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Enamorarse

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YO: Hoy fui a la Pirámide con toda mi intención en trabajar en los detalles de mi Páncreas, ya que es el aspecto físico del Plexo Solar, y en lugar de hablar de insulina y de comida, pensando en lo que debería de trabajar con relación a mi abuelo y su muerte por el páncreas, la palabra que me dijiste fue: Enamorarse. ¿Por qué?


SOY: Como bien ya sabes, el Páncreas es la glándula que genera la hormona de la insulina, la cual se expande por el torrente sanguíneo en busca de azúcares, los cuales captura y metaboliza con el fin de ser absorbidos por los tejidos y procesados por las células. Así es como se nutre el cuerpo. La glucosa, la fructosa, las cuales generan a su vez la sacarosa; todas son nutrientes esenciales para el organismo, pues en su división molecular entregan energía a la célula, que la usa para producir proteínas y generar las reacciones básicas para la vida. Por esto, el Páncreas es conocido como el “órgano de la dulzura”, ya que en su incesante búsqueda de azúcares, provoca la necesidad de consumir chocolates y todo tipo de cosas dulces que hacen que las células se sientan completas. A nivel álmico, es decir, a nivel energético, pasa lo mismo con las relaciones. El plexo solar busca “la dulzura” en el entorno, pues para darle alimento a las células, al cuerpo físico, necesita de ese cariño y amor, que esencialmente es energía. Por esto solemos relacionar casi inconscientemente la idea de romanticismo y enamoramiento con lo dulce y los chocolates.


YO: O sea que alguien enfermo del Páncreas es alguien que no sabe cómo absorber ese amor, que no produce insulina, o que ha acumulado tanto por no expresar amor que sus células se consumen entre sí en forma de cáncer de páncreas. Toda enfermedad del Páncreas, pues, está relacionada a la asimilación de la energía, ya sea por la división de las macromoléculas de los azúcares, todo tipo de carbohidratos (carbonos con bases de hidrógenos), o por la energía que se produce en el enamoramiento. Lo cual me lleva a pensar entonces… ¿Es la insulina el aspecto físico de enamorarse?


SOY: Así es. Vamos a la base de todo. “Amor” proviene del concepto latino “Eternidad”, es decir, de los términos “a” (sin) y “mors” (muerte). Si algo sabemos hoy, es que la energía es eterna, pues nunca acaba ni muere, sino que se transforma. Por esto, se dice que Dios es Amor, pues el Cosmos Universal es Constante Energía en transformación. Todos los átomos encuentran estabilidad en el intercambio de energía; todas las moléculas se replican debido a este intercambio de energía; todas las estructuras celulares funcionan debido a este intercambio de energías; los órganos funcionan por los pulsos eléctricos de descarga energética proveniente de la conducción energética del sistema nervioso central. Todos los cuerpos buscan el calor que produce la energía como una forma de estabilidad biológica. Por ello, los cuerpos físicos necesitan ingerir calorías, es decir, materiales altos en energía como los carbohidratos, para entregar esta vitalidad a las células. Por lo tanto, el concepto de entrar en proceso de asimilación de energía eterna para nutrir el propio ser se puede entender como “en-” (entrar), “-amor-” (sin muerte, eternidad), “-ar-” (acción de), “-se” (reflexivo neutro: para uno mismo). En inglés, el término “love” proviene del indoeuropeo “lubhyati”, que está relacionado a la libido, al deseo y placer, que son los aspectos producidos por la reacción química de la asimilación de la sacarosa en las células generando descargas eléctricas. Así, “to fall in love” (enamorarse), es el concepto de caer en el proceso que provoca el placer en el interior. Con el desarrollo del intelecto humano, y la creación de las culturas, estas necesidades básicas de nutrir de energía eterna al ser físico, se romantizaron, convirtiéndolo en los actuales conceptos que indican que enamorarse implica sentir amor por otra persona. El concepto surge debido a que ante el otro, el cuerpo reacciona con deseo, buscando el placer en el cariño, en el tacto, nutriéndose de la energía eterna que permite la subsistencia y el seguir adelante, accionando la vida.


