YO: Todos los días trato de leer los comentarios de todas las personas que escriben en YouTube, en las redes sociales y en el Blog, para llevar una idea de si lo que voy compartiendo se comprende o no, si hay dudas, preguntas que pueda resolver luego durante las charlas, etc. Y cuando hago esto, no puedo evitar pensar en lo expuesto que me encuentro. Es decir, mi vida, mis sombras y luces, compartiendo gran parte de mí. Surgen dos incógnitas que siempre me he planteado cuando me cuestionaba la manera en que debía comunicar: por un lado el hecho de exponer mi vida como ejemplo de todo lo que digo, y por el otro de posicionarme en el centro de atención. Mi gran tema fue siempre la neutralidad. Siempre sostuve en mi existencia espiritual, antes de nacer, que lo más importante es la neutralidad, y durante mi vida he hecho el esfuerzo por ser neutral, una y otra vez, eliminando mi esencia de muchas cosas para poder serlo, y aún así no lo lograba jamás. Pues la vida siempre me llevaba a ser más un personaje de ficción que alguien externo que cuenta las cosas desde afuera.

SOY: Pues tu concepto de neutralidad estaba un poco confundido de dimensión.

YO: ¿A qué te refieres?

SOY: Ser Neutral en la Novena dimensión no es lo mismo que serlo en la Quinta, y mucho menos serlo en la Tercera, las formas son diferentes. Imagina que la Neutralidad es la Fotosíntesis (el proceso de asimilación de la luz en el reino vegetal para crear alimentos azucarados). La forma en que se realizará este proceso no es el mismo en hongos, que en árboles o fitoplancton, pues los ecosistemas son distintos, y la forma de realizar este proceso es diverso. Así, en un mundo basado en la polaridad excesiva como el de Tercera Dimensión, la dualidad genera un punto central donde descargar la tensión de los dos extremos. Así, la neutralidad no está ubicada en el observador, como lo sería en la Quinta Dimensión, sino en el Observado, el objeto o Sujeto. Por ello, en esta dimensión, la neutralidad no radica en salirse de uno para ver todo, sino centrarse plenamente en uno para referenciarse en todo. La Autorreferencia es la neutralidad de la Tercera Dimensión.

YO: Esto le da sentido a todo lo que decían mis guías sobre ir al Centro. Cuando en las islas Orcadas del Norte, en Escocia, me recordaron la importancia de colocarme en el centro. La neutralidad está en ubicarse como autorreferente en el proceso de la autoobservación.

SOY: Esto puede confundirse con Egoísmo. Pues una persona que comienza a autorreferenciarse, no tiene otra opción que reconocer que todas las cosas que contempla fuera, son proyecciones de lo que percibe dentro. Así el autoanálisis es constante. Deja de juzgar al mundo externo o de volcar su voluntad en ayudar al prójimo, para encontrar la coherencia del mundo interno y fortalecer a los demás, reflejándose en el exterior.

YO: Cuando me encontraba en el monte Tabor, Israel, tuve una crisis respecto al mostrarme en la cámara. Estábamos filmando el documental “El Recordador”, y me sentí sucio hablando de mí, como que no estaba siendo neutral, sino sólo hablando de mí. Me fui al monte solo, y allí un ser, un maestro, me dio una charla muy dura. Me dijo: “Tú no eres más que una herramienta, tu rostro no te pertenece, tu historia es del mundo. Deja de querer apiadarte de tu individualidad, cuando tu Ego es de utilidad para tu Espíritu y la Red para la cual has nacido”.

SOY: Palabras duras pero certeras…

YO: Por un lado mi parte humana sintió decepción, creo, fue como si me dijesen que no valgo nada por mí mismo, o que lo que creo ser no es más que una pequeña pieza en un engranaje mayor. Y por otro lado, todo mi ser sintió un alivio gigantesco, una liberación enorme que me devolvió el alma al cuerpo, un alma que buscaba escaparse. Entendí que no podía escapar de una realidad que yo mismo había creado… Matías es sólo un personaje creado por mi Yo Superior. Es decir, mi única verdad, para poder mostrar un camino de su consciencia. Es como si Yo fuese un reflejo en un espejo, y todos los reflejos que se ven en mí encuentran la verdad o el espíritu por ese reflejo, entonces, yo soy un medio, una herramienta. Me costó aceptarlo como humano, el hecho de que la vida y el espíritu me pongan como centro de atención, y creo que aún hay detalles que pulir al respecto.

SOY: ¿Cuál es tu temor?

YO: Bueno… Soy Argentino.

SOY: ¿…Y eso qué significa?

