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Xü: Yo Soy Espiral de Neutralización

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YO: “¿De dónde venimos y a dónde vamos?”. El día que conocí a mi papá, a mis 27 años, fui a su oficina a pedirle hacernos el test de ADN. Él me preguntó que por qué quería hacerme esta prueba a esta edad… Y yo le dije que estaba en un camino de crecimiento interno y que sentía que me faltaba una parte importante que integrar en mí. Me di cuenta ese año, que conocía mucho las raíces de mi familia materna, pero que había algo que no me permitía poner bien firmes los pies sobre la Tierra, y era que desconocía la historia de mi familia paterna. Entonces le dije que necesitaba saber de dónde venía, para poder construir mi camino hacia el futuro. Él no lo comprendió, y me preguntó: ¿por ejemplo qué quieres saber? Y le dije: por ejemplo, el apellido, de dónde viene, qué significa? Y su respuesta fue: “mira, si hay algo que no me interesa en la vida es saber de dónde venimos, quiénes somos ni a dónde vamos”. A lo que dos frases después me preguntó: “¿A qué te dedicas?” y le dije: “a explicar de dónde venimos, quiénes somos y a dónde vamos”.


SOY: Jejeje, la ironía de la vida.


YO: Sí, ¿verdad? Fue muy irónico, conocer a mi padre, y que me diga que lo que menos le interesa es saber justamente a lo que yo me dedico. Pero algo agradezco de esa conversación.


SOY: ¿Qué cosa?


YO: La proyección. Por lo general, todos los mamíferos tenemos una proyección con los padres. Es inevitable. Venimos de ello, nos debemos a ellos, tratamos de agradarles para que las cosas salgan bien, “honrarás a tus padres”. Y en cierta forma, solemos seguir sus pasos, pues sus actos e intenciones guían nuestro andar. Sin embargo, no fue mi caso. El mayor regalo que mi padre me hizo en la vida fue no haber estado allí como padre. Y se lo agradecí. No lo entendió muy bien. Pero eso afianzó nuestra relación. No tenía ni tengo ninguna proyección sobre mi padre, ningún peso, ni rencor ni expectativa de ningún tipo. Lo que me di cuenta, es que era libre.


SOY: Venía de un mundo al que no le interesaba tu mundo, y por lo tanto, no había condición alguna.


YO: Sí… Y ahí me di cuenta de la incondicionalidad. Creo que con mi padre tenemos ese amor incondicional, justamente porque no compartimos nada en la vida, pero al no tener expectativas sobre el otro, esto nos llevó a la incondicionalidad, y por ello respetamos lo que hace el otro sin entrometernos.


SOY: Hay un “ida y vuelta” en equilibrio.


YO: Sí. Yo descubrí mis orígenes, logré afirmarme en mí, y él habrá descubierto algo, que algún día me dirá si es que lo hizo.


SOY: Desde la condicionalidad, la ida y la vuelta de energía y patrones se recibe como Karma. Mientras que desde la incondicionalidad, ese ida y vuelta se convierte en Dharma. En el universo todo se da por ciclos de expansión y contracción que podemos identificar como esparcimiento e integración de cada parte de una unidad. El origen cósmico sucede en un punto neutro que, debido a su potencialidad, se expresa hacia lo externo, comienza a moverse hacia los confines, a lo eterno, pero a su vez, retorna a sí mismo buscando nuevamente ese cosmos neutral. Esto es lo que puedes conocer como Sintropía, la unidad de todos los giros, del griego “syn” (con) y “tropós” (giros, vueltas), como contraparte a la Entropía, proveniente de “ne” (dentro, en) y “tropós”, es decir, en retorno, girando. La entropía describe una circunstancia en que un efecto inicial que es impulsado en una dirección, no podrá regresar nunca a su estado inicial, y su fuerza le llevará a un proceso de transformación en el que siempre se alejará del inicio. En cambio, la Sintropía, describe el hecho contrario, en que las cosas tienen a volver a un estado armónico inicial. Un orden como el que comenzó las cosas.


YO: Todo vuelve sobre sí, aún así sea diferente…


SOY: En términos de karma y dharma, la entropía y la sintropía se unen para armar un esquema del universo en que los ciclos de una onda repiten estados iniciales una y otra vez en función de su nivel de frecuencia. Así, desconociendo esta situación, una persona se ve envuelta en estados cíclicos sobre los cuales gira una y otra vez, repitiendo lo mismo, ya sea día a día, año a año, relación en relación o vida a vida. Si no cambia su estado de vibración, pasará por las repeticiones de la onda de frecuencia una y otra vez, viendo siempre lo mismo, oyendo todo igual. Un ser consciente de esto, puede sacar un beneficio de la repetición universal de la frecuencia.