YO: ¿O sea que enamorarse no tiene que ver con el alma sino con la biología?


SOY: ¿Acaso no entendiste todo lo que hemos hablado? El Alma es esa energía. El alma no está separada del cuerpo, no son procesos distintos o separados. Los procesos emocional y físico están entrelazados. El físico depende inevitablemente del emocional energético para vivir, cuando el energético no depende del físico, y por ello sostenemos que el alma es libre del cuerpo, es eterna y se transforma en muchas formas. Sin embargo es el alma quien hace que exista el cuerpo por energía, y el cuerpo se vuelve así un decodificador de la emoción del alma. Es por ello que la explicación de toda emoción tiene su base en las cosas que nuestro cuerpo siente. Entender la función de lo material, orgánico, no mata la idea de un alma extrasensorial, sino que reafirma su presencia y manifestación activa en vuestra realidad.


YO: Entiendo. Claro. Lo que pasa es que durante mucho tiempo nos han hecho pensar que son cosas distintas, o que todo lo bonito y emocional, como el amor, no tiene nada que ver con el cuerpo, sino con el alma, y es mucho más amplio y espiritual que una simple reacción celular.


SOY: Esta forma de ver las cosas surgió durante los últimos 2000 años afianzándose durante la Edad Media, en que religiosamente se consideraba el cuerpo como la prisión del Alma, y que debíamos liberarla de lo carnal para volver al reino de los Cielos. Esto adornó los conceptos tanto de la espiritualidad religiosa como no religiosa, así como los conceptos de la “New Age” que, a pesar de hablar de un nuevo tiempo, no son más que una proyección del cristianismo celestial. La verdad es que en el Cielo no hay nada. Al terminar la Atmósfera, se encuentra el entramado de tiempo espacio, la gravedad, las cuerdas del mundo cuántico, otros cuerpos celestes, galaxias, y mundos mejores o mucho peores que este. Salirse del cuerpo hacia los cielos no nos acerca a la respuesta divina, sino ir hacia lo más profundo del ser, hacia el interior, donde nos damos cuenta que el cuerpo que nos compone es una maravilla expresada desde el alma. Tal vez diría yo, que es el Alma la prisión del Cuerpo, quien condiciona su existencia y forma de percibir, y no al revés. Es por esto que alineando la energía, liberamos al cuerpo, y desde el cuerpo, podemos hablar con el espíritu y el alma, manifestando realidades.


YO: Y enamorarse es la forma de hacerlo.


SOY: El espíritu busca experimentar todo lo que pueda en la vida que ha creado. Enamorarse es esa insulina que impulsa al ser a buscar en la vida, a hacer lo impensado, a salir de la zona de confort, a expandirse y atreverse. Enamorarse transforma, hace que el individuo avance en el camino de la vida. La insulina del enamoramiento busca atrapar en el flujo sanguíneo de la vida los carbohidratos, los azúcares que llamáis Amor. Utiliza el amor para generar energía en el cuerpo y crear, expandir las células, producir. Y es por esto que el cuerpo siente enamorarse en la necesidad de reproducir. El espíritu, buscando nacer, inicia la búsqueda de esa energía en la que encontrará los nutrientes para vivir. Los azúcares del esperma, nutren el óvulo, célula madre, para que se dé la multiplicación. Así, por enamoramiento, encuentra a la otra persona que le otorgará el material genético perfecto para la producción de un nuevo ser donde el espíritu se manifestará. El Amor que se siente, es opcional.


YO: ¿A qué te refieres?