YO: Todos en el mundo, e incluso los mismos argentinos, saben que una de las características de nuestra cultura nacional es la arrogancia, el egocentrismo petulante…

SOY: ¿Y eso por qué crees que es así?

YO: Es lo típico que llaman “estereotipos”. No es que todos sean así, pero es como la visión común. Tenemos fama de “creernos el centro del mundo”, de ser “sabelotodos”. Hay frases como “Un argentino resuelve todos los problemas del mundo tomando una taza de café”.

SOY: O “mate”…

YO: …Sí, más viable eso. También se dice “Dios está en todos lados pero atiende en Buenos Aires”. Hay una sensación de un extraño orgullo nacional, siendo que todos a la vez tienden a referenciarse en otros, ya sea Estados Unidos o países Europeos, pues todos somos inmigrantes.

SOY: Bueno, debes recordar la formación del espíritu argentino, igual que muchos de los países Americanos. Debido a ser países con historias cortas y formados de muchas nacionalidades, a mediados de 1880, se empezó a generar una nacionalización del espíritu del pueblo para unir personas con distintos orígenes. Para crear el espíritu de una nación inexistente, sin historia común, era necesario afianzar la confianza en un nuevo concepto. La escolarización funcionó como una forma de generar amor por un país que no existía del todo.

YO: Claro… Inmigrantes españoles e italianos sobre todo; alemanes, yugoslavos, polacos, franceses, irlandeses, y algunos pocos más mezclados como griegos, turcos, sirio-libaneses, todos debían ser unidos de alguna forma.

SOY: Y a la fuerza se les enseñó que debían tener orgullo del país. Todos los países nacientes en América desde 1776, se forjaron en la idea del Orgullo Nacional.

YO: Lo he visto en Chile, en México, Brasil, en Estados Unidos, allí es muy fuerte… Pero a pesar de ello, los Argentinos tenemos la fama de arrogantes.

SOY: Argentina fue el primer país de América con mayor escolarización nacionalista en el siglo XIX. ¿Te acuerdas de Sarmiento?

YO: Uf… Sí. Domingo Faustino Sarmiento. Para algunos un héroe, para otros lo peor de la historia. Presidente alrededor de 1880, padre de la educación y la escuela. Trajo mujeres francesas a enseñar en todo el país, y su idea era que había que educar a todo el pueblo para ser como Europa. Él propuso traer a todos los inmigrantes para poblar Argentina de europeos, regalando tierras, casas, educación, oportunidades. Así se aseguraba crear un país de cultura europea en Sudamérica. A su vez decía que el problema eran los nativos y mestizos, a quienes ordenaba matar, perseguir, erradicar para no contaminar sus ideas. Así que, Sarmiento es un personaje un tanto dual que podría ser tanto venerado por su labor educativa, así como repudiado por su racismo e incentivo al genocidio.

SOY: Sus ideas hicieron que Buenos Aires se conociera como la Paris de Sudamérica. Su trabajo por la europeización de Argentina generó un resentimiento contra los pueblos más nativos de gran población en todos los países limítrofes, generando una idea de superioridad sobre el Originario. Así, en las escuelas, se forjó la idea de superioridad y arrogancia que bañaron a tu cultura. ¿Sabes qué significa arrogancia?

YO: No… O sea, sé la sensación: creerse superior a los demás.

SOY: Arrogancia viene del latín “ad-rogare” que significa “tomar pertenencia de algo”. Viene a su vez del Indoeuropeo “Reg”, que da origen a la palagra “regnus”, es decir “Aquello que pertenece”, y a su dueño y poseedor el “regis”, quien “registra” su pertenencia, palabras que en español dan origen a “rey”, “reina” y “reino”. En inglés, “King and Queen” (rey y reina), podrían venir de “cynn” en lenguas germánicas, relacionadas a “clan, familia, raza”, siendo “Kingdom” (reino) la “domus” (casa) del padre del clan.

YO: O sea que arrogancia surge del sentido de pertenencia a algo.

SOY: Y sobre todo, de defender ese algo con valentía y vigor, lo que nos lleva a la palabra clave: Orgullo.

YO: ¿Qué significa?

SOY: En español, la palabra proviene de lenguas franco-germánicas, “ur-gul”, que significa “petulante y lozano”, es decir, alguien con fuertes convicciones de sí mismo, al punto de llegar a desprestigiar a los demás, y que se muestra vigoroso, vital, enérgico por ello. En inglés, “Pride, Proud” (orgullo, orgulloso) viene del latín “prodis”, que da origen a prodigio, significando “útil y con cualidades remarcables”.

