YO: El mensaje de ayer me hizo entender varias cosas, pero entre todo ello, me quedaron claras dos ideas fundamentales: 1) la primera es que solemos convertirnos en lo que negamos por polaridad. 2) Y la segunda es que los conceptos que tenemos de las cosas no son la verdad, sino las percepciones según los hechos o lazos que hemos creado con el concepto a tratar. Es decir, que en el primer caso, vi que el negar la religión, por ejemplo, nos hace buscar un nuevo dogma que seguir para juzgar el anterior. Básicamente si me pongo del lado de la ciencia a juzgar la religión, estoy convirtiendo a la ciencia en mi nuevo dogma, el cual es criticable por usar los mismos métodos de juicio. En el segundo caso, implica que la idea de religión no surgió para oprimir las mentes, sino para unirlas y darles voz en una red. El concepto que tenemos hoy, negativo, de una religión es por los sucesos que los individuos de las mismas han llevado a cabo a lo largo de la historia. Bajo este argumento podríamos decir que toda ciencia es mala porque es la ciencia la que creó la bomba atómica.

SOY: Todo lo que vemos en nuestras vidas son sólo perspectivas emocionales y sentimentales, los filtros del ser, contemplando las realidades. Tu naturaleza es prejuzgar, pues todo lo que llega a ti es filtrado por tu experiencia y conocimiento de las cosas. Esto es lo que genera tantas batallas en el mundo, la mayoría innecesarias y absurdas, que separan a hombres de mujeres, a blancos de negros, izquierdas y derechas, cielo e infierno, religión y ciencia. Y tantos otros. La única verdad es que todos sois todo, y no podéis escapar de ninguno de los opuestos. Como en un imán, cuanto más intentes alejarte de la fuerza opuesta, más duro será el colapso al enfrentarte a ella. Por más que niegues tu opuesto, éste volverá a ti de una u otra forma, y la crisis se dará cuando veas que te has convertido en lo que juzgabas. El prejuicio es una herramienta útil en el proceso de adaptación al medio, pero inútil en el proceso de la toma de consciencia o la búsqueda de la coherencia.

YO: ¿En qué sentido?

SOY: Por ejemplo, tomemos el fuego. En un primer encuentro con el fuego, el mismo te maravilla, porque es alucinante, da calor, luz, genera colores, consume cosas. Pero te sorprende hasta que te quemas. El momento en que tocaste el fuego y tu sistema nervioso interpreta inmediatamente que ese elemento bonito genera dolor, lo que hace es poner un juicio sobre él. Juicio viene del latín “iudis”, que significa “indicar”. En cierta forma, el concepto habla de que poner un juicio en algo es básicamente etiquetarlo e indicar a qué categoría corresponde. Así, en tu futuro, ya no hará falta que vuelvas a quemarte cuando veas fuego, entenderás que ya sea una brasa, flama, incendio, una vela, una chispa, una hoguera o una parrilla, tu cerebro te indicará con antelación los posibles resultados dolorosos de tocarlo. Indicar con antelación se dice “pre-juicio”.

YO: Ahora entiendo por qué los prejuicios son útiles, entonces. Pero, ¿qué hay de los prejuicios que decimos tener que eliminar?

SOY: El fuego quema, pero también cocina. Ayuda a hervir el agua para matar los microbios y bacterias en la misma. Te da calor en el invierno. Reduce los restos de una cosecha. Calienta el baño para una buena ducha. Da luz en una noche oscura y sin luna. Detiene la propagación de enfermedades mediante la cremación. Permite fundir elementos, crear herramientas y hacer alquimia y medicina. El fuego no sólo quema y produce dolor, sino muchos otros beneficios. Cuando el humano descubrió el fuego, empezó a cocinar la carne y otros alimentos. El dejar de comer alimentos crudos generó una reacción química que mejoró la conectividad de los neurotransmisores del cerebro, haciendo que los humanos pasen a ser homo sapiens-sapiens, seres inteligentes. Imagínate si por el prejuicio de “el fuego quema, no lo toques nunca”, jamás nadie hubiera cocinado. Hoy seguirían conviviendo con neandertales en chozas y cavernas.

