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Los Amores

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Yo Puedo

Hi: Yo Soy la Vida en Equilibrio

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YO: Si Amor significa “sin muerte” en latín, es decir, que es algo eterno, y todos sabemos que lo eterno es la energía, pues se transforma constantemente sin terminarse. Entonces, el amor es una energía, la energía que eternamente lo atraviesa y construye todo. Por lo tanto, el amor tiene muchas formas, y uno puede amar de diversas maneras, ¿no?


SOY: Claramente, el amor es esa energía eterna que lo origina y moldea todo. Desde el primer pulso del Universo, la energía eterna es la que se transforma una y otra vez: de ondas a cuerdas, de cuerdas a quantum, de quantum a partículas, y éstas en átomos, y así en moléculas, y éstas en elementos químicos, y los elementos en ácidos que componen los códigos genéticos, y se protegen en el plasma de una célula, que se multiplica hasta ser un órgano, luego organismo, un cuerpo, luego una entidad, y de allí a un ser. Es decir, que todo es Amor, pues todo es energía eterna. Y la energía vibra, como la música, en diferentes sintonías. Las cuerdas del tiempo que construyen la base de toda la conexión energética son como las cuerdas de un piano, guitarra o un arpa, las cuales, según su grosor, tensión o largo, sonarán más agudas o graves, generando la variedad energética que oyes como música cuando todas se combinan. Para que una bellísima canción tenga el efecto esperado, necesita ritmos, compás, momentos de tensión y de resolución. Eso nos lleva a entender que la canción que llamamos Amor, tendrá distintas notas, unas graves y densas, y otras sutiles y agudas. Esta escala, en los humanos, se encuentra a lo largo del cuerpo, como si fueses una guitarra con cuerdas que atraviesan todo tu cuerpo desde los pies a la cabeza, y los tensores de las cuerdas se encuentran en cada uno de los chakras. Así, cuanto más corta y gruesa es la cuerda, más grave y densa sonará, generando las emociones bajas. Y cuanto más largo y agudo suene, sentirás las emociones elevadas. Pero todas hacen a la canción.


YO: O sea que se podría entender que el Odio no es lo opuesto al Amor, sino una de sus tantas notas, la más grave de todas.


SOY: Cuando escuchas una canción, las notas graves son las que te llevan hacia lo interior, a ver lo no trabajado, a la tensión que vive en ti. El Odio es una de esas tensiones, y la Felicidad es la resolución de esta tensión musical. Pero ambas crean la canción. Por ello, lo único que te permite disfrutar y oír la bella melodía, es el Amor Incondicional, pues puedes ver la lógica y belleza en cada proceso, en cada nota sin juzgarla.


YO: Esto justificaría todo tipo de amor, es decir: ¿están bien los amores obsesivos? ¿Los celos? ¿O el típico “te pego porque te quiero” del machismo?


SOY: No es cuestión de qué está bien y qué está mal. Es cuestión de afinar las cuerdas. Un instrumento desafinado sólo genera ruido, desarmonía. El error es pensar que la felicidad está bien creyendo que entonces la tristeza está mal. No. No hay para el universo ninguna emoción que sea mala, ni ninguna forma de amor que sea la correcta, sólo hay instrumentos desafinados que necesitan un ajuste en las cuerdas. El odio es muy útil cuando es canalizado, pues genera la tensión necesaria que impulsa a una descarga energética que busca la liberación de dicha tensión. El odio a la opresión busca como resultado la libertad; el odio a la guerra, busca como resultado la paz. Sin embargo, en el vocabulario humano, habéis polarizado las emociones como si fueran conceptos y no energías. Es como decir que, según mi creencia moral, sólo utilizaré las pilas y baterías que tengan el lado positivo porque el negativo me cae mal o no concuerda con mi escala de valores… No sé si entiendes de electricidad, pero jamás obtendrás luz de una batería que tiene dos lados positivos.


YO: Entiendo el punto. Ambas, negativa y positiva, son útiles para la iluminación, el problema es no saber afinarlo, ajustarlo, y eso implica el cómo utilizo los chakras… Que son los motores o las clavijas de una guitarra…


SOY: Ajustando tus chakras como las cuerdas de una guitarra, es decir, ordenando la energía en ellas, haciéndolas girar correctamente y en armonía con las demás, lograrás hacer sonar las cuerdas negativas para ser útiles en tu melodía amorosa. Incondicionalidad significa “sin condiciones”, y a veces, las personas suelen no darse cuenta de lo que esto significa, y creen que Incondicional es algo muy idílico en que se rechaza lo negativo y se vive en un mundo de paz, hermandad y utopía. Sin embargo, es muy diferente, implica justamente reconocer la utilidad, incluso de aquello negativo y oscuro, y comprender amorosamente que quien desentona es porque no ha podido ajustar sus chakras, sus cuerdas, no porque sea malo. Tal vez, en su vida, ha vivido situaciones que han desajustado las clavijas, y por esto su forma de amor desentona, creyendo que pegar es amor, que dominar es amor, que sobreproteger es amor, que controlar es amor, que celar es amor…


YO: Entonces, la propuesta es ayudar a ajustar el mundo interior para que ese amor sea útil.


