YO: Reconocer que mi cuerpo todavía guarda rencor a las cosas que me han pasado, me hizo darme cuenta de la poca atención que le presto al cuerpo. Debido a mi malestar, decidí hablar con Marce y Víctor, amigos de Capilla del Monte, Argentina, con quienes tuve una charla desde su punto de vista de Biodecodificación para tratar de ver qué es lo que me pasaba exactamente. Y lo que me hicieron ver era mucho más amplio de lo que creía. A veces por focalizarnos en lo primero que vemos, se pierde lo invisible a los ojos…

SOY: Has perdido el olfato…

YO: El olfato espiritual. Estoy tan aquí y ahora, el propio camino espiritual me hizo centrarme tanto en mí, en Matías, resolviendo cosas tan personales de hoy, de mi vida, que me centré en lo que observo, y no en todas las otras realidades. Antes solía pensar en todas mis vidas, en cada memoria, pero desde que trabajamos el Yo Soy, estoy tan presente en mí que también perdí una visión más globalizada de lo que soy.

SOY: Porque estás concentrado en construir el eje. Es importante antes de moverte en todas direcciones, saber cuál es el eje desde donde rotas y circulas. Centrarte en lo que eres ahora para poder abarcar todo lo que realmente eres. Pero a la vez, recordar que hay mucho más, no perder la capacidad de expansión y contemplación de todas las dimensiones. ¿Qué descubriste?

YO: Que lo que me pasa no es algo no sanado sobre lo que debo trabajar, sino que es el Síndrome del Aniversario.

SOY: ¿Qué sería?

YO: Bueno, en primer lugar, para entenderlo, hay que saber que para el espíritu mental, todo sucede aquí y ahora, en la eternidad, y no existe pasado, presente o futuro, sino que los tres son lo mismo, y puede visualizar todo sin verse involucrado en las polaridades ya que habita también todos los espacios. Para el alma emocional, hay una consecuencia de las cosas, un origen y un destino, así como el proceso entre ambos que es el camino, lo cual divide a la eternidad en los conceptos de pasado, presente y futuro. Y el cuerpo físico es como la bitácora de viaje en la que registras cada idea fuera del tiempo y el espacio, cada creencia, así también como cada suceso que ha ocurrido en el andar. Los libros son las células, y todos esos datos están en el ADN y la energía que le compone. De igual manera que en una agenda, los datos se escriben con fecha, como un código de registro que ayuda a buscar el archivo con mejor facilidad. Así es como puedes identificar en un calendario las fechas especiales, como un cumpleaños, una festividad, un día de la memoria o un “día de”. De esta manera el cuerpo nos ayuda a recordar los aniversarios, y si encima estamos trabajando nuestro interior, las células reaccionan a ello inmediatamente sacando la agenda a relucir.

SOY: ¿Y qué había en tu agenda?

YO: Hace 34 años, a principios de Noviembre de 1986, fui concebido. Eso me hace doble energético de mi abuela René, quien nació en los primeros días de Noviembre. A mediados de Noviembre fue cuando se dieron varios de los conflictos y traiciones de personas cercanas, de igual forma que en su mes reflejo, en Mayo, donde esas traiciones que sintió mi cuerpo pasaron todas en Egipto. Además, hace un año logramos sanar la historia de la familia comprando una casa y volviendo a empezar, casi traicionando a todo el árbol genealógico machista de mi clan, algo impensado que una mujer independiente y su hijo homosexual fueran los que solucionaran los traumas del clan De Stefano. Y hasta resulta gracioso que una de mis tortugas, el mismo día que comencé con mi problema, despertó de su proceso de hibernación exactamente con mi mismo problema físico, siendo que para mí esa tortuga es muy importante.

SOY: ¿Y qué más?

