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SSe: Yo Soy Entramado de Vibraciones

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YO: Para estar todos en la misma página, entonces lo que se entiende por “contexto”, como lo que nos rodea, es en verdad aquello que nos atraviesa, condiciona y nos hace ser lo que somos aquí y ahora desde la personalidad y el ego; pero a su vez, es lo que nosotros mismos tejimos antes de vivir en esta realidad…


SOY: Como te expliqué ayer, el Universo surge de una sola consciencia llamada El Ser Uno, o Ser Universal, resumido en el verbo “Soy”. Al expresarse en las 4 direcciones del Tiempo (expresión, experimentación, integración y trascendencia) y las 4 del Espacio (tetraedro, hexaedro, dodecaedro e icosaedro), el Ser se convierte en la araña de 8 patas de la eternidad, tejedora de la Red de la Matriz Cósmica. Su tejido proyecta ese potencial en miles de formas, y sus diferentes partes se enredan en la telaraña que ella misma tejió. Cuando sus partes del tejido se pegan en él, dejan de ser tejedores para ser tejido, y a partir de ese momento, pasan a ser parte del contexto, del conjunto textil de la araña cósmica. Nacer es vibrar en esta red, dando la sensación de que las partes son moscas, abejas, u otros tantos insectos atrapados en la red que llamáis Matrix. Es así que todas las partes están interconectadas entre sí al ingresar al tejido de la vida, y si uno vibra, todos los demás le sentirán. Si cada insecto en la red es inconsciente de los demás, el conjunto de vibraciones será caótico, y perderá el sentido, la dirección, el propósito; generando sólo confusión. Esto es lo que normalmente sucede en la vida, en que el contexto que nos rodea es el que condiciona lo que somos, lo que hacemos, sentimos y pensamos. Estamos a merced de la Red de la Matrix, presas fáciles para la araña del tiempo y el espacio que nos devorará en una rueda cíclica llamada Samsara, la rueda del karma. Envueltos en un laberinto sin salida. Las moscas representan los distintos “Yo” que existen atrapados en la Red contextual del tejido creador. Normalmente, cuando los Yo se dan cuenta de que la Red es la que les condiciona, se consideran en una prisión, viéndose víctimas de la araña, y buscan escaparse de ella. Sin embargo, si todas resonasen en equilibrio, todas se convertirían en la red, vibrando al unísono, y recordando que ellos también pueden ser la Araña creadora.


YO: O sea que en tanto no resonemos en armonía con el tejido contextual, recordando que no somos la araña sino partes de ella, el contexto nos determinará a nosotros.


SOY: Exacto. Por ello es importante conocer los tejidos que nos componen. Creer que cada individuo es el creador de su propia realidad es desconocer el funcionamiento de las redes y el tejido cósmico de la araña del tiempo y el espacio. Todo lo que existe está inevitablemente conectado, nadie crea su propia realidad, sino que todos co-creamos el universo que nos rodea. La única forma de tejer realidades acordes a nuestra propia voluntad es reconociendo y honrando el tejido, vibrando en armonía dentro del mismo, para poder empezar a tejer. Nada está separado, todo es parte de una sola cosa. Por ello, considerar que eres tú, un simple YO, capaz de crear todo lo que te rodea, es ignorar que la mosca no puede tejer una telaraña. Pero a su vez, creer que una mosca es incapaz de cambiar una realidad, es ignorar el hecho de que la vibración de la misma puede cambiar el contexto de toda la Red. La paradoja radica en que aún siendo aspectos proyectados del Ser, seguimos siendo dicho Ser, sólo que expandido, y por ello, para unir el poder creador, necesitamos “co.crear”, es decir, crear junto a los demás; y esos otros son parte del contexto que nos crea. Reconoce el contexto y conocerás las herramientas que te ayudarán a crear una nueva realidad.


YO: ¿Y cómo recibo esas herramientas? Es decir, ¿cómo sé lo que puedo obtener del contexto externo para transformar y armonizar mi poder interno y así vibrar alto y crear?


SOY: Mediante el concepto de la Aprehensión.


YO: Lo que aprendemos en la vida, pues, es lo que adquirimos para construir nuestra propia realidad. ¿No?


