas, entonces, decidió guardar las semillas, y al encontrar un lugar propicio, las sembró. Así, se empezaron a cultivar los frutos, y nace la agricultura. Un buen agricultor sabe, pues, que el mayor objetivo no es el consumo de los frutos, sino la obtención de nuevas semillas, ya que, de no aprovechar dicho potencial, no habrá frutos al año siguiente. 


YO: O sea que… Mientras la mente animal busca conseguir frutos, la mente humana, busca conseguir nuevas semillas para iniciar un nuevo ciclo.


SOY: Podemos definir a la mente animal como el Inconsciente, aquel que busca en el horizonte conseguir las cosas que sacien sus necesidades básicas, incontrolables, y a la mente humana como el Consciente, que ve más allá del fruto, de la necesidad, y busca la trascendencia…


YO: Pero los humanos no somos conscientes… ¿Por qué llamar a los animales inconscientes?


SOY: Presta atención. Tú eres animal, todo humano es animal, y todo animal es humano, pues todo ser vivo que se mueve es animado, y todo ser que vive en la Tierra es humano. La mente animal y humana viven en toda criatura, pero aquel que se mueve por impulso (animal), lo hace inconsciente por ser movido por las necesidades de su cuerpo, mientras que el que se reconoce humano, es decir, parte del organismo conjunto, ve más allá de sus propias necesidades, y es consciente de qué, cómo, cuándo, con quién, dónde, para qué y por qué de todo lo que hace.


YO: O sea que hay animales que son más humanos y humanos que son más animales.


SOY: Podría decirse que sí.


YO: Tiene lógica…


SOY: Entonces, mira al horizonte, más allá, y hazte la pregunta que nos concierne hoy: ¿Vives para obtener frutos o para sembrar sus semillas?


YO: Uf…


SOY: Lo tienes delante de ti…


YO: Una vez leí en el “Bhagavad-Gita”, una conversación que me quedó muy presente en el corazón, y me recuerda a esto, en la conversación entre Arjuna y Krishna.


SOY: Arjuna dijo: “Alabas la renuncia a las acciones, oh Krishna, mientras que al mismo tiempo alabas la ejecución de la acción; dime con certeza cuál es la mejor”. Y Krishna respondió: “Tanto la renuncia, como la ejecución de la acción, conducen a la salvación; pero de las dos, el Karmayoga (Unidad de la Acción) es mejor que Sannyasa (Renuncia). Debes conocer a aquel que siempre renuncia, a quién no tiene ni disgustos ni gustos; porque el que está libre de los pares de opuestos se libera fácilmente de la esclavitud. El ignorante habla de Sankhya (Enumeración) y de Yoga (Unión) como diferentes, no así aquellos que tienen el conocimiento. Aquel que está firmemente establecido, incluso en uno mismo, gana al fruto de ambos. La meta que alcanzan los Sankhyas también es alcanzada por los Yoguis. Aquel que ve verdaderamente, ve a Sankhya y Yoga como uno solo. Pero la renunciación, es difícil de alcanzar excepto mediante el yoga; el asceta fortalecido por el yoga alcanza a Brahmán antes de tiempo. El yogui que se ha purificado a sí mismo, que ha logrado el dominio sobre su mente y sobre todos sus sentidos, que se ha convertido en uno con Atman (Esencia) en toda la creación, aunque actúa, se mantiene inafectado. El yogui que ha visto la Verdad sabe que no es él quien actúa mientras ve, oye, toca, huele, come, camina, duerme o respira. Hablando, dejando ir, manteniéndose determinado, abriendo o cerrando los ojos, con la convicción de que son los sentidos quienes se están moviendo en sus respectivas esferas. Aquel que dedica sus acciones a Brahmán (Yo Superior) y las realiza sin apego no está manchado por el pecado, tal y como la hoja del loto no es mojada por el agua. Solo con el cuerpo, la mente y el intelecto, y también con los sentidos, los yoguis realizan las acciones sin apego en aras de la autopurificación. Un hombre de yoga obtiene la paz eterna abandonando el fruto de la acción; el hombre que ignora el yoga, egoístamente apegado a los frutos de las acciones, permanece atado a ellas. Renunciando con la mente a todas las acciones, el morador del cuerpo, que es el dueño de sí mismo, descansa feliz en su “ciudad de las nueve puertas”, sin hacer ni obtener nada. El Señor no ha creado para el mundo, ni al que actúa, ni a la acción; tampoco ha conectado la acción con su fruto. Es la naturaleza la que está trabajando. El Señor no asume a través del Mismo ni el vicio ni la virtud de nadie; es la ignorancia la que enmascara el conocimiento y engaña a todas las criaturas”.