YO: O sea que estar orgulloso de algo, desde la etimología española sería negativo, y desde la etimología inglesa sería positivo…

SOY: Bueno, ambas tienen sus pros y contras. Pero resumámoslo de la siguiente manera: estar orgulloso de algo es reconocer que tienes cualidades remarcables y que no tienes miedo a mostrarlo y compartirlo con los demás. En el aspecto positivo, esto es reconocerse, autorreferenciarse, valorarse y sacar lo mejor de ti mismo. En un aspecto negativo, puede hacerte creer que los otros son menos, y que estarán bajo tu poder, lo cual te convertirá en un arrogante, alguien que cree tener derecho sobre los demás considerándolos casi de su pertenencia.

YO: Cuando decimos: “estoy orgulloso de…”, estoy refiriéndome a que valoro la cualidad de alguien, el don que el otro o que yo mismo poseo, lo que diría “yo arrogo o él arroga”, convirtiéndome en un arrogante. Ahora bien, si yo pongo eso que “arrogo”, en una posición de superioridad, allí es donde se despierta la connotación negativa.

SOY: Ni el orgullo ni la arrogancia, como verás, son cualidades negativas. Sino que hablan de la capacidad de reconocer de lo que eres capaz como individuo, de posicionarte donde te corresponde y sin miedo compartir y decir: “sí, esto soy yo y esto es lo que puedo dar de mí”. Ambos son conceptos de autorreferencia, de empoderamiento, de descubrir que cada individuo tiene algo, un don que compartir, y que si no voy dentro de mí, nunca podré encontrarlo y activarlo. En un mecanismo natural, el orgullo y la arrogancia se convierten en la acción natural de mostrar sin prejuicios lo que sé hacer. La araña es arrogante de su tela. La mariposa está orgullosa de sus alas. El águila es arrogante por su visión. El oso vive orgulloso de su fuerza. El león es arrogante de su dominio. El árbol es arrogante de sus raíces. Las flores están orgullosas de sus frutos. ¿Por qué el humano no puede estar orgulloso ni ser arrogante de sus dones y capacidades?

YO: …La moral. Las tradiciones cristianas globalizadas tienen una base comunista: nadie puede ser más que el otro, pues la arrogancia, la soberbia, son pecados que castiga Dios. Muchas tradiciones monoteístas han castigado la originalidad como brujería y herejía, lapidando los conceptos de crecimiento personal, de mostrar de lo que uno es capaz. Así se aseguraban el feudalismo espiritual, el control de masas mediante la pobreza. Nadie aspiraba a más, pues “de los Pobres será el Reino de los Cielos”.

SOY: Así la cultura demonizó la originalidad convirtiéndola en arrogancia.

YO: Hasta que llegó el capitalismo y lo llevó al otro extremo…

SOY: Y allí es donde encontramos la contracara. Dejando a Dios de lado, se divinizó el éxito de los individuos, poniendo al Arrogante como ídolo, al Orgullo como único camino de empoderamiento personal. Glorificando al Ego por sobre el Ser.

YO: ¿Cuál es el punto medio?

SOY: La neutralidad.

YO: Volvemos a mi conflicto.

SOY: En la Tercera Dimensión, implica reconocer el poder que posees y hacer de él algo útil a los demás para descubrir su propio poder. El Orgullo de tu Arrogancia al servicio de la Comunidad.

YO: Parece todo tan contradictorio…

SOY: Cuando no lo es para nada. Pues la única forma en que puedes mostrar a los demás cómo encontrar el Centro de sí mismo es yendo a ese centro en ti. Al encontrar tu centro, puedes mostrar a los demás dicho centro.

YO: ¿Cómo no caer en los extremos?

SOY: Identificándolos. Vives en un mundo de agua basado en ondas de vibración, no existe el camino recto, eso es una falacia. Siempre fluctuarás entre los positivos y negativos. El equilibrio no yace en la rectitud, sino en la capacidad de movimiento. Es decir, en la capacidad de observación y transformación que impide que te estanques en un aspecto u otro. La vida es una constante oscilación transformadora, así que no existe el camino recto. Aprende a danzar.

YO: Todo lo que vive en mí es mi poder. Yo elegí nacer en una tierra que se autorreferencia con orgullo y arrogancia, y tal vez esa es una herramienta que me permite mantenerme mostrando mi cara y hablando sin temor a decir mi verdad. “Solucionando el mundo ante una taza de café”…

SOY: Sé orgulloso de lo que arrogas (Be proud of what you arrogate).

YO: Así podré ayudar a otros a ser orgullosos de su arrogancia.

SOY: Y encontrar que el poder del Ser yace en el Centro de uno mismo, y en la valoración de dicho centro en el corazón y capacidad de los demás.