SOY: No es lo mismo enamorarse que amar. Enamorarse es parte de un proceso que busca un fin: conseguir energía, ya sea para reproducirse en otra vida o producir un proyecto o acción. Una vez completado ese circuito, uno deja de estar enamorado, pues la búsqueda terminó. Pero puede seguir creando proyectos, lo cual mantiene el enamoramiento. Cuando una pareja deja de buscar nuevos proyectos que nutran de energía, deja de existir el enamoramiento. Y allí tengo dos caminos: o separarme para buscar un nuevo foco de energía, o vivir en amor incondicional. Lo más normal es la separación, pues la vida necesita seguir avanzando. Culturalmente esto ha estado mal visto por mucho tiempo, incluso como un fracaso en el amor. Pero desde el punto de vista biológico, no es un fracaso. “Si el árbol del que obtengo manzanas ya no da manzanas, entonces debo buscar otro árbol para no morir de hambre”.


YO: Es una forma muy frívola de ver el amor…


SOY: Pero práctica. Por ello tienes la otra forma… El Amor Incondicional. No juzgues una si tienes la otra. Son mecanismos distintos. El Amor incondicional reconoce que el amor es eterno, y que esté o no esté con esa persona como complemento, me entregará de igual manera pues yo sigo entregándole. Simplemente por reconocer que el otro es uno mismo. Así, no lo tomo como alguien de quien sacar energía, sino como parte del bosque del que formo parte. Así, uno se abre al mundo desde la incondicionalidad. La condición siempre es esperar que el árbol te dé manzanas, esperar que te dé energía, que te nutra con lo que esperas recibir. Así, pones una condición. Sin embargo en la incondicionalidad, disfrutas y honras la sombra del árbol, sin juzgar el hecho de que no te dé manzanas, simplemente entiendes que sus capacidades y atributos ahora son otros.


YO: Entonces enamorarse es la búsqueda de energía, es el proceso de desarrollo, es el instante en que la insulina se mueve buscando los azúcares en la vida.


SOY: Y todo esto se despierta cuando dejas lo idílico y lo imaginario para ir a lo concreto, buscando un foco donde encontrar la energía que te impulse hacia delante.


YO: Lo que me dijiste hoy… La primera vez que te has enamorado.


SOY: El primer impulso que hizo que quites el foco de tus ídolos para tener una “persona especial” que represente todo eso que sientes y deseas. Suele pasar en la pubertad, antes de volverte adolescente, alrededor de los últimos años del segundo septenio, entre los 12 y los 14 años. Aunque en algunos puede pasar antes también. Sobre todo en las mujeres, que se desarrollan y evolucionan más rápido que los hombres.


YO: Recuerdo que mi primer enamoramiento fuerte fue por mi mejor amigo. Teníamos 10 u 11 años. Pero todo el entorno no me mostraba que era posible que dos hombres se enamorasen, y siempre pensé que eso sería imposible. A los 12 años, cuando comencé a recordar mis vidas pasadas, lo primero que vi fue a Sobek, mi “marido” en el periodo atlante del Nilo, hace 12000 años. Al verle, volví a recordar el Amor que sentía por él, y volví a sentirlo. Sabía que estaba vivo en este tiempo, porque podía soñar con él, sabía que había nacido en Italia, lo cual me llevó a estudiar italiano para poder entenderle, empecé a buscar. Es decir, estaba enamorado. Cuando en 2012 le encontré, fue fuerte para mí, pues él no recordaba, y yo jamás le dije nada de mis recuerdos para no condicionarlo. Pero él sentía que había algo, podía percibirlo. Estuve enamorado de su alma hasta que, habiendo reconciliado nuestras almas en un nuevo Tiempo, nos volvimos amigos, y ese enamoramiento se volvió Amor, se transfiguró a la incondicional, libre de toda expectativa. Pero hoy entendí algo muy fuerte e importante.


SOY: Cuéntame.