YO: ¿Qué beneficio?


SOY: La previsión. Saber lo que vendrá, conocer los ritmos, ayuda a volvernos sabios, entender los funcionamientos de la vida. De esta manera, algo que considerábamos “kármico”, se vuelve dhármico. Y lo que vendrá no es más que un retorno a lo que fue.


YO: Ir… Y Volver… Constantemente.


SOY: El verbo “Ir”, viene del indoeuropeo “ei”, dirigirse a un lugar, sin embargo, es uno de los más complejos, ya que en lenguas latinas ha atravesado muchas variaciones en conjunto a otros verbos, como “Essere” (Ser), y “Vadere” (Andar), lo que en español nos ha dado tantas variaciones como: “yo voy” (de vadere), “yo fui” (de essere= ivi, ifi), “yo iré” (de ire).


YO: Un verbo muy complejo, de la familia de los verbos irregulares. Aunque no así en inglés…


SOY: Aunque el inglés sí comparte su irregularidad en cierto aspecto, sobre todo en el pasado: I go (yo voy), I went (yo fui), I’ll go (yo iré). El verbo “ir” impulsa a avanzar, es un llamado hacia adelante, como un “ey!”, que llama la atención para iniciar el movimiento. En tanto el verbo “volver”, describe generar un movimiento de retorno: nacido de “volvere”, que significa “dar vueltas”, girar sobre sí mismo. En inglés esta palabra puede encontrarse en “to revolve”, que en español sería girar, revolver algo. Sin embargo, en esta lengua el concepto de regreso se perdió, convirtiéndose en “ir hacia atrás”= go back.


YO: Pero… ¿Estamos realmente volviendo hacia atrás?


SOY: En realidad, el sentido de “volver” es mucho más específico que simplemente retroceder, pues implica girar, dirigirse hacia atrás, lo cual no implica hacer lo mismo, sino recorrer un camino de integración. Hay una tendencia a ver el tiempo como una línea en la cual te extiendes en una recta que te aleja del pasado dirigiéndote al futuro. Esta visión de la vida surgió con la abolición de la filosofía y la implantación de los monoteísmos.


YO: ¿Cómo!? ¿Enserio?


SOY: Sí. En las ciencias y las artes, se comprendía que toda realidad posee curvas, espirales, ciclos. Se entendía que la Tierra estaba en movimiento, e incluso se había medido la circunferencia de la Tierra con experimentos sencillos, más de mil años antes de Cristo. En estos experimentos, se pudo identificar que todo en la vida era cíclico, y se reafirmaba que tanto el espacio como el tiempo eran circulares o espiralados. La idea de la Reencarnación era lógica en las culturas que veían cómo las aguas, las nubes, la sequía, las estaciones tenían ciclos. Cómo se repetían las estrellas cada ciertos tiempos, y los ciclos lunares. Todo encajaba. Hoy incluso podemos entender mucho mejor esto, y hasta la ciencia puede confirmar que nada muere sino que todo se transforma, es la ley básica de conservación de la energía, la “readaptación energética”, lo que antes llamaban “reencarnación del alma”. Sin embargo, con la visión del Dios único, al que todos vamos, del que todos venimos, se expandió la creencia de que sólo existe una vida, y que el único destino posible es volver a Dios, y quienes no cumplían sus leyes eran condenados a volver una y otra vez. Pero esta perspectiva permitía que todos pudieran creer que había una segunda oportunidad, con lo cual, los gobiernos perdían poder sobre los pueblos. Así que decidieron crear la idea de un Infierno eterno, donde tras esta vida te dirigirías de no seguir la ley divina.  Esta visión fue muy útil a los Imperios, y extendieron el concepto del tiempo como una línea que avanza, y cuyo único resultado puede ser volver a Dios.


YO: Oh, y de allí se generaron estos conceptos lineales…


SOY: Se negaron todas las posibles versiones filosóficas o científicas, volviendo a la idea de que el mundo es una Tierra Plana, con límites, y que somos observados desde los cielos siendo que debajo está el infierno, el inframundo. La linealidad de los procesos trajo la planicie del espacio y la planicie del tiempo, y así, la idea de ir a un sitio estaba casi determinada. Por esto, no hay vuelta atrás, no se puede volver a intentar nada, pues la vida es un camino de ida.


YO: Pero la otra visión, sí comprendía el retorno, ¿no?