YO: El día que comenzó mi problema, era el día en que comenzaríamos a trabajar en la idea de Ontocracia con Max (quien hace 12000 fuera mi marido, y desde cuando nos prometimos trabajar en ello en este tiempo), pero no pudo venir por temas del COVID19. Eso hizo que mi cuerpo se sienta atrapado. Desde que estoy en Egipto, en el mes de Julio, sólo he salido 3 o 4 veces del hotel con un destino diferente que no fueran las pirámides. Y 2 de esas veces fue para ir a otras pirámides, en Sakkara. Por más que mi mente y alma se sientan en pleno equilibrio, mi cuerpo rechaza estar en Egipto, pues no se siente bien aquí, pues lo que recuerda de este lugar a través de la emoción del alma, es muy diferente. Es una sociedad machista, con una forma de ser bastante invasiva y agresiva, no en el mal sentido, sino en el sentido cultural, en que no hay espacio entre las personas, y la forma de interactuar es hablando muy fuerte y con un énfasis intenso. Por más que no sea Arabia Saudita, el entorno esencialmente hace que tenga que ocultar siempre lo que soy, retener mi verdad: la espiritualidad y la homosexualidad. No puedo sentarme a meditar en las rocas afuera, está prohibido. Y todos los hombres me hablan de lo hermosas que son las mujeres que me acompañan y que por qué no me caso con alguna. A todo debo sonreír o pedir perdón… Nada de esto me afecta emocional ni psicológicamente. Pero se ve que mi cuerpo sí lo siente. Siente el rechazo, el tener que ocultarse, y el sentir que el sitio en el que está viviendo no es el mismo en el que solía vivir. Egipto ya no es Khem, ya pasaron 12000 años, las cosas son muy diferentes. No me había dado cuenta de que los 200 o 300 metros que hago a diario, una tontería, en realidad parecen ser 200 kilómetros para mi cuerpo… 200 metros de fingir, de retener, de ocultar, de decir No a todo. A veces no somos conscientes en la mente y el alma de cómo todas esas cosas cargan al cuerpo. Nunca había tenido tantos problemas físicos en sólo 4 meses. Y noté que arrastro a mi cuerpo con la mente, cuando el mismo siente que no puede más. Y encima me digo: “Va!, no seas inútil, encima de que no estás haciendo nada, ¿por qué estás cansado?”. La sensación de estar quieto me genera la idea de inutilidad, y no entiendo cómo mi cuerpo puede romperse de hacer tareas tan simples… Entonces atribuyo mi malestar físico a temas no trabajados del pasado, cosas que en realidad sí trabajé, pero mi cuerpo no está pensando en eso, sino que utiliza la agenda para recordarme de todos los momentos en que se sintió abandonado, traicionado, oculto; en que tuvo que fingir, y los colocó todos juntos no para decirme que aquello no lo sané, sino que esto que está pasando ahora, “Se parece a aquello”. Marce me dijo que le diga a mi cuerpo: “Aunque esto se parezca a aquello que pasó, no lo es, es nuevo, es otra realidad que superaremos de una forma diferente”. Olvidamos hablar con el cuerpo.

SOY: En la búsqueda espiritual, uno se olvida de que el vehículo del espíritu es el cuerpo físico, a la vez de ser la expresión final del espíritu mismo a través del alma. No son cosas separadas, y no se puede llegar al espíritu dejando al cuerpo. Sólo se puede vivir el espíritu plenamente desde la materia que él mismo ha creado. El camino espiritual se realiza paso a paso mediante el andar. Lo que posicionas como ideas sutiles por sobre tu cabeza, se manifiesta en la realización del sendero mediante la planta de tus pies. Y lo que está por sobre ti, no puedes verlo, sólo puedes percibirlo.

YO: Por ello lo de tener olfato.

SOY: Durante el tema del Rencor hemos hablado de esto. El Olfato es uno de los sentidos que componen la manera en que el cuerpo percibe la información de su entorno. El mismo está relacionado, como dijimos, a las glándulas pineal e hipófisis, siendo una forma de unificar Tercer Ojo y Corona. Sin embargo, el Olfato es el intrínseco sentido del chakra Corona. Todo lo que has descrito que has sentido, que tu cuerpo ha percibido, no puede ser comprendido por el Tacto, ni el Gusto, ni la Escucha ni siquiera por la Visión. Pues todo lo sutil, lo que va más allá de lo concreto, el mundo espiritual y conceptual, es percibido por el Olfato. Recuerda, la forma en que el mismo funciona es gracias a la Respiración (respiration), que viene del latín “re-spirare” que significa “volver a soplar”. Antes se creía que el alma, la esencia del ser, era el aliento, ya que en la muerte se dejaba de respirar, liberando todos los gases en la última exhalación, lo que hizo que le llamasen Soplo Divino, algo que en latín se conoce como “Spiritus”, que dio origen a “Espíritu”. Así, la respiración, el olfato, pasaron a considerarse la forma en que la divinidad se comunica. Y toma en cuenta, que el plano espiritual es el mental, es el plano que lo ve todo, que lo percibe todo, sin tiempo ni espacio; aquel que no se queda sólo con lo que ve delante y puede tocar con sus manos, sino el que ve con profundidad, desde el interior, la totalidad de las cosas. Citando lo dicho en otro momento: “..Así es como a la intuición le llamas “tener buen olfato”, o cuando presientes algo negativo sugieres “esto huele mal”, del mismo modo que cuando un plan parece prometedor replicas “me huele bien”. El olfato está relacionado a la memoria intuitiva.” Intuición significa “mirar con profundidad”, o sea “contemplar”. El espíritu es quien puede alejarse por los aires que respiras, expandirse a la atmósfera y sentirlo todo, verlo todo, comprenderlo todo. Tener buen olfato, pues, es saber prever lo que el cuerpo está comunicándome no sólo en su mal focalizado, sino en todo lo que se conecta a dicho hecho.

