top of page

13°

ago16

La Coherencia

Laríngeo

🗣️

😄

🦁

Emocional

Yo Puedo

He: Yo Soy la Vida en Coherencia

BLOG

octahedron crystal sogutwiefertig_edited.png

YO: Hoy estuve pensando… ¿Qué es realmente la coherencia?


SOY: ¿Y llegaste a una conclusión “coherente”?


YO: No lo sé. Coherencia proviene del concepto “Herencia Compartida”, siendo el significado de “Haerentia” en latín: “Unido, adherido, conectado”; significa pues que es lo que nos une a todos, lo que conecta las partes. Un abuelo con el padre, el padre con el hijo, unidos como una familia, lo que pasa de uno a otro por esta conexión es la “haerentia”, o sea, la famosa herencia familiar, ya sea genética, ideológica, así como de materiales o bienes. Por lo tanto, ser coherente, es tener la capacidad de compartir esa conexión con otros, entendiendo que todos están unidos y conectados.


SOY: Muy bien. La coherencia tiene muchas formas de interpretarse según el bagaje cultural, filosófico, espiritual o intelectual que poseas. El común denominador en el inconsciente colectivo interpreta la coherencia como un deber social que exige “aparentar lo que se es”: si no haces lo que por consenso común está establecido, te convierten directamente en un hipócrita. “Expresar con claridad en la palabra lo que radica en la mente”: si el receptor no comprende lo que dices, es que estás divagando o eres ilógico. La Coherencia se volvió un arma para juzgar al otro, y no en la herramienta para conectarnos con el otro.


YO: ¿Y cómo la utilizo como herramienta?


SOY: Pues, antes de pensar en si los demás te ven coherente o no, te debes valer de la coherencia más importante de todas: el equilibrio entre lo que “creo, siento y hago”. El abuelo o abuela, el padre o madre, el hijo o hija, en tu interior se llaman Mente, Emoción y Acción, o Espíritu, Alma y Cuerpo. Y estos tres están conectados, unidos por un fuerte vínculo que les hace funcionar como la Sagrada Trinidad. El uno sin el otro pierden sentido, y los tres se transfieren datos, información, energía útil para el desarrollo y aprendizaje. Lo que tu espíritu sabe se convierte en una idea capaz de pensar, imaginar, diseñar, y todo eso que proyecta, genera vibración, y así energía, pasando al alma, quien le da potencia, impulso, vitalidad, moldea las ideas en forma de emoción, la cual será combustible para el motor del cuerpo, quien se encargará de manifestar esta idea mediante la emoción a través de la acción. Y así, la acción otorga experiencia, que es registrada en el cuerpo, haciendo reaccionar a la energía del mismo, movilizando nuevos datos, nuevas emociones, que se convierten en información que nutre a la mente de nuevas perspectivas, enriqueciendo la capacidad de imaginar, otorgando sabiduría al espíritu. Este circuito es constante, y funcional en ambas direcciones.


YO: Un ejemplo sencillo pues, sería aprender a andar en bicicleta: surge la idea de moverse más velozmente, de experimentar una nueva forma de movilidad. La emoción es la que me motiva a subirme a la bicicleta por primera vez, y mediante el accionar, caigo, me levanto, avanzo; y todas las emociones tales como euforia, alegría, frustración, rabia, estabilidad; todas ellas son las reacciones de mi accionar, hasta que logro avanzar, andar en la bicicleta con éxito, y esta satisfacción se registra en mi alma, otorgando sabiduría al espíritu, que le dará la noción básica de cómo conducir nuevas ideas, como una moto, un coche…


SOY: Y así sucesivamente el ser se nutre, en esta conexión. Pero la verdad es que, en la sociedad, las personas están tan ocupadas en observar cómo los demás nos perciben, cómo nos juzgan en nuestros actos, que muchos se pierden el aprender a andar en bicicleta por temor a las risas o los juicios de aquellos que contemplan las primeras caídas. Caerse hoy se interpreta como incoherencia, y no como aprendizaje, y esto acumula muchas emociones en nuestros cuerpos, de todas aquellas cosas que nuestro espíritu quiso llevar a la acción, pero que nuestras almas se privaron de bajar al cuerpo por temor a ser juzgadas. Esto genera una desconexión entre el cuerpo y el espíritu, separando el cielo de la tierra, reprimiendo al alma, que es el puente entre ambas. Creando así la “Incoherencia”, es decir: la desconexión y separación de las partes.