SOY: Todas las emociones existentes son útiles, todas. Y todas ellas surgen de la energía eterna, es decir: el Amor. ¿Entiendes por qué se dice que “Dios es Amor”, y que “el Universo es Amor” o “sólo el Amor os hará libres”, o “Todo lo que necesitas es Amor”?


YO: Sí, porque amor no significa estar enamorado, sino ser eterno, ilimitado. Y de hecho, es lo que se siente cuando uno se enamora, se siente que no hay límites, que uno lo puede todo.


SOY: Porque todas las emociones coexisten allí. Las más importantes son las que se han registrado en cada célula como mecanismos de supervivencia en la tierra: Alegría, Enfado, Miedo, Tristeza, Sorpresa, Asco, Confianza, Interés. Y luego, de las mismas, provienen la Vergüenza, Culpa, Bochorno, Satisfacción, Desprecio, Entusiasmo, Complacencia, Orgullo, Placer. Y todas las anteriores pasan de ser reacciones a estados constantes, algo que llamas “Sentimientos”, como la Generosidad, Gozo, Afecto, Júbilo, Compasión, Esperanza, Libertad, Agradecimiento, Aceptación, Acompañamiento, Bondad, Admiración, Benevolencia, Amabilidad, Alivio, Empatía, Integridad, Armonía, Apego, Aprobación, Honestidad, Humildad, Concentración, Templanza, Tolerancia, Motivación, Felicidad, Fortaleza, Autonomía, Serenidad, Optimismo, Satisfacción, Seguridad y el mismo Amor. Hablaremos de todas ellas tarde o temprano, no te apresures.


YO: Y… Entonces, debo lograr que todo ello conviva en mí armónicamente, sin juicios… Pues el Amor Incondicional les contiene y necesita a todos para crear su melodía.


SOY: Son los distintos amores que conviven en tu corazón, que es la Roseta de la Guitarra, donde se produce la gran resonancia, donde los graves y las tensiones, los agudos y las resoluciones, se combinan.


YO: ¿Es por esto que solemos enamorarnos profundamente de cosas que nos generan conflictos? Es decir, las grandes historias de amor suelen ser las que deben sortear todo tipo de obstáculos y conflictos… “Romeo y Julieta” por ejemplo, aunque es aplicable a casi todas las historias.


SOY: Exactamente. Todo ello convive en ti, todas esas sensaciones están allí, son tus cuerdas, pero, tú eres la guitarra, el piano, el arpa. El músico suele ser el otro, el que aparece en tu vida, y toca tus cuerdas. Esa persona, ese ser, es quien te hará ver lo que suena en ti y los ajustes o desajustes en tus cuerdas. Los humanos suelen pensar que sienten una determinada emoción por la gracia o culpa de otra persona. Sin embargo, esa emoción vive en mí, y está desafinada o afinada en mí, el otro sólo tocó la cuerda, haciéndola sonar, y mostrándome cómo sueno. Pero el que suena mal soy yo, no el otro. La reacción resonante está en mí, no en el otro.


YO: Bueno, aunque el otro también tiene que saber dónde tocar… Por algo eligió tocar esa cuerda y no otra…


SOY: La resonancia lo es todo. Lo que el otro toca en mí sólo hace sonar lo que está en mí, pero a su vez, hace sonar lo que el otro necesitaba escuchar y no estaba oyendo en sí mismo. El músico no toca la canción con oídos sordos, sino a la espera de sacar algo de ello. Es una simbiosis energética la cual, mediante las relaciones, se busca mejorar, sentir la armonía, encontrar el amor incondicional. Y para ello, primero, tanto el músico como el instrumento deben reconocer todos sus sonidos, sus emociones, y la cantidad de melodías que son capaces de crear. Pero por sobre todo, liberarse del rol, pues muchas personas creen que son instrumentos de otras, y muchas creen que son los músicos que utilizan los instrumentos a su merced. Ambos son instrumentos y músicos a la vez.


YO: ¿Y cómo me convierto en un buen músico?


SOY: Tocando tu propio instrumento y sintiendo su resonancia en el corazón. La música que puedes hacer de ti mismo. Es mucho más fácil echarle la culpa a los otros, a los que tocan las cuerdas, que ver que uno puede provocarse las emociones a sí mismo. Mirarse al espejo, reconocer que todo lo que no me gusta es tan sólo la música que emerge de mí y filtra lo que escucho del mundo; no es algo fácil, implica aceptarnos como los generadores de nuestros propios conflictos. Lo que no resuena, lo que desentona, lo que desafina, está en mi ser, es mi música, y ningún músico quiere descubrir que el problema de la orquesta era su propio instrumento. Por ello lanzamos lo bueno y lo malo sobre los otros.