SOY: Hay que entender primero la diferencia entre Aprender y Aprehender. Ambas vienen de la misma raíz- Sin embargo, han evolucionado para concebir conceptos un tanto diversos entre sí. Aprender y Aprehender vienen de las palabras “Ad” (hacia), “prae” (antes) y “hendere” (atrapar, agarrar). El concepto trasmite la idea de lograr captar algo. Pero en la bifurcación de los conceptos se entiende que Aprender hace referencia a la imitación o asimilación de un conocimiento o información mediante repetición constante. Sin embargo, Aprehender implica algo mucho más profundo, pues aquí uno se apodera de dicho conocimiento como propio, lo integra y lo vuelve parte de su ser con naturalidad.


YO: Es como quien aprende matemática en la escuela para los exámenes pero luego aprehende a ser comerciante y manejar los números desde un contexto diferente.


SOY: Uno aprende las notas musicales, los acordes, las partituras, pero por otro lado aprehende la música y las melodías.


YO: Entonces, siguiendo con el ejemplo del contexto, aprender sería que, cuando llega una vibración a mí por la red, desde otros, la imito y replico tal cual ha llegado. Pero por el contrario, si recibo esa misma vibración, la asimilo, la transformo acorde a mi interior y consciencia, creando una vibración superadora a la que recibí, le llamaré aprehensión. ¿No?


SOY: Exactamente así es. Por lo tanto, cuando has reconocido el mundo contextual, ahora debes preguntarte qué es lo que has aprehendido de él, y qué es lo que es aprendido. Es decir, cuáles son las cosas que hiciste propias de ti y con las cuales lograste hacer algo superador, y cuáles son las cosas que has seguido imitando de tu contexto.


YO: Por ejemplo, podría decir que tomé la voluntad de mi abuelo de conocer cosas nuevas cuando compartía con él espacios de lectura, dibujo y música, pero yo decidí salir de la comodidad de su espacio rutinario para lanzarme a vivir la experiencia y aventura de lo que él leía y escuchaba. Aprehendí su fascinación por el mundo, pero trascendiendo la manera en que él le vivía. Por otro lado reconozco que mi recurrente estado depresivo se activaba en los momentos de debilidad para llamar la atención, algo que aprendí a imitar de la hermana de mi abuelo, mi tía Olga. Y he imitado esto por muchos años.


SOY: Los mecanismos de nuestra vida se dividen en aprendizajes y aprehensiones, y los primeros que hemos vivido, definen por lo general la forma en que nos abrimos a aprehender o aprender nuevas cosas. Si ahora te propones despertar una nueva expresión en ti, como lo que estás haciendo: aprender un nuevo idioma, aprender piano, todo ello despertará lo que en tus células se registró por la interacción con el medio. La forma en que tus células se habituaron durante los primeros años de tu vida para captar el contexto, se repite hasta el día de hoy en tu forma de incorporar nuevas cosas. Podríamos decir que es necesario reeducar el cuerpo para que pueda asimilar cosas nuevas.


YO: ¿Cómo se reeduca un cuerpo?


SOY: Primero debes saber que no puedes enseñarle a un pez a trepar un árbol, o a un mono cómo sumergirse en un arrecife. Lo que ese ser ha aprehendido, es en lo que ese ser se ha convertido. Por ello, lo primero que debe reconocer es: “¿qué es lo que ha aprehendido y aprendido en su vida?”. Y la siguiente pregunta que hay que hacerse es “¿por qué y para qué lo ha aprehendido o aprendido?”. Cuando alguien quiere sanar su historia y cambiar su vida para hacer algo diferente, suele evitar el pasado, o ignorar la razón por la cual las cosas han pasado en su vida. Por esto, no debes cuestionar lo vivido, debes comprenderlo, asimilarlo.


YO: Entonces debo hacer las preguntas…


SOY: Esta es la primera pregunta que debes hacerte hoy, y que te la hago yo a ti: ¿Cuál fue tu primera palabra?


YO: Según mi familia mi primera palabra fue “Gracias”; dije mamá mucho después. Claramente la dije de manera extraña, pero fue esa.


SOY: De manera que tu cerebro y cuerpo lograron manifestar antes que cualquier dependencia, la palabra de gratitud, lo cual hace que vivas en la sorpresa y agradecimiento de todo lo que vives. La primera palabra tiene un peso en todas las miles que aprenderás luego, pues es la primera aprehensión de la palabra creadora, que moldea las cuerdas vocales, la garganta, la lengua, a hacer un ejercicio que quedará registrado en tus células y ADN por el resto de tu vida. La facultad de comunicarte. Ahora dime, ¿qué fue lo primero que recuerdas haber aprehendido en tu vida?