YO: ¿Y por qué es el alma quien se reprime?


SOY: Porque el alma es energía en movimiento, es quien transfiere los datos negativos y los positivos del cielo a la tierra y de la tierra al cielo. Es la polaridad que permite que las ideas se vuelvan realidades, es el combustible de la acción. Podemos interpretar que tú eres esa persona que ha decidido realizar un viaje a un destino desconocido en su coche nuevo. Tú, la persona, eres el Espíritu, y el vehículo es el Cuerpo. Para que el cuerpo funcione, necesita combustible, es decir, energía, o sea, el Alma. Pero imagínate que vas muy feliz con el tanque lleno, y ya has recorrido unos 300 km, entonces decides parar para cargar combustible en una gasolinera, pero al bajar, todos los que están allí se ríen porque tu coche no es el mejor de todos. También te juzgan por cómo vas vestido, porque eres diferente, y tal vez no te entienden porque hablas en otro idioma o dialecto, entonces nadie quiere ayudarte. Deprimido, te subes al coche, pero sólo te quedan 100 km más de combustible, entonces, vas parando cada 15 km, tratando de encontrar algún lugar donde te sientas cómodo, pero en todos te juzgan o te dicen cómo debes comportarte. Entonces, sólo te quedan dos opciones: o detener tu viaje pues te has quedado sin combustible por no tener el valor de igualmente cargar tú solo frente a los que te juzgan, o bien vestirte como ellos, tratar de imitarles, y pedir un poquito de combustible en cada estación, donde decidan colaborar contigo.


YO: Así me vuelvo como ellos, y mi largo viaje se convierte en un sinfín de paradas cortas que retrasan mi verdadero objetivo.


SOY: Todo ello por preocuparte por la “coherencia externa”.


YO: Entonces hay dos tipos de coherencia, interna y externa…


SOY: Como dije, hay muchas, pero hablemos de estas dos. La interna es la que debes lograr conseguir uniendo a tu espíritu, alma y cuerpo como un sólo organismo, en que te vales de lo que tu ser completo necesita y expresa, sin sentir el juicio, te centras en ti, y debes lograr conseguir la unidad y el sentido orgánico entre lo que piensas, lo que sientes y lo que haces. La coherencia externa es aquella que te hace detener dicho funcionamiento interno con un sentido de mera supervivencia, en la cual pones toda tu atención en pensar como los demás, sentir como los demás, y actuar como los demás. También es coherencia, pero diríamos que en este caso es horizontal, no vertical. Una suerte de comunismo hereditario. Pero pensar, sentir y hacer por y para los demás sin primero tener coherencia, unidad, con mi propio ser, me convierte en un autómata, en un ser mecánico que reacciona por las corrientes del inconsciente. Así, salirse de ese circuito para ser coherente con mi propio Ser, mi Yo Soy, implica desprenderse de la noción del colectivo, para volverse un individuo en la búsqueda de la coherencia. En lugar de ser enseñado, soy educado, en lugar de recibir, doy, en lugar de ser controlado, gestiono.


YO: Pero esto parecería indicar que para ser coherente conmigo mismo, debo ser egoico, pensar sólo en mí, y desconectarme de los demás.


SOY: Esta es la primera etapa, la etapa de la crisis. La gran crisis es romper filas, darse cuenta de que todo lo que pienso, siento y hago no me pertenece, sino que es una reacción de los impulsos externos. Mi miedo a ser juzgado me hace buscar la comodidad del grupo, y actuando como el grupo, me aseguro la supervivencia. Suele pasar en todos los mamíferos, y en los humanos se puede ver en el arte, en la música, en las religiones, en los partidos políticos, en la ciencia, en las filosofías, en la espiritualidad… ¿Cuántos has escuchado decir: “yo soy de este u otro grupo, equipo…? Yo tengo tal o cual profesión… Yo sigo a tal o cual persona”.


YO: Sí… Es muy normal, el sentido y necesidad de pertenencia.