YO: Por eso decimos cosas como “sin esa persona yo no soy nada”, o, “lo necesito”, “lo odio”, “mis problemas desaparecerían si él o ella desapareciesen de mi vida…”. Todas esas cosas que proyectamos en el otro, no son más que los desajustes propios, que el otro sólo nos permite escuchar.


SOY: La creencia de que necesitamos del otro para ser quienes somos; la creencia de que es el otro quien me produce tal o cual emoción, y que es sólo por el otro que puedo sentirme completo o vacío.


YO: ¿Qué es enamorarse entonces? Me refiero a esa sensación que sentimos en el corazón, como si fuera a explotar.


SOY: Esto sucede cuando un agente externo, ya sea una situación, una persona, una epifanía o revelación, hace sonar todas nuestras emociones en un mismo instante, y todo, desde lo más bajo a lo más alto de nuestro ser, suenan al unísono. Esto genera una reacción que neutraliza todo lo que estaba separado, y lo vuelve unificado, pero a la vez, no se puede sentir nada, pues se siente todo a la vez. Pero enamorarse es sólo un instante, pues luego las cuerdas comienzan a sonar en resonancia con las demás, generando conflictos y tensiones para luego culminar en resoluciones. El Amor es como un mar, lleno de olas con cúspides y profundidades, subidas y bajadas. Es la única forma en que las cosas pueden ser eternas: si se transforman. Piensa ahora en todas las personas que has logrado amar, en todos los sentidos, aquellas que has amado profundamente, con quienes has sentido mayor amistad, de quienes te has enamorado, a las que sientes familia, a las que sientes parejas, o amantes; piensa en todos los que te han movido el corazón… Y dime, ¿has logrado mantener esa sensación constantemente?


YO: …No… Siempre se ha modificado; convertido en odio, o traición, o decepción, o angustia… O de amor a amistad, de pasión a relación, de amistad a amante… Nunca se mantiene estático.


SOY: Por la ola. No puedes ir en contra del mar, pero puedes aprender a nadar en él. Querer dominar el mar es de egoístas, aprender a nadar es Amor Incondicional. Pues un mar sin olas no lleva ningún barco a su destino. Sabiendo que las formas de amor cambiarán siempre, no puedes aferrarte a ninguna, pues todas se transformarán inevitablemente, con lo cual sólo te queda aceptarlo tal cual es. Y al aceptarlo, sabes que las olas no suben para luego bajar y nunca más subir, sino que vuelven, regresan a la superficie. Cuando, en lugar de ver una subida y una bajada ves el horizonte del mar y las millones de ondas en él, podrás comprender lo que significa la aceptación, la empatía, la incondicionalidad, comprendiendo que el amor es el agua.


YO: En cierta forma, es liberador, pues permite que veamos a todo con amor, que nuestro corazón pueda resonar sin expectativas, sin querer apegarse a la sensación…


SOY: Y sin embargo… Tú lo estás.


YO: ¿Cómo?


SOY: Apegado… A una expectativa. Esa tos que tienes, no viene de tu garganta, ¿verdad?


YO: …No… Es verdad… Proviene del corazón, del Alto Corazón.


SOY: Sientes la presión en el pecho…


YO: Es como si todas las cuerdas se hubieran anudado allí y no pudieran sonar como era esperado.


SOY: Dime… ¿Quién fue el músico que ha roto tu corazón?


YO: Ya sabes la historia. Cuando Merlín, en Avebury, Inglaterra, me dijo que sólo podría cumplir mi misión y propósito si lograba abandonar ambas por amor, permitiéndome enamorarme de la nada, del vacío, me dijo que lo haría sólo yendo al Corazón, a Suiza. Y así fue, a las 2 semanas fui a Suiza, y al llegar le conocí, o mejor dicho, le recordé. Al vernos, fue como haber encontrado esa otra parte de mí, ambos lo sentimos. Nunca me había sentido así antes… Cuando le vi, sentí la sensación de decirle “gracias por aparecer, me alegra que estés de nuevo aquí”. Luego, ese mismo día, me dijo que estaba enamorado de mí, pero que sabía que yo jamás podría sentir nada por él, porque él no era Nada, nadie, estaba vacío. Y entonces, sus palabras fueron las de Merlín, y algo en mí me hizo entender lo que sentía. Jamás me había enamorado de nadie de esta manera. Al día siguiente, debía ir a Estocolmo a presentar un proyecto de Ontocracia en una Fundación, mi propósito de vida… Y ya en el aeropuerto decidí no subir al avión, salir del aeropuerto y quedarme con él, allí, en Ginebra, en Suiza, el corazón de Europa, que es el corazón del mundo, activando mi propio corazón junto al suyo, en un pueblo en el centro del CERN, el acelerador de partículas. Pero esa misma semana, su familia, de amarme, pasó a odiarme, y nos prohibieron estar juntos, lo pusieron en mi contra haciéndole creer mentiras, y nunca más pude verle. Desapareció de mi vida. Con el tiempo entendí que su amor, su presencia, encarnaba todo ese amor que debía sentir por mí mismo. Sin embargo, desde aquel entonces, hace ya 2 años, que siento eso que jamás creí era verdad: una espina en mi corazón…


