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nov18

Ira

Raíz

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Emocional

Yo Deseo

Vo: Yo Soy Transmutación de los Objetivos

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YO: Conversando sobre hipocresía, una de las cosas que los humanos más suelen ocultar tras una sonrisa es el enojo, la incomodidad, el enfado. A mí mismo me pasa, que cuando me siento iracundo, lo último que hago es mostrarlo. No me considero una persona con mucha rabia que expresar, pues soy más de tendencia depresiva que irascible. Sin embargo, los momentos de enfado suelen taparse, ocultarse tras una máscara… ¿Por qué hacemos eso?


SOY: Para no parecer psicópatas. Es un consenso social. Una de las claves de vivir en sociedad es respetar las normas, las leyes establecidas para la convivencia. Si todos se comportasen como niños que sin analizar sus consecuencias expresan en cada instante lo que sienten, con berrinches, excitación, rabietas, imagínate cómo sería esa sociedad.


YO: Bueno… Como ahora pero sin tanta mediocridad. Jajaja…


SOY: Jaja, es verdad. Sin embargo eso sucede porque las personas no son educadas como individuos sino enseñadas como agentes sociales.


YO: Entiendo…


SOY: La Psicopatía proviene del término griego “Enfermedad del Alma” (psijé y pathía). El Alma es la energía del cuerpo, y enfermedad es la detención o irrupción del flujo de esa energía. Así un psicópata es alguien que no puede interactuar correctamente con la energía de los demás, sino que explota constantemente. El enfado, la rabieta, son explosiones energéticas, que necesitan regulación. Para vivir en una comunidad, la energía debe encontrarse en cierto equilibrio para que haya una buena interconectividad entre los individuos. Por ello, se crearon leyes que castigan los comportamientos erráticos y virulentos, lo imprevisible, que puede dañar el orden público. Esto da seguridad al grupo, al clan, la manada, el pueblo. Por ello, la cultura y la educación social, las formas, tratan de ocultar esas bajas pasiones, para que no irrumpan creando caos, ni acaben por perjudicar al propio generador del mismo en forma de castigo. Por ello, las personas ocultan sus bajas emociones. Es por esto que, en el Imperio Romano, en el Imperio Árabe, el Imperio Chino, y en tantos otros que nacieron de estas ideologías, sus filosofías o religiones castigaron estos movimientos erráticos, dividiendo el cuerpo en dos, desde el plexo hacia abajo, como la zona impura que había que negar, y hacia arriba la zona pura que buscaba a Dios. Errático, viene de la palabra “error”, que da origen a la palabra “errante”, es decir, aquél que camina sin rumbo, sin eje ni destino, y cuya palabra en latín es conocida como “pecatus”, es decir, pecado, que proviene del indoeuropeo “ped” (pié) dando lugar “pecco”, que significa “tropezar”, es decir, caminar errático, sin mirar por donde voy, y por lo tanto, tropezar con los pies. En inglés “sinner” (pecador, pecado), su origen latino proviene de “sons – sontis”, que se refiere al que es culpable, o sea, el que dio un “golpe”, el que está “so” pena de la ley.


YO: “Errar es humano”… “Somos pecadores”… Es la forma en que aprendemos, mediante la prueba y el error.


SOY: Pero culturalmente el error es castigado, como una suerte de educación a la fuerza para una convivencia pacífica y armónica. Imagina. Colócate a ti mismo en el siglo III, hacia el año 300 d.C. Los Imperios crecen, Roma es tan grande que no le queda otra que dividir su poder en dos, Oriente y Occidente. Las provincias se extienden desde Persia hasta Portugal, desde Inglaterra hasta Libia. Muchas provincias, muchas culturas y lenguas, muchos dioses. Es complicado hacer que todos sigan las leyes, las normas romanas. Así, la Iglesia es una gran solución. Todos los errores, robos, asesinatos, todo lo que la ley romana solía castigar no daba a basto para controlar a una población tan diversa. La implementación del Cristianismo era la única solución. Quien impone la Ley ahora es Dios, no el César. Dios puede ver todo, más allá de la ley romana, y Dios castiga a todos aquellos que no cumplan sus 10 Mandamientos. Él sabe si estás pecando, pues lo ve todo con su Gran Ojo. Así, todo lo impuro y errático pasa a ser castigo. Se elimina la idea de la Reencarnación para asegurarse de que no hay segundas oportunidades, y que es ahora o nunca, es el Cielo o el Infierno, la peor cárcel de todas, pues no hay forma de escaparse.