SOY: Así es. El nacimiento del Sol y la Luna en el horizonte, los ciclos de las estrellas, las estaciones del año, los hijos que se parecen a sus padres, las hijas a sus madres, los ciclos históricos que se repiten, todo ello daba la noción de algo que llamaremos “el Eterno Retorno”. Este concepto surge en las visiones orientales de la existencia, en que todo forma parte de una constante repetición en la que sólo nos dirigimos a repetir las cosas, pero con la intención de mejorar y evolucionar en cada ciclo hasta la perfección. En el Mediterráneo, esta visión fue acuñada por Zenón de Citio, por el 300 a.C., quien en Atenas predicaba su filosofía desde un pórtico pintado al que todos acudían a oír. Pórtico se decía “Stoa”, y por ello, quienes se acercaban al pórtico eran los “Estoicos” (stoaikós). Los mismos decían que el mundo atravesaba un ciclo constante en que las cosas se repetían incesantemente, y para hacerlo al final del ciclo todo se consumía en fuego y de las cenizas resurgía el mismo mundo. Decían que para liberarse de este ciclo era necesario desapegarse de los méritos, de los éxitos y de todos los placeres de lo material que nos une a este mundo cíclico, con lo cual basaban sus ideas en el dominio de lo físico, de los actos y los hechos del mundo externo. El objetivo era ser felices, libres y sabios despojándose de todo lo material.


YO: La idea de karma, entonces, se relaciona a esta idea estoica en que volvemos a repetir incesantemente las mismas cosas, que serán negativas si no nos enfrentamos a dominar el mundo físico y trascenderlo a otro plano de consciencia…


SOY: Exacto, aunque la visión oriental no decía eso, sino que decía que los ciclos eran parte del aprendizaje; no hacía falta salirse del ciclo, sino mejorarlo hasta que el mismo se vuelva divinidad.


YO: Lo cual tiene más sentido…


SOY: Bueno, para ti. Ambas visiones podrían ser viables para el Universo. Habrá que ver cuál da mejores resultados.


YO: ¿O sea que cuando hablamos de avanzar para mejorar o avanzar para liberarnos, ambas opciones son posibles?


SOY: Así es, pero sus resultados serán en función del retorno. Es decir, que salir de un ciclo, inevitablemente te hace comenzar uno nuevo. Volver al inicio es inevitable aunque el mismo parezca diferente pues tus ojos han cambiado su forma de ver.


YO: ¿Qué me aconsejas?


SOY: Volver. Siempre volver.


YO: Pero, ¿cuándo avanzo?


SOY: Volviendo. No puedes avanzar hacia delante escapándote del pasado. ¿Entiendes? En una espiral o círculo, todo movimiento que implique avanzar, ir hacia delante, sólo te llevará a volver a recorrer la misma onda con sus frecuencias. Siempre estarás volviendo. La única forma de avanzar, de ir hacia delante, es reconociendo que volverás hacia atrás. En la visión holística del tiempo y el espacio, la línea deja de existir para convertirse en este toroide de constantes espirales, en que vuelvo al mismo punto pero creando una nueva opción cada vez. Revisar lo realizado, transitar lo vivido, ayuda a reconstruir las voluntades del futuro, pues nos ayuda a poseer sabiduría, nos hace ver que de esta forma no desconocemos el futuro, sino que el mismo simplemente será una forma diferente de la misma onda. Siempre que vayas, estarás volviendo. Por ello, vuelve, contempla tu pasado, descubre tu historia, siempre habrá cosas que no hayas visto, y cuando descubras de dónde vienes, sabrás quién eres, para así poder comprender hacia dónde vas.


YO: Las tres famosas preguntas. ¿De dónde venimos?


SOY: De haber pensado el futuro.


YO: ¿Dónde estamos?


SOY: En el umbral entre lo que vimos y lo que vivimos.


YO: ¿A dónde vamos?


SOY: Al Origen de la idea que proyectamos.


YO: Entonces, podría decir que Yo vengo de una intención, y estoy en el camino hacia descubrir por qué tuve esa intención.


SOY: Y así es como rompes el ciclo de la creencia de pasado, presente y futuro. Sólo hay una verdadera pregunta real en todo este ciclo.


YO: ¿Cuál?


SOY: Ir y Volver es un camino evolutivo de percepciones construidas por el observador. Siempre que vuelvas estarás yendo, siempre que vayas estarás volviendo. Pues los dos extremos se unen en un mismo punto.


YO: ¿Quién fui? ¿Quién soy? ¿Quién seré?


SOY: “¿Quién soy?”… Esa es la cuestión.

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

RAÍZ: GENITALES= en la zona de la entrepierna, se ancla la energía base que da la energía esencial a todas las demás. Físicamente se encuentra en la zona de los genitales, testículos y ovarios como glándulas principales, y la zona del perineo. Dichas glándulas se encargan de la producción de las células de la vida, los nutrientes para la creación de la misma, y por lo tanto se conectan al potencial del chakra Raíz, quien toma los nutrientes del mundo inferior para nutrir a todo el tronco y las ramas ue encuentran la iluminación. Motor de la energía vital que llamamos Kundalini.
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