YO: …Acabo de enfadarme muchísimo… Porque todo lo que habíamos escrito hasta recién, se borró, casi 3 páginas, y… Era genial… Era la clave… De muchas cosas y… Se borró y no sé por qué.


SOY: Tal vez porque te apegaste demasiado a mis respuestas…


YO: Estoy demasiado enfadado como para seguir… No sé qué quiero ahora, dios… Qué rabia. ¿Por qué?


SOY: Esto es una prueba, Matías… “Fruto de la acción”. Vuelve a preguntarme. Suelta el fruto, suelta lo que buscabas conseguir con lo escrito. ¿Qué buscabas conseguir?


YO: No sé…


SOY: Pregúntame de nuevo.


YO: Te había pedido que me expliques lo del diálogo del Bhagavad Gita.


SOY: Exacto. Volvamos a comenzar. Respira profundo. Suelta el fruto de tu acción. Esta es la primera gran prueba de tu Inconsciente. Buscabas un perfecto resultado a tu acción de escribir, y lograste un fruto estupendo que ahora nadie verá. Te enfada, porque pusiste todo tu foco en el karma, en la acción, buscando obtener un resultado aceptable que ya no existe. Respira profundo.


YO: Respiro… Profundo…


SOY: Bien. Comencemos un nuevo ciclo. El texto describe el camino del Atman, el ego, el yo, la esencia primordial de un individuo dirigiéndose hacia el Brahman, la trascendencia hacia el Yo Soy. Según la cosmovisión hindú, existen dos caminos por los cuales puedes dirigirte a dicha consciencia, y esos son en primer lugar el Sankhya, la enumeración, es decir, el discernimiento de las acciones en distintos niveles marcados por objetivos a realizar, y por otro lado, el Yoga, la unidad que interpreta a todas las cosas como una visión superadora de sí misma, en que no hay objetivo sino contemplación. A lo largo del primer camino, lo que sucede es que el ser vive mediante el Karma como único objetivo, siendo que karma en sánscrito significa Acción, y por lo tanto, mediante el mismo encuentra el propósito de conseguir sus frutos, sus objetivos. Esta visión animal, de movimiento, lleva a que los individuos busquen obtener un resultado de sus acciones, mediante la fuerza de trabajo, el empeño puesto que busca lograr un objetivo. Como acaba de pasarte.


YO: Sí… Es que, duele que todo el esfuerzo puesto en algo de repente desaparezca, así sin más.


SOY: ¿Qué te hace sentir esto?


YO: Impotencia… Porque nuestra conversación era perfecta, y ahora se perdió.


SOY: ¿Para quién se perdió? Porque tú la has oído.


YO: Se perdió para que lo demás lo vean.


SOY: Y, ¿Cuál es la necesidad de que los demás lo vean?


YO: Que les sea útil…


SOY: ¿Realmente te frustra la idea de que los demás no lo verán, o te frustra y duele la idea de haber perdido el fruto de tanto esfuerzo?


YO: Sí… Me duele perder el fruto de la acción.


SOY: Por ello tienes miedo de fracasar nuevamente en el Camino del Dragón, porque te basas en lo que pasó antes, y esperas que lo que escribas ahora sea exactamente como lo anterior, o mejor, pero no será así. ¿Verdad? ¿Por qué crees que no será igual?


YO: Porque pongo expectativas en lo que debe ser… En el resultado de las cosas…


SOY: ¿Por qué haces lo que haces?


YO: Al principio creía que lo hacía por cumplir propósitos y misiones, por lograr ser feliz, por llegar a casa victorioso y disfrutar del hogar con mi madre, de poder generar algo nuevo para muchos… Quiero tener mi hogar, crear una escuela, hacer una nueva política… Lograr que todo salga bien…


SOY: Y crees, pues que lo que haces es por los demás… ¿O por qué realmente lo haces?


YO: Aceptación… Eso es lo que me di cuenta. Todo lo hago por ser aceptado. Tras haber vivido situaciones de rechazo, de bullying, de negación de parte de amigos, familia, parejas, tengo miedo al rechazo, y por ello busco ser aceptado creando situaciones de placer para los demás, en que sus sueños se cumplan, en que puedan ser felices, en hacer lo que les haga sentir bien…


SOY: En el inconsciente estaba la respuesta de lo que buscabas y siempre estuvo cerca de ti, lo que haces lo haces por buscar la aceptación de los demás. Pero… Sabes que nunca lo encontrarás ¿verdad?


YO: ¿Por qué?


SOY: Mira detrás de todos esos deseos y misiones, de todas estas grandes proezas en las que buscas la aceptación y por las cuales te frustras si no consigues sus frutos… Mira detrás en el inconsciente y dime, ¿Cuál es la verdad?