YO: Entiendo… El prejuicio ayuda a identificar, pero nos limita en la experimentación.

SOY: Creer que una cultura es mala, nos priva de la expansión cultural, el enriquecimiento de pensamientos e ideas. El racismo impide la mejora de la especie, pues a mayor mezcla de genes, más adaptables a todos los climas y terrenos nos volvemos, así como ampliamos las capacidades intelectuales. Todos los prejuicios te ayudan a identificar el mundo para que no tengas que empezar de cero cada día, permitiéndote tener un bagaje previo con el cual enfrentar la realidad, como haber aprendido las letras te sirve para leer cualquier texto. Pero si piensas que sólo tus letras son las buenas, tu mundo se reducirá a los idiomas que escriben con tu alfabeto, privándote del enriquecimiento de otros países, culturas y conocimientos.

YO: Lo mismo que nos hace ser y entender el mundo, es lo que nos limita y aleja de él.

SOY: La paradoja de la existencia. Lo mismo que preserva tu vida e integridad es lo que te impide vivir tu vida por miedo a perder dicha integridad. Pero este mecanismo funciona sólo en el plano de la inconsciencia, pues cuando te vuelcas al mundo de la consciencia, el prejuicio pasa a ser un indicador como tal, pero no un limitante. Nadie es libre de prejuicios, pero sí puedes usarlos libremente.

YO: ¿De qué forma?

SOY: Cuando hablas de generalidades, por ejemplo. Frases como “los blancos son así”, “Los chinos son de esta manera”, “los negros lo hacen de tal forma”, “los cristianos son así”, “los musulmanes son de esta otra forma”… Todos suelen usar generalidades. Son prejuicios, que agrupan conceptos. Y no son erróneos, ayudan a conceptualizar, a comprender cualidades y defectos de una mente colectiva. Cuando hablas de una historia específica, o una geografía, las mismas han moldeado la psiquis de un pueblo, idioma, cultura, religión, y puedes entender a mucha gente mediante los conceptos generales, lo cual te ayuda a comprender desde el prejuicio lo que puedes tomar o dejar de ellos. Qué es útil para ti, y dónde puedes valorar sus cualidades. El aspecto negativo radica en catalogar a todos como iguales, sin permitir la idea de que cada individuo en el grupo, a su vez, tiene singularidades. El concepto de Individuo pasó al de Familia, y de Familia se ha pasado a Pueblo, de Pueblo a Cultura, de Cultura a Nación y de Nación a Raza, y de Raza a Especie. Lo que significa que el individuo, sin encontrar su propio potencial, su capacidad de ser quien realmente es, relega su poder al grupo más cercano. Y la familia, ese grupo, por miedo a sentirse desplazada, relega el poder a un grupo mayor de familias que llama Pueblo. Y así se van generando las generalidades que dan lugar a los grandes preconceptos y prejuicios de la historia. Es así que tras generaciones, se vuelve parte de la esencia, haciendo que los individuos se confundan como simples extremidades del grupo, imitando su accionar. Y por más que me aleje o reniegue de mi grupo y decida recluirme naturalmente dentro de mí, mi sistema nervioso sigue buscando encontrar la armonía a través de lo que conoce, y por esto, terminamos viviendo en grupos o patrones semejantes.

YO: Es lo típico que se dice: que no importa cuán lejos te escapes de tus problemas, éstos te seguirán, porque siempre estuvieron dentro de ti.