SOY: Cuéntame cómo se siente…


YO: Es como si nada tuviese sentido, como si todas las emociones de mi vida me llevasen a él, pues con él sentí todas, absolutamente todas las emociones que podía llegar a sentir con alguien desde las más bajas a las más elevadas. Y como la Nada misma que dijo ser, desapareció sin siquiera decir adiós.


SOY: Tu corazón quedó en el estado de tensión, sin poder llegar a la resolución. Pero sabes bien que toda persona en el mundo externo, es sólo una proyección del mundo interno. Sin él no habrías descubierto el amor como lo hiciste, no habrías sabido que eras capaz de liberarte de tu historia y tu misión, te diste cuenta de que eres realmente libre, y entonces le has convertido en una elección consciente más que un deber y un pesar. Te has permitido amar sin límites a todas las personas, y has comprendido la fortaleza del dolor, transformándolo en enseñanza. Su amor no desapareció, vive en ti, él te mostró de lo que eres capaz cuando amas, de la melodía de tu corazón.


YO: Aún así, mi corazón necesita cerrar esta historia, que es la más abierta de todas las que hay en mí hoy. Aún me duele, y son las palabras que no pude decirle las que me hacen toser desde mi alto corazón.


SOY: Primero debes ser capaz de decírtelas a ti mismo, y luego lo encontrarás para decírselas a él. Pues todo gran camino de amor no empieza por la entrega de uno al otro, sino la propia entrega, el permitirse oír la propia melodía.


YO: No sé cómo hacerlo. Mi proyección ante lo que podíamos haber sido juntos es tan grande, que mi corazón sigue latiendo sobre una idea que ya no existe…


SOY: Y sigues con la esperanza de que hablar de él le hará saber algún día que aún estás esperando su regreso. Y la verdad es, querido amigo, que no lo hará. Pues quien esperas que vuelva, vive en tus memorias y tus expectativas de lo que podría ser, y no de lo que es. Lo que esperas que regrese, ya vive en tu interior. Y en tanto tu canción suene en “lo que podría haber sido”, jamás será lo que “es”. Por ello, en el Amor, no debemos esperar nada de nadie, sino Ser lo que esperamos recibir. Ámate a ti mismo, y sólo recibirás amor.


YO: Haré lo que esté a mi alcance para que mis cuerdas vuelvan a sonar…


SOY: No es mucho lo que debes hacer, es simplemente amarle, pues la idea que tienes de él, no vive en él, sino dentro de ti. Todos los humanos proyectáis sobre los demás lo que vive en vuestro interior, y lloráis ante la incapacidad del otro de daros lo que ya estuvo siempre en vuestros mundos internos. Aprende a darte lo que esperas de los demás, y entonces recibirás la coherencia de los otros hacia ti, libremente, sin expectativas, ideas ni condiciones. El apego a la idea de lo que podría ser es una de las claves fundamentales a soltar para poder amar, pues el mar es un espíritu libre que no puede encerrarse en un cofre.


YO: Sólo diré que el amor que él me despertó, me ayudó a darme cuenta de que yo tenía ese amor en mi interior, un amor capaz de ir de la nada al todo en un instante, y nuevamente a la nada…


SOY: …Para volver otra vez al Todo.


YO: Honro lo que siento, sin juicio, pues aún hoy en su ausencia, me sigue recordando la fuerza del amor que hay en mi corazón. Sólo debo sentirlo libre y expandido. Liberarme del apego…


SOY: Y para ello, debes permitirte amarte tanto como le amas a él. Suelta la expectativa de tu misión y tu propósito, enamórate de la Nada, enamórate del Vacío que ha dejado en ti, pues su Amor vive en ti, pues tú…


YO: …Yo… Yo Soy Amor, y le traigo en mí.

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

VIBRACIÓN “A”: La eternidad es atravesada por el segundo sonido del Origen, la fuerza del Espíritu, la energía que todo lo ve, que todo lo sabe, que todo lo genera. La A representa los cielos, la libertad, la conciencia del Yo Soy, quien observa y guía la creación.
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