YO: Que no me acepto a mí mismo…


SOY: Exacto.


YO: No acepto lo que soy…


SOY: No aceptas ser este espiritual canalizador por miedo al rechazo, no aceptas ser este homosexual abandonado por papá y sobreprotegido por mamá, no aceptas ser un líder por miedo a volverte un controlador. No te aceptas a ti mismo y por ello en lugar de disfrutar, buscas ser fructífero. Temes tomar el control de ti mismo…


YO: Creo grandes proyectos, aventuras, para ser aceptado por los demás, pero temo no lograr obtener los frutos… Me da miedo que se vuelva a repetir…


SOY: Y allí es donde está el problema, crees que lo que se vuelve a repetir es por una fuerza externa, cuando las cosas que se repiten dependen de la acción. Karma es Acción, y el mismo se repite cuando lo que buscamos obtener como fruto de la misma no tiene nada que ver con la intención que le impulsa.


YO: O sea que lo que dices es básicamente que la razón por la que se repite lo mismo es porque busco obtener el mismo resultado con la misma acción…


SOY: El Camino del Sankhya toma la vida como una carrera de misiones en los cuales en cada etapa se obtiene un fruto del trabajo realizado, se pone la intención de cumplir con esas metas, y celebrar los frutos después del esfuerzo. “Fruto del Trabajo”. Pero desde la visión del Yoga, puede verse que esa carrera no es más que un círculo sin salida de acciones semejantes que se repiten, y si realizas la misma acción, siempre obtendrás el mismo fruto. Y si el fruto te produce placer, entonces repetirás la misma acción, y nunca saldrás del círculo kármico. Por ello, la contemplación del Yoga te muestra la unidad de la acción y el fruto como una misma realidad. Así, es como vives una vida animal basada en los placeres de la necesidad. Un animal busca los frutos para llenar sus vacíos interiores; en primer lugar, acumula frutos físicos para llenar su estómago. Luego, busca amistades, relaciones, emociones para llenar el vacío de su corazón, y luego trata de llenar sus vacíos mentales con ideas, creencias, datos, aunque el orden de estos vacíos no es siempre lineal. Hay una búsqueda constante de llenar vacíos mediante las acciones, consiguiendo cosas que les llenen. Por ello construimos una vida basada en el capital, que busca llenar los espacios con agentes externos.


YO: “Ley de Atracción”… La creencias de que podemos atraer lo que queremos a nuestra vida…


SOY: La misma se aplica en la espiritualidad para seguir llenando huecos internos a acciones que no pretendemos cambiar. ¿Cuál es el fruto de tus acciones?


YO: No lo sé… Pensaba que era conseguir transformar la humanidad… Pero veo que no… Como dije, lo que hago lo hago para llegar a ser feliz y hacer a los demás felices…


SOY: Pero…


YO: Ahora puedo ver que mi inconsciente estaba guardando la verdad de que lo que guardo lo hago por buscar aceptación…


SOY: Todos los humanos lo hacen, todos los seres vivos buscan esta aceptación, y actúan en círculos viciosos repitiendo historias para justamente “disfrutar”. Este concepto, surge de la idea de poder gozar de los frutos obtenidos tras un esfuerzo, tras la acción. Lo que haces lo haces porque te produce placer. Entonces te pregunto nuevamente ¿Cuál es el fruto de tu acción?


YO: Complacerme… Demostrar a los otros que puedo, que a pesar de sus críticas, soy capaz…


SOY: Pero por debajo de todo ello, ¿qué hay?


YO: Mi propia falta de aceptación… Nada me llena realmente, porque en realidad no tolero estar quieto, solo, conmigo mismo. No me soporto.


SOY: Aha…


YO: Quiero escaparme de mí.


SOY: O sea que la Acción es el escape. ¿Y el fruto?


YO: Esconderme de mí mismo…


SOY: …A través de la aceptación de los demás. Excelente.


YO: ¿Excelente? Es una mierda…


SOY: Sólo lo es porque estás viendo lo oculto, pero dejará de serlo cuando cambies la acción, y ello sólo lo harás cuando sueltes el fruto. Hoy perdiste toda nuestra conversación, fantástica. Y ello despertó en ti una rabia inmensa. ¿Sabes por qué ahora?


YO: Creo entender que sí, pero, sorpréndeme.


SOY: Lo perdiste porque esperabas que los demás te aceptaran con ese maravilloso texto. Ese texto era para ti, sólo para ti. Lo que escribes no es para los demás, es para ti. Si eliges el camino del Yoga, no verás propósito alguno en lo que escribes. Hoy te has dado cuenta de una lección muy importante: el camino de autoconocimiento no es compatible con los aplausos ajenos.