SOY: Exacto, porque es información celular anclada en el sistema nervioso central. Por esto mismo, las personas que buscan la libertad, se sienten presas en todos los sitios a los que van, y cuanto más abren sus ojos, más se dan cuenta de que el sistema es lo mismo, y se sienten presas en él, llamándole “la Matrix”. Porque se sienten atrapadas en los prejuicios, porque lo que ven del mundo es desde los filtros emocionales. Presta atención y verás que los nativos americanos en toda América, sobre todo los pueblos de las selvas y estepas, no conocían el concepto de libertad, simplemente porque no concebían el concepto de esclavitud. Así, la libertad es un estado natural, no algo que deba ganarse. Ocurre de igual manera con el trabajo: para los pueblos amerindios, no existía la noción del trabajo como en el mundo europeo, por lo tanto, tampoco existía el concepto de ganar el pan con el sudor, o sufrir para tener éxito, pues sabían que la madre naturaleza les entregaba todo, y que siempre tenían lo que necesitaban si sabían observar y vivir en armonía con el entorno. Por otro lado, los europeos tuvieron que luchar siempre por los pocos recursos generados en los escasos meses de verano en territorios limitados, lo cual implicaba que ganarse el pan era un esfuerzo, una batalla contra el clima y los enemigos. El esfuerzo y el trabajo son conceptos de la esclavitud, en que a los siervos se les amenazaba con un látigo de 3 palos en los extremos, con los que recibían un castigo si no había esfuerzo. Tres Palos se volvió la palabra latina “Tri Palium”, origen de la palabra trabajo. Claramente diferente en las lenguas sajonas, que proviene de la palabra Wyrcan que significa “accionar, cumplir, hacer”. Aún así, el concepto latino ha traspasado, mediante la religión cristiana, a todo el mundo por el colonialismo, y los conceptos protestantes del trabajo duro, se han manifestado en la visión capitalista de la cultura económica desde la Revolución Industrial, así como en las sectas cristianas tales como “Trabajo de Dios” (Opus Dei). Si pones a un europeo frente a un nativo americano, el europeo pensará que el nativo es un vago y holgazán esperando que las cosas le lleguen por arte de magia, mientras que el nativo pensará del europeo que es un ambicioso egoísta que cree que para vivir hay que sufrir. Ambos preconceptos y prejuicios han sido creados mediante los contextos y experiencias personales y culturales de cada grupo. Ahora… ¿Cuál tiene razón?

YO: Ninguno, supongo…

SOY: Sí, ninguno. Y a la vez, los dos tienen razón. Es decir, no hay una forma correcta de hacer las cosas. Todos estarán de acuerdo en algo: la Tierra nos da, y con lo que nos entrega, nosotros hacemos. Y ese es justamente otro de esos procesos evolutivos que nos ha hecho ser quienes somos. Son nuestras manos. Las manos del homínido han dado la capacidad para crear cosas, plasmar herramientas, pero sobre todo, en el humano, le han permitido además moldear ideas intangibles. En tanto los homínidos toman un palo y una piedra y con sus manos le dan forma de herramientas para cavar, obtener raíces, moler el grano, o hacer cientos de otras acciones útiles al día a día para sobrevivir, el humano ha logrado crear un lápiz, un pincel y cincel, y diseñar así arte, poesía, ciencia. Aquí es cuando descubres el concepto de “Utilizar las manos para crear”, algo que en latín conoces como “Manipular”. Y este es el concepto al que quería llegar. Evolutivamente el homínido desarrolló las manos para manipular su medio, y cuando gracias al fuego desarrolló su mente, se dio cuenta que podía manipular las ideas también.

YO: De aquí viene el prejuicio o preconcepto que tenemos de la palabra Manipulación, aplicada a los gobiernos, religiones, filosofías, espiritualidad, culturas, y tantas otras…

SOY: Manipular es visto hoy como la forma de controlar a los grupos e individuos. Esos grupos de los que hablamos, sobre los cuales el individuo relegó su poder, son fáciles de manipular en ideas. Y la razón es sencilla: es más fácil moldear una idea para un grupo de miles de personas que comparten el mismo prejuicio, que a miles de individuos con distintos preconceptos entre sí. Por ello es más fácil crear una educación débil, repetitiva, basada en la memorización y la competencia, que generar una educación de creativos y librepensadores. Miles saben manipular materiales, pocos saben manipular mentes. Pero todos sabemos manipular lo mismo…

YO: ¿Qué cosa?