SOY: Y de aceptación y reconocimiento. Los humanos necesitan fuertemente ser reconocidos por una manada, y sobre todo, por el líder de una manada, haciendo que dejen su propio ser para encajar y ser aceptados. Y los grupos, políticas y las religiones se han encargado de asegurarse que esto sea así mediante la destrucción del Ego. Ego viene del latín y griego, y significa “Yo”. Nadie puede existir sin el Yo, si no construyes un “Yo” fuerte, nunca encontrarás el potencial del “Soy”. Por ello, la primera crisis es el individualismo, la separación del grupo, el reconocimiento de que el pensamiento, sentimiento y accionar grupal no me representan. En esta crisis, se produce vacío, sensación de engaño, percepción de control y jerarquía, y una extraña reacción de “sálvese quien pueda”. Así, el ego actúa, y se convierte en un Yo en Movimiento, que en griego se dice: “egoismo”. El Yo trata de sobrevivir por sí solo, accionando en función de lo que siente, y así se vuelve el centro de sí mismo, sin importar nada más, lo que en latín llamamos “egocentrismo”. El Yo se desarrolla ahora en todos sus aspectos de la personalidad, pues empieza a ser controlado por sus propias emociones y a actuar por sus propios beneficios. Y aquí permíteme acotar algo: es tan egoísta y egocentrista aquel que se va del grupo y hace su vida sin importarle los demás, como aquel que se sale del grupo creyéndose superior o espiritual y que trata de forzar a los otros del grupo a seguir su mismo camino. Pues en ambos casos, considera que es su propia autorreferencia la única verdad coherente.


YO: O sea que a veces las personas más amorosas y espirituales también actúan egoístamente al considerar que es necesario sacar a los otros de su estado de grupo y juzgar a los que no ven la verdad del amor incondicional… No?


SOY: Exactamente. Pues sólo ven la verdad por sus ojos. Entonces, la primera crisis es darse cuenta que debe salir, y la segunda crisis es salirse, pues los lazos son tan fuertes por los años de amoldamiento, que en el instante en que pones un pie fuera del grupo, los ojos comienzan a juzgar: el diferente, el loco, el raro, el extraño, el tonto, el maricón, el sabelotodo, el conspiranoico, el creído, el farsante, el egoísta, el desertor, el hereje, el traidor… ¿Cuántos más? Se vive el actualmente famoso “bullying”, en todos los estratos sociales y edades, pues empiezas a ser diferente y el grupo lo hace notar. Aquí podemos caer en una crisis emocional que nos lleve a la depresión, la ira, o la indiferencia. Si logramos trascender esta etapa, empieza el camino del Yo, en donde comienza el desarrollo de la Personalidad. Así, como habías preguntado, sí, este camino es un camino del Ego en la búsqueda del Soy. Descubre el ego, de todo lo que es capaz y lo que siente, hasta que vive una nueva crisis: esto no le llena, pues se encuentra solo, y ha descubierto muchas cosas para compartir que están dentro de sí. Entonces, inevitablemente busca el sentido de las cosas, y empieza a hacerse las preguntas claves hacia el

SOY: “¿por qué, para qué, qué, quién, cómo, dónde, cuándo…?”. Empieza su búsqueda, y tarde o temprano, un día, su cuerpo realiza el camino justo, y su emoción siente esa expansión necesaria, ilimitada que le permite sentir el espíritu, y allí, cuando “se enciende la lamparita”, “se enciende la luz”, “¡Eureka!”… Yo Soy. La última crisis. Al encontrarse con las verdades verticales que unifican la mente, la emoción y la acción, se da cuenta de que nunca tuvo la razón, sino que él en sí mismo era su propia razón, de que nada existía, que él en sí mismo era su propia existencia, que la mente es la consciencia, la emoción una energía y el cuerpo un medio. Todo pierde sentido, pues ahora lo tiene, pues el sentido que le habías dado antes estaba relacionado a las expectativas e impulsos del grupo. Te das cuenta que toda la búsqueda personal no había sido más que la fuerza polarizada del grupo, tratando de escapar, de estar en contra, de liberarte, pero estabas polarizado, dual. En el Yo Soy, ambos caminos se unen, y si trasciendes la crisis existencial, vuelves al mundo caminando en Coherencia real, en la que sin esfuerzo ni necesidad de aparentar ni buscando ser comprendido, actúas en relación a lo que sientes, y sientes en relación a lo que piensas. Pero ya no en oposición a los demás, sino a su servicio. No buscas cambiarles, sino brindarles herramientas cuando ellos lo pregunten o necesiten. No buscas pertenecer, y aún así puedes compartir con ellos. No sigues una creencia, y puedes conversar libremente sobre todas sus verdades. No tienes que escapar de sus sistemas, porque conseguiste la mayor de las libertades, la propia e interior.