YO: Vaya palazo.


SOY: Pero es verdad. Hoy has visto que la rabia no surge del haber perdido el texto, sino del no poder mostrar de lo que fuiste capaz de escribir a los demás. Es, pues, fundamental que sueltes el fruto de tu acción, o el camino se repetirá.


YO: Es verdad… El Camino del Dragón fue y es mi gran desafío justamente porque espero el mismo resultado, espero mostrar algo que no soy, que no tengo en mí… Que no acepto en mí.


SOY: ¿Cuál es el fruto que esperas?


YO: Llegar a mi hogar… Ser aceptado por mi familia…


SOY: Contempla. Y reconoce ahora… Cada proyecto que realizas es una acción de escape. Y cada objetivo es un escondite para ti.


YO: Quiero llegar a mi hogar, pero escapo de mi casa… Quiero ser aceptado por mi familia, pero no acepto mi familia…


SOY: ¿Y por qué?


YO: Porque me negaba a ser normal… Quiero ser del mundo, pero toda mi vida me habla de casa y familia… Me vuelve a bases tan básicas, que me parece absurdo…


SOY: ¿Por qué?


YO: ¡Porque quiero ser diferente!


SOY: Y por ello buscas personas que valoren tus diferencias. Te pesa la vida, porque quieres marcar la diferencia, cuando el destino te lleva a lo igual…


YO: Escapo de lo normal…


SOY: Allí radica el ciclo kármico. Buscando marcar la diferencia, es que haces todo igual. Y repites el camino. ¿Qué harás esta vez?


YO: …Soltar.


SOY: ¿Qué cosa?


YO: El fruto… El destino… Soltar cómo deben ser las cosas… La gloria del Camino…


SOY: Es lo que es. Aprende del agricultor. El fruto es un mero producto momentáneo, la semilla es la verdadera trascendencia. Los frutos son los espejismos de la Correspondencia que nos muestran los caminos hacia la Mente, la unidad… el Yoga…


YO: Eso es lo que me pesa tanto… El fruto, la idea de que el resultado debe ser magnánimo, sin igual, después de tanto esfuerzo, debemos obtener un resultado…


SOY: Y no es así. El único objetivo es la contemplación, observar el círculo en que el Karma, la Acción y su Fruto son lo mismo, que el fruto es parte del proceso en sí y no un fin. Libérate de conseguir resultados, libérate de buscar la aceptación. Contempla.


YO: Si cambio mi actitud, cambio los resultados…


SOY: “Libérate de la ansiedad por las cosas de este mundo, no te dejes gobernar por las ilusiones de este mundo perecedero”.


YO: La ansiedad que no me deja dormir, es por la búsqueda incesante de un resultado… por ello me pone tan mal llegar al final de este sendero, por ello quería hacer algo grande, que marcara la diferencia, porque no me bastaba con el camino… La ansiedad me carcome por ver en el mundo plasmadas las cosas que sólo pueden habitar en mi corazón.


SOY: “El hombre que realiza sus acciones con egoísmo buscando su recompensa, a su debido tiempo obtendrá los frutos en forma de placer, o dolor, o ambos al tiempo quizá. Mas aquel que actúa con desapego renunciando a la recompensa, acumula riquezas para la Eternidad.”


YO: Estaba actuando desde el Atman, desde el ego… Ser aceptado, ser parte, por ello fracasaba mi camino del Dragón… Por ello me produce dolor, porque buscaba en él una recompensa por todo el esfuerzo realizado…


SOY: “Busca refugio en la actitud del desapego y acumularás la riqueza de la conciencia espiritual. Aquel que este motivado únicamente por el deseo de los frutos de su acción, y ansioso por los resultados, es verdaderamente miserable.”


YO: Ser libre… Soltar lo que se pierde… Dejarlo ser… Decir adiós a las cosas que han pasado, vivir el presente… Lo que siento y soy hoy.


SOY: “Corta la duda ignorante en tu corazón con la espada del auto conocimiento. Observa tu disciplina. Levántate.”


YO: Me levanto… Cambio mi actitud ante la vida…


SOY: Los frutos sólo están allí para nutrir tu verdadero potencial interior; encuéntrate en el círculo de la vida, pues eres mucho más que ello.


YO: Soy todo el Árbol.

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

ERA LEO= Entre los años aproximados de 8730 y 10880 a.C. se dio la era de Leo, la cual se conmemoró con la construcción de la Gran Esfinge (en aquel tiempo era todo un león). La característica de esta era fue que durante la misma se desarrollaron las colonias Atlantes como países propios e independientes que conectaron el mundo y reforzaron su poder sobre cada territorio. Fueron las últimas grandes civilizaciones del pasado relativos a las primeras humanidades.
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