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PHu: Yo Soy la Chispa que impulsa

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YO: Cuando hablamos de negar, una duda que me surge es: ¿cómo sé qué es lo que estoy negando? Porque, justamente, si lo niego es porque no lo estoy viendo o no lo reconozco, con lo cual se me hace difícil poder ver con claridad.


SOY: Es por esto que el Universo tiene el sistema natural de los espejos. ¿Te acuerdas de lo que estudiaste en biología sobre los Enantiómeros?


YO: Son moléculas espejadas, con exactamente la misma posición de los átomos que las forman, pero justamente al revés, de forma espejada. Una es llamada molécula L y la otra molécula D. Una es activa y útil biológicamente, y la otra no, todo lo contrario. Así que es importante diferenciar una de otra ya que una puede dañarte y la otra puede ayudarte. Es casi como una trampa orgánica.


SOY: Lo que niegas y lo que afirmas suelen ser los Enantiómeros del Alma. Son lo mismo, pero espejados, y justamente por ser tan iguales a lo que afirmas es que no les ves con claridad, pues es como un espejo, donde te reconoces y dices: “soy yo”, cuando en realidad, estás completamente al revés.


YO: Es decir que para reconocer lo que niego sólo tengo que ver lo que es directamente opuesto a mí, y allí puedo ver mi reflejo. Lo cual no significa que es mi opuesto, sino complementario.


SOY: O peor aún, lo ves tan pero tan igual a ti que no te das cuenta que es lo que niegas en tu vida. Esto suele pasar con la mayoría de las relaciones. Muchas parejas son exactamente opuestas, el uno del otro, pero justamente ser tan diferentes los hace verse como espejos, lo cual da la sensación de que son iguales. Así, muchas parejas viven una vida tóxica o enfermiza, casi parasitaria, por considerar estar con un igual, cuando en realidad sólo están con su opuesto. Negación.


YO: Me ha pasado…


SOY: Lo sé…


YO: …O sea que lo que hay que aprender a hacer más que nada es identificar correctamente. 


SOY: Allí es a donde teníamos que llegar. Identificar. Este verbo proviene del latín “ídem” que significa “igual, lo mismo”, y el sufijo “ficar (-fy en inglés)”, que se refiere a “hacer, o poner”, es decir, “hacer lo mismo”. Lo que sugiere es poder encontrar las similitudes en lugar de las diferencias. Solemos poner a las negaciones en la carpeta mental de las diferencias u opuestos, cuando en realidad, lo que negamos son enantiómeros de nuestra forma de vida, aquello que creemos es inútil para nuestras vidas pero que comparten el 100% del mismo contenido del que se forma nuestra vida. Así surge el concepto “identidad”, es decir “ídem” (lo mismo) y “ente” (ser). Identidad se refiere a aquello que asimilo como el propio ser, donde reconozco lo semejante y lo hago propio. La identidad está relacionada a los atributos de la personalidad, que constituyen los patrones que conforman lo que uno es aquí y ahora.


YO: Entonces, en lugar de buscar lo que niego en las cosas externas que rechazo, le encontraré en las cosas que considero parte de mí, y que acepto o reconozco en mí. Es lo opuesto a lo que habría pensado.


SOY: Porque los humanos aún creéis que el Universo es dual pensando que dos fuerzas que nunca se habían visto se encuentran en el medio de la nada, y les llaman el Mal y el Bien, Dios y el Diablo, Positivo y Negativo. Pues no. Son la misma molécula surgida de la misma esencia y átomos, simplemente ordenadas en forma de espejismo.


YO: Como las rodillas. Ambas son iguales, y sin embargo para avanzar una debe hacer fuerza y presión hacia atrás para sostener el peso del cuerpo, mientras la otra se flexibiliza y eleva sutilmente para dar un paso hacia el futuro.


SOY: Exactamente. La pierna que sostiene el peso atrás es la que en principio dolerá, sentirá el peso de la historia, el dolor del pasado. Se convertirá en la idea de lo rígido y estructural, y tal vez mi mente la considere un ancla en la densidad que me tira hacia las sombras. Mientras que la otra será asociada al avance, a la ligereza, sutilidad, ascensión y evolución, con lo liviano y divino. Pero la una sin la otra nos hace permanecer estables, sin movimiento. Cuando tu atención se centra en la pierna que avanza, considera a la que queda atrás como el pasado que hay que negar, algo que no pertenece a tu camino hacia la transformación y la consciencia; pero sin embargo, eso que estás negando es lo que te ha dado la firmeza para poder levantar la otra pierna. Así, lo que consideras opuesto a tu impulso, es justamente lo que te da la fuerza para lograrlo.


YO: ¿Cómo podría entenderlo?