SOY: Las emociones. La manipulación es fundamentalmente emocional. Por ello estáis controlados por miedo, hambre, necesidades, sexo y amor. Las emociones son la energía básica de la acción, el combustible creativo del poder personal del ser. Si pierdes la capacidad de conectarte contigo mismo, no sabrás el poder que tienes en ti, y desperdiciarás la energía, dejando de ser creativo para convertirte en autómata. Relegas el poder energético al automatismo del grupo, te vuelves irresponsable de ti mismo, y entregas la responsabilidad a otro, ya sea un líder, jefe, guía, político, salvador, etc. Al no manipular tu propia energía, la misma se mueve con la corriente, y pasa a ser manipulada por alguien externo. Entonces, en ese momento, un mecanismo evolutivo se convierte en un limitante, y pasa a ser un sistema de manipulación.

YO: Y así todos manipulamos…

SOY: Oh sí, claro. La capacidad creativa se debe al poder energético del Sacro. Allí, en tu útero gestador de vitalidad, se encuentra la clave que te permite manifestar (del latín “hacer una fiesta con las manos”), y por ello, las manos manipulan tu poder interior para plasmar tus ideas en la materia. Pero a veces, nosotros no tenemos esa energía, y la buscamos en los lazos emocionales y sentimentales que tenemos con los otros. Allí, lo que haces, es convertirte en un parásito, una bacteria o virus, que utiliza la energía del otro como si fuese arcilla, manipulando su ser.

YO: Es horrible darse cuenta de esto.

SOY: Pero necesario. Antes de desarticular la Manipulación de todo un sistema de prejuicios y control planetario, debes desarticularlo en tu propio mundo interior. ¿No te parece que accionar desde ahí es mucho más coherente?

YO: Sí, claro, evidentemente. Ponerme a juzgar la manipulación de los sistemas externos sin reconocer que uno también lo hace en su día a día con los más allegados, es hipócrita.

SOY: Cuando hablamos de que negabas a la religión por su manipulación… ¿Ahora entiendes cómo se logró dicha manipulación?

YO: Sí, entiendo, y por ello entiendo que no es la religión, o la ciencia, o un gobierno, sino el conjunto de individuos que han convertido en sistémico el relegar el poder en el grupo por temor a ser rechazado.

SOY: Por esto, la tarea de hoy es escribir tus propias Manipulaciones Emocionales. La pregunta es “¿Cómo y a quién manipulas emocionalmente en tu vida?” Esta pregunta lleva implícita la idea de que la manipulación busca utilizar la energía o capacidad del otro para poder lograr un fin de una necesidad propia que no logro satisfacer por mí mismo. Las manipulaciones pueden ser de todo tipo…

YO: …Desde decir frases como “¿me alcanzarías eso que está en la mesa, por favor?”, pero con tono de pena, tristeza o condescendencia, hasta “¡Nadie te querrá más que yo!”, lo cual puede crear una inseguridad en el otro de creer que es imposible sentirse amado por otros. Y muchos otros ejemplos peores que ni se me ocurren…

SOY: El Sacro es la creación. Para crear necesitas las manos; el humano evolucionó en la mente, y por lo tanto puede manifestar ideas creativamente. Ésto le permite manipular la realidad acorde a sus prejuicios, y desde ellos controlar el entorno manipulándolo a su necesidad y antojo. Cuando no sé manipular mi propia fuerza interior, dejaré que otros la manipulen. Sea víctima o victimario, siempre la manipulación será emocional. Cuando buscas ser libre de este circuito, reconocerás la manipulación del sistema, y para poder liberarte debes tomar el poder personal otra vez, lo cual te llevará inevitablemente a enfrentarte a tus propias manipulaciones. Hazte la pregunta, cuestiónate, anota cada manipulación que reconozcas en ti.

YO: Puedo escribir en una columna las manipulaciones que otros han puesto en mí, y en otra columna las manipulaciones que yo he puesto en otros…

SOY: Sí. Exacto. Y sobre todo, vuelve a ser capaz de manipular tu propia fuerza.

YO: Yo manipulo mi propia energía, yo soy mi propio creador.