YO: Cuando pienso en eso se me viene a la cabeza el momento en que caminé por primera vez. Mi abuela quería que yo gateara, tenía esa ilusión, pero nunca lo hice. De hecho, cuando intentó empujarme a que avanzara en cuatro patas, me caí hacia delante y me rompí un incisivo que recién estaba saliendo. Mi abuela me contó que nunca avancé un sólo paso gateando, y que de la nada, un día me tomé de la silla y avancé paso a paso hacia otra silla.


SOY: Lo cual marcó el camino en tu vida, el avanzar, el ser caminante, sin pasos intermedios, sin previas búsquedas. Saltear pasos construye una psiquis y biología que pretende llegar antes o más rápido que el resto, algo que indudablemente moldeó tu presente, así como tu incesante búsqueda de hacer todo ya, todo rápido, queriendo saltear pasos por ver más allá de lo que es. Gatear implica mirar el suelo, las manos, lo que está cerca en la tierra, y sin embargo, quien se pone de pie, mira al horizonte, lo que está lejos, y se desvive por lanzarse a conseguirlo. Así es que tus células en ese instante entendieron que debían lanzarse a cosas grandes y lejanas casi imposibles, y esto a la vez marcó tu estrés constante mirando al futuro.


YO: Wow… Nunca pensé que un paso tan pequeño de una silla a la otra con un año de edad marcaría todo lo que hago y soy ahora…


SOY: Pues así es. ¿Y dime, qué es lo que aprehendiste de tu entorno?


YO: Recuerdo que mi fascinación por las plantas y árboles, la semilla y el fruto, nació de ver y oír las explicaciones de mi tía Olga sobre cómo cuidarles. Siempre me hablaba de sus plantas desde que nací. De mi abuela recuerdo la acción: andar en bicicleta, mi primera vez, fue con ella, lanzarme a la aventura, la adrenalina; relaciono esto con ella. Con mi madre, relaciono el arte, la creatividad y el detalle y la paciencia, pues ambos dibujábamos juntos, y hacíamos manualidades. De mi bisabuela recuerdo el trabajo con la tierra, ayudarle en el campo que era el jardín, cosechar, sembrar. De mi tía el juego y las risas, la importancia de divertirse. De mi abuelo, capté la escucha, el silencio, el humor, el amor por el conocimiento. En mi entorno, además, veía a los elementales, hadas y duendes, que me explicaban sobre la naturaleza y el universo. Recuerdo a Sarah, mi ángel guardián, enseñarme sobre el amor y el perdón desde pequeñito, y a Kuen, mi guía, enseñarme sobre los humanos y cómo relacionarme emocionalmente con los demás, así como hacer alquimia con los juegos de mis amigos. Todo ello moldeó lo que soy hoy. Nunca me había puesto a pensar en ello, de dónde venían todas estas cosas más allá de mi carta astrológica. Siempre atribuyo mis actitudes y demás a la Luna, Sol, Mercurio, etc, con Leo, Sagitario, Capricornio, etc, pero nunca con el contexto físico…


SOY: Por eso hay que repasar estas preguntas. Porque tu cuerpo físico, tu mayor herramienta, está compuesto de toda la aprehensión de tu contexto humano, de tu vida aquí y ahora.


YO: Me dispongo, pues, a honrar lo que aprendí siendo humano en mi infancia, a reconocer lo que soy gracias a lo que ha resonado en mí en mi entorno.


SOY: La primera palabra, el primer aprendizaje, la primera aprehensión y lo que cada uno en tu entorno te ha dejado para ser quien eres, son las puertas para construir lo que serás.


YO: Yo aprehendo.


SOY: Pues somos todos una constante red de educación.


TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

PATRÓN ÁLMICO: BH= Lo único que nos llevamos tras la muerte, es la herencia de lo que hemos vivido, aprendido, experimentado. Cada ser es un legado en sí mismo, y la memoria es el único gran éxito que adquirimos al final de la meta de cada vida. BH es el sonido para lo que hemos logrado en la vida, el bagaje que recibimos y que entregamos, el concepto del hogar del alma.
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