YO: Claro… Es el mejor sistema de orden social, en un pueblo sin educación. El miedo a los propios deseos.


SOY: Los deseos son la mayor fuente de energía vital. El deseo, es el fuego de vida que nos lleva a despertar la voluntad de hacer, de lograr. La búsqueda del orden social, en lugar de educar a guiar ese fuego, dedicó todo su esfuerzo en apagarlo. Pero el fuego vital, que yace en los genitales, es como el Ave Fénix: cuando lo apagas y se hace cenizas, vuelve a encenderse, resurgiendo con mayor fuerza. Y cada vez que quieras eliminarlo, sólo lo haces más fuerte.


YO: Provocando un incendio…


SOY: Ira.


YO: ¿Qué es la Ira?


SOY: Ira proviene del término indoeuropeo “eis”, que significa “pasión”, haciendo referencia a un movimiento rápido y brusco, como el flamear irregular del fuego que desprende chispas. Para los antiguos, el fuego era sagrado, pues daba luz en las noches, cocinaba los alimentos, daba calor en invierno. Era lo divino hecho materia, algo que no podía poseerse en las manos, un espíritu libre capaz de dar vida o quitarla resumiéndolo todo a polvo. Por ello, el fuego era considerado Sagrado, volviéndose un sinónimo. Fuego proviene de la palabra griega “pirós”, como en pirotecnia o pirómano. Un Fuego Sagrado es una Pira, y un Fuego Incontrolable es un “Pirado” (palabra que en español alude a alguien loco que ha perdido el juicio). La pasión, el deseo, cuando se convierten en un arte sacral, en que la sexualidad y las emociones se utilizan como fundamentos de la química y la psicología, para interactuar con la creación, son un fuego eterno y sagrado que enciende al espíritu en la materia. Pero si ese fuego se apaga una y otra vez tratando de controlarlo, el mismo buscará la forma de escaparse, como una olla a presión, explotando por los lados, en un fuego irascible, es decir, que se mueve bruscamente. La palabra “eis” dio origen a la palabra griega “hierós”, que precisamente se refiere a esa cualidad del fuego, a lo Sagrado. “Hierós” dio origen a las palabras Jerarquía (´ierós-arjé: poder sagrado) y Jeroglífico (´ierós-glyfos: grabado sagrado).


YO: Acabas de convertir a la Ira en algo sagrado. Nos estás haciendo ver la luz en todas las sombras… Claramente.


SOY: Como debe ser. En inglés, Ira (Anger) proviene del Indoeuropeo “angh”, significando “comprimido, apretado, reprimido”. La ira es el fuego que has reprimido, es el poder que has ocultado o te han forzado a ocultar. La ira nace de la falta de poder, es decir, de la Impotencia. Los hombres son más propensos a la ira debido a la testosterona. La hormona masculina genera mucho fuego interior focalizado en un solo punto y un único objetivo: reproducirse. Necesita saciar ese deseo orgánico y, a diferencia de la hembra (que puede expandir sus hormonas y su fuego en muchas partes de su cuerpo a la vez y contenerla en su interior para la gestación), el macho necesita descargarla inmediatamente. Es una cuestión orgánica. Así, el fuego del macho es más brusco y veloz, más rápido, y se consume mucho más fácilmente. Por ello, es más incontrolable. Un hombre que aprende a dirigir este fuego es más propenso a la iluminación, pues la energía sexual en el hombre se regenera a cada instante, lo cual sostiene el foco en la Iluminación. Una mujer encuentra la Iluminación en la manifestación, en la expansión, en la vida de todo lo que le rodea, en el sentirse parte de la creación. Por ello la divinidad masculina está en el Sol, y la femenina está en las Aguas y la Tierra.