YO: Es decir, que el olfato es el sentido del Espíritu. Relacionado a la intuición. Los mamíferos, como dijiste aquella vez, desarrollamos el olfato para identificar hormonas y olores que nos definan lo que nos hace bien o nos hace mal, lo que nos pone en peligro o a salvo, debido a que nuestras especies surgieron como pequeñas ratas en la época de los dinosaurios, en que sólo podíamos salir de noche, sin visión, confiando sólo en nuestra capacidad olfativa para encontrar comida, pareja, o enemigos. Allí dijiste que se desarrolló la intuición del mamífero, que en el humano pasó a lo cultural. Lo que me genera entonces la duda: Si el olfato es el sentido de lo espiritual, ¿entonces el espíritu es un desarrollo evolutivo que surge a partir del olfato…?

SOY: (sonrisa prolongada)

YO: …Espera… ¿Qué?

SOY: Todas las palabras que usáis para definir lo Divino, están netamente relacionadas a vuestra experiencia evolutiva. La palabra Cosmos viene del griego “orden”, la palabra Universo viene del latín “que tiene una sola dirección”, la palabra Sol viene de “soledad”, la palabra Luna viene del latín “luminoso”, la cual en inglés (Moon) proviene del indoeuropeo “meh” que significa “medir”, referido a medir los tiempos, que en español dio la palabra “mes”. Y mi favorita: la palabra Dios, proviene del indoeuropeo “dyeu” que significa “día, sol, brillante”, dando origen a la palabra “diuo” y ésta a “deva” y “divino”, todo lo que es bueno tiene luz, brilla, es claro, es el día. La palabra Esencia se refiere a las cosas que tienen la cualidad de ser por sí mismas, misma palabra usada para los perfumes y aromas. Todo lo que proyectáis a lo divino y espiritual, nace de una forma de ver el mundo como mamífero. Todo lo que llamas espiritual en tu vida, está relacionado al desarrollo de tu olfato. A la capacidad de expresar y oler la esencia, de respirar, de intuir, de percepción. Por lo tanto, para descubrir las memorias espirituales en tu cuerpo, esa amplia agenda interdimensional de la que hablaste, debes aprender de tu olfato.

YO: Debo interactuar con mis células… Aprender a hacerles despertar memorias… Por ejemplo, cada vez que huelo un limón, inmediatamente mi mente me muestra el Limonero del patio de mi infancia, y mis charlas con mi tía abuela Olga mientras cosechábamos limones, lo que me trae a su vez los temas de los que hablábamos, como las estrellas, las plantas, la muerte…

SOY: El cuerpo tiene memoria espiritual mediante el olfato. Inspira… Sostén… Exhala… La respiración Universal es lo único que conecta todas las cosas. El espíritu que buscas no se encuentra en la interdimensionalidad de seres superiores o externos a tu cuerpo. La espiritualidad que buscas radica en los olores que tus células han registrado con todos los datos posibles de millones de años de evolución. Mediante los olores y los aromas. Podrás despertar memorias, habilidades, conceptos, ideas, emociones, y reconocer de inmediato las informaciones que necesitas accionar, limpiar, sanar…

YO: ¿Cuál es la propuesta?

SOY: Oler al espíritu. Todo lo que has caminado con tus pies, toda experiencia, trauma y sabiduría adquirida, fueron registradas en tus células, y la forma de despertarles e identificarles para tomar consciencia de todo ello es mediante el olfato. Así que, practica. Si vas a comer una manzana, antes de engullirla, huélela con tus ojos cerrados intensamente, sin expectativas. Al irte a dormir, huele con intensidad las sábanas. Si bebes un té o café, huele con intensidad sus vapores. Tu ropa, tus manos, la piel o cabello de otros, una flor, un perfume, la basura… Todo posee un olor aunque no lo parezca. Y volverse consciente de los aromas de todas las cosas que nos rodean, activan nuestra capacidad extrasensorial y espiritual. Huele más, intensamente…

YO: O sea que desde el punto de percepción físico, para despertar el potencial espiritual que llevo en mi interior y tener una visión completa de mi ser, tengo que practicar más con mi olfato, mi habilidad de sentir aromas, lo cual hará que mis células activen la información.

SOY: Exactamente. Esta es la forma en que tus células empezarán a comprender, pues las células no entienden de idiomas ni ideas, sino de acciones. Empieza una semana en que deberás sumergirte en las sensaciones de tu cuerpo, deberás enfrentarte al Cocodrilo Sobek del templo de Kom Ombo. ¿Recuerdas?

YO: Sí… Allí, la tarea escorpiana era enfrentarse a las sensaciones poniendo a prueba los 5 sentidos para despertar lo que se escondía en las sombras de la biología.

SOY: Pues… Atrévete a oler con intensidad. Enfrenta a tu espíritu y lo que has registrado de él en tus células. Tus preconceptos espirituales se registran en las intuiciones y los aromas de tu alma.

YO: Cierro los ojos, y huelo la esencia de mi Ser.