YO: Así, eres coherente dentro y fuera, en ambas coherencias.


SOY: Cuando completas el Yo con el Soy, te das cuenta que la realidad no es o vertical u horizontal, que no es derecha o izquierda, dentro o fuera, arriba o abajo, sino que todas las polaridades son Correspondencias, están unidas, conectadas entre sí, son dos caras de una moneda, dos extremos de una misma cuerda. Extiende tus brazos a los lados, como una cruz, y verás en tu cabeza el atributo del pensamiento, en tus genitales el potencial de la acción, en tu mano izquierda la capacidad de recibir, y en tu derecha la de dar, y en el centro de esta cruz, el corazón con el atributo de sentir.


YO: Ser coherente entonces es básicamente estar en equilibrio con lo que siento y resuena en mí, lo que late en mi interior, lo que me pulsa desde el corazón a dar y recibir, a pensar y actuar.


SOY: Así serás útil a ti mismo, y útil a los demás. Y, dime… ¿Tú eres coherente?


YO: A veces siento que me importa mucho lo que piensen de mí, y me preocupa mucho el cómo explico las cosas, si se me entiende, si es “coherente”. A veces siento que he perdido mucho tiempo tratando de hacer las cosas que hice de las maneras en que las hice sólo para que los otros estuvieran felices, complacer a los demás más que hacer lo que realmente debía hacer yo.


SOY: ¿Qué te hace sentir eso?


YO: Que mucho del potencial que pude haber usado para expandir mi ser, lo usé para agradar a otros. Muchas veces siento que las cosas que hago por los demás, las hago para ser aceptado y amado más que por el hecho de que deban hacerse. Este es el primer año, 2020, en que no estoy haciendo eso, que todo lo que hago es porque lo siento yo. Sin embargo sigue estando esa sensación de que podría dar más de mí si no pensase tanto en lo que los otros dirán o pensarán.


SOY: ¿Qué te asusta de lo que los otros piensen?


YO: Justamente no ser coherente. Muchos creen que hago esto por dinero, o que soy una farsa. Yo sé que no es así, pues me conozco y los que me conocen lo saben. Sin embargo, esas visiones me hacen replantear si más adelante, cuando deba trabajar en lo social, todo lo que hice hasta ahora no jugará en contra, como si alguien pudiera decir: “¿ahora vienes a ocuparte de la sociedad cuando en 34 años te dedicaste a estar meditando y no haciendo nada práctico para el pueblo?”.


SOY: ¿Y crees que los que dicen eso nacieron siendo los mejores samaritanos y ya estaban manifestando su potencial desde su primer año de vida?


YO: No… Claro que no.


SOY: Entonces… Todos tienen un tiempo y una preparación diferente, un camino distinto. Juzgar los caminos de los otros no te hace mejor persona, te hace incoherente, pues sólo estás pretendiendo que todos sean tan buenos como tú o como crees que se debe ser bueno desde tu visión.


YO: Sé que me pongo un peso muy grande sobre los hombros, tal vez mi ascendente en Capricornio me hace estar muy pendiente de mejorar, de que nada es suficiente, y que cualquier cosa que haga puede ser tomada como incoherente. A veces da miedo hasta trabajar porque se toma casi como una tentación a ganar dinero y no ser espiritual por ello.


SOY: ¿Entonces los pobres son espirituales y los ricos no?


YO: Bueno… Creencias cristianas heredadas del medioevo.


SOY: Herencias… Herencias… ¿Viniste acaso a ser coherente con esas herencias? ¿O viniste a recordar que debemos ser coherentes con nosotros mismos?


YO: Vine a tratar de mostrar en mí la coherencia de ser Yo Mismo, y de inspirar a que cada uno, reconociendo su propio Yo Soy, pueda activar su potencial y cambiar el mundo desde su propio poder.


SOY: Entonces… ¿Eres coherente?


YO: No… Estoy en la crisis buscando serlo, en el camino de descubrir el potencial de mi Yo Soy.


SOY: Así pues, aquí estaré esperándote, pues Yo Soy Coherencia.

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

VIBRACIÓN “H”: El suspiro eterno invadió el Vacío resonando como un zumbido en toda la eternidad del ensueño. El sonido H representa la respiración, el sonido que da fuerza y vida a todos los demás, el suspiro de la Vida Eterna. La primer H de la tríada, Ham, es la inspiración espiritual sobre su creación.
ankh ready4.png

(1/12)

bottom of page