YO: Entonces la Ira es esa energía de poder creador que no es canalizada con armonía y amor, sino reprimida. La impotencia, la incapacidad de tomar el propio poder… Apaga el fuego sagrado, y le invita a explotar.


SOY: Piensa bien en este ejemplo. Cuando ves una injusticia en el mundo, como el hambre en los países pobres, o la corrupción, y te ves incapaz de hacer algo porque está fuera de tu alcance, sientes impotencia, pues no tienes el poder para ayudar, para hacer algo diferente que solucione el conflicto, y ante esa impotencia, sientes rabia, que desencadena en reacciones bruscas, en ira.


YO: El problema, pues, no es la Ira… y la misma no es sinónimo de Odio, sino sinónimo y producto de la Impotencia. Haber perdido el poder de manifestación, de decisión, de acción, de la sacralidad…


SOY: El chakra de la sexualidad, de la emoción, de la manifestación, los dos centros de poder que yacen en tus glándulas genitales y suprarrenales, están sostenidos por un hueso de la columna vertebral que llamáis “Sacro”. “Hierón Osteón”, o Hueso Grande, hizo que el adjetivo “grande” y “sagrado” se combinasen para que los traductores acabasen por reconocer la sacralidad del punto donde la energía vital es creada. (“Hierón” significa indiferentemente tanto sagrado como grande).


YO: Entonces, el uso de esta parte del cuerpo es fundamental. La Ira, pues, es el Ave Fénix que intenta liberarse de la jaula en que la moralidad le ha encerrado. Para que la serpiente emplumada se eleve, debe encontrar suavidad, fluidez, respeto, manifestación. Tenemos miedo a nuestras bajas pasiones porque desde hace milenios se nos ha querido controlar a partir de ellas. Se nos ha prohibido hablar de las partes bajas, denigrándolas, negándolas. Desconectándonos de su poder creador. Por ello, cuando se nos dice que hay que dejar fluir nuestra energía inferior, se suele pensar en libertinaje, como si nada importase. Nos han enseñado que es malo, y hablar de ello hace parecer que lo único que buscamos es el descontrol.


SOY: Cuando la verdad es que lo que se intenta es permitir que justamente recuperemos nuestro propio control. No puedes encerrar al fuego en una caja, porque se ahogará, matando la fuerza de tu espíritu. Pero puedes cuidar y regular el fuego alimentándolo con leña, cuidándolo en un altar u hoguera, para que con amor, respeto y contemplación, el mismo, por descuido, no acabe quemando la casa, el bosque, y todos los pueblos a su alrededor.


YO: Debemos aprender a nutrir el fuego, no darle la libertad de quemar el bosque, sino darle la posibilidad de ser esa luz que nutre, ilumina, calienta, forja las herramientas, alimenta…


SOY: Así que, la próxima vez que sientas rabia e ira pregúntate: ¿en qué eres impotente? Descubre la falla, descubre dónde no puedes actuar y te sientes atado de pies y manos. Y no aplaques la ira, no la reprimas ni la trates de ocultar o eliminar por no ser “espiritual” o “equilibrado”, sino que por el contrario, busca en ella las migajas que te llevarán al origen de la misma, a la Pira donde se encuentra tu falta de poder. Y, desde allí, busca las maneras de poner manos a la obra. Paso a paso, con cuidado, con respeto, transformarás la ira en creación. Pues el Universo nació de una Gran Explosión, y el Cosmos surgió de ese fuego forjando la vida que contempla las estrellas con fascinación.


YO: Yo Deseo… Pues yo soy creador. Yo Soy Fuego y Vida en Acción.

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

11º DIMENSIÓN= Los registros de información se manifiestan en esta dimensión, en la que todos los tiempos se vuelven información que codifican los espacios. Es decir, las dimensiones paralelas se manifiestan. Si en la 8ª pueden contemplare todas las posibilidades de cada decisión, en la 11ª se hacen realidad y coexisten.
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