YO: Desde que le recordé, mi amor y enamoramiento por él fue idílico. Era mágico, despertaba una ilusión que me mantenía enamorado al 100%. Nunca pude sentir lo mismo por nadie más. De hecho, a algunas de mis parejas les he dicho con sinceridad que en mi interior yo estaba enamorado de quien siempre había amado, lo cual nunca me permitió amar al 100% a nadie más. Durante años creí que esto era algo terrible, porque me sentía preso de una emoción incontrolable, enamorado de alguien que había muerto hacía 12000 años, y que hoy no era más que una idea, un sueño. Al encontrarle supe que no podría vivir lo mismo, y tuve que trabajar el dolor de soltar la historia. Pero siempre, de cada persona que volví a enamorarme, construía una suerte de ilusión a su alrededor. Tanta, que sobrepasaba la realidad, haciéndome sufrir más. Mis amigos me decían que suelo enamorarme más de la ilusión que de la persona. Y hoy entendí por qué. Mis dos primeros amores, los primeros que despertaron en mi vida el amor, eran imposibles. Mi cuerpo vio que en el primero no había posibilidad, al menos en aquel contexto, y el segundo, en mis memorias, me mostró que estaba enamorado de una idea imaginaria que ya no podría ser real, nunca. Aún así no podía cerrarme a sentirlo. Fue la ilusión lo que me mantuvo enamorado toda la vida, creando, viajando, avanzando, haciendo todo lo que hice. Mucho lo hice por él, por sus palabras frente a la esfinge: “No importa el tiempo que pase ni los cuerpos que tengamos, siempre estaré ahí para acompañarte”. Proyecté esta misma ilusión en otros, y mi enamoramiento me llevó a hacer cosas impensadas a mi corta edad. Me di cuenta que la ilusión, en lugar de limitarme, me había expandido, que estar enamorado de algo imposible me había llevado a hacer lo imposible. Todas mis relaciones fracasaban porque estaba centrando mi amor en la limitación de un sólo ser, cuando yo amaba en otra dimensión. Al entender esto, sentí una gran liberación del concepto de la ilusión.


SOY: Pues ahora le has dado un sentido y propósito a tu forma de amar. Los primeros amores de la vida, en la pubertad y la adolescencia, han definido nuestra forma de relacionarnos, de amar, de enamorarnos, de avanzar y sentir. Pero también, aquellos que han tenido memorias traumáticas de abuso, manipulación, de un familiar que dice la frase “hago esto porque te quiero”, “eres mía o mío”, son todos los acercamientos que alguien puede tener a lo que significa buscar energía, lo que construye la idea de lo que es el amor. Por esto la tarea de hoy es preguntarnos: “¿Cómo fueron mis primeras experiencias de enamoramiento, de amor en mi vida, y cómo han definido la forma en que hoy me enamoro y amo?


YO: Intensa pregunta. En nuestros caminos espirituales solemos hablar mucho de amor, pero todos tenemos una visión distorsionada de lo que éste significa, y solemos proyectar en la idea de amor aquello de lo que huimos o aquello que deseamos. Pero no lo que verdaderamente es.


SOY: El amor es la energía eterna que todo ser necesita para desarrollarse. Es tu contexto el que te ha moldeado a procesar esa energía de una forma u otra. Así, reconociendo el método que has tomado en tu vida, podrás identificar desde dónde buscas el amor.


YO: Me permito enamorarme reconociendo desde dónde me he enamorado. Reconozco lo que el amor significa para mí según lo vivido en mi infancia y adolescencia.


SOY: Hasta que puedas ser libre y enamorarte de ti y de la eternidad.

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

PATRÓN ÁLMICO: PB= Dentro de la casa, radica el alimento que nos mantiene en la vida física que el universo creó. La energía de nuestras almas se nutre de la energía de la materia que consumimos. El sonido PB radica en el alimento físico, en lo que nos mantiene vivos, aquello que necesitamos para subsistir en un cuerpo, el combustible de la vida.
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