SOY: Por ejemplo, en la historia, no habría habido avance científico y desarrollo de las artes y las ciencias sin la represión de la religión. La fuerza pujante del concepto pasado de la religión y espiritualidad permitió una revolución de mentes frustradas que impulsó la búsqueda de nuevas formas, e inició el avance de los últimos 5 siglos (y ni hablar de los últimos 2). La ciencia y el libre pensamiento negaron la religión, y eso fue su avance. Pero, justamente el negarle y no reconocerle como aquel pilar, ha convertido a la ciencia en una nueva fe que en gran parte se posiciona como religión, a la defensiva de sus irrefutables argumentos cientificistas. Enantiómeros de la civilización. Pero en una familia, sucede lo mismo, cuando niegas las actitudes de una madre o un padre, y te niegas a ser como ellos, al no verlo y reconocerlo a tiempo, terminas “identificándote” con sus formas de ser. Es decir, que les imitas, por reflejo. Y se vuelve parte de ti, una parte que no logras ver por estar rechazando. Así, pues, observa bien lo que rechazas en tu vida, analízalo, y verás en ello las similitudes contigo.


YO: Mi identidad está conformada por todos los espejos positivos y negativos en mi vida. O sea que, para reconocer muchas de las cosas que no logro ver, tengo que revivirles… ¿Podría ser esto algo así como una Constelación Familiar?


SOY: Esta artística y teatral terapia de roles, así como la psicomagia, es una de las formas en que de manera práctica y consciente puedes ver y analizar justamente todo lo que niegas o no logras ver. Ponerse en el lugar de todos los agentes de tu familia te permitirá ver los patrones en común. Empieza siempre por lo cercano, por tu familia terrenal, padres, tíos, abuelos, e identifica qué emociones y sentimientos son los que relacionas con ellos.


YO: ¿Es la tarea?


SOY: Sí. Anota la pregunta: “¿Qué emociones identifico de mi familia?”, y debajo haz una lista para tu madre, otra para tu padre, y una para cada miembro cercano de tu familia con quien te relaciones directamente: tíos, abuelos, hermanos… Cuando escribas todas las emociones que reconoces en ellos, observa si allí se encuentran las emociones que niegas en ti.


YO: Hice las listas, y algo me llamó mucho la atención, hay unas palabras que se repiten en casi todos: rencor y prejuicios. Ambos conceptos no los siento en mí, siempre negué tenerlos, incluso mis amigos y cercanos me suelen decir que soy la persona menos rencorosa que conocen porque perdono instantáneamente, y es debido a esto que no tengo prejuicios, porque no me pongo a la defensiva ante una posible repetición de lo mismo. Sin embargo, cuando vi que en todos mis familiares estas palabras se repetían, empecé a notar que es algo que negaba, y me di cuenta de que de cierta manera, esto estaba en mí; y que al negarle lo único que hacía era volverme un ingenuo, alguien que no recuerda y no corrige sus errores. Además, pude ver que para no tener rencor, prefería olvidar o alejarme de las personas, ya que si las veía de nuevo, actuaría como si nada hubiera pasado. Es decir, que lo que en ellos era un impedimento y defensa en la vida que me parece absurdo, en mí se había convertido en una inseguridad. Era lo mismo, la misma emoción o sentimiento, sólo que espejada.


SOY: Entonces ahora entiendes que tomando consciencia de esto, la razón por la cual lo negabas en ti es por miedo a convertirte en ellos y repetir lo mismo, y aceptarlo no significa que te volverás rencoroso o prejuicioso, sino que sabrás tomar lo positivo de estos aspectos: tener más cuidado en tu vida y ser juicioso.


YO: Entiendo.


SOY: Por esto, identificar es reconocer tu identidad. Biológicamente la Identidad está anclada en el ano, pues es donde el humano “se asienta” o afirma en un lugar. “Asentar”, “Poner el culo en la silla” “Afirmarse”, “No me toques el culo”, “Me rompieron el culo” (con perdón de la palabra), son todas expresiones relacionadas a lo importante que es la identidad para las personas y lo frágil que es. Por esto, en cuestión de identidad y reconocimientos, los humanos se posicionan en la negación y la defensiva. Lo que dicen de ti, lo que no ves de ti, está todo en los reflejos de lo que sí ves de ti o en los demás. Observa lo que ves en los otros y presta atención a lo que los demás ven en ti, así verás tus reflejos, sabrás que aunque no lo quieras, la idea que los otros proyectan sobre ti, ha armado tu identidad actual.


YO: Entonces, lo que acabas de decir me deja pensando algo… Normalmente, en los caminos espirituales y de consciencia se suele decir que nadie puede determinar lo que somos, que debemos centrarnos en nosotros, no mirar afuera, y descubrir todo en nuestro interior. Y me estás diciendo justamente lo opuesto. ¿Cómo sería eso?


SOY: Enantiómeros de la Consciencia. Lo que hace la espiritualidad es básicamente el siguiente ejemplo: tienes la casa sucia, el suelo lleno de basura y polvo, pero en lugar de ver dónde está la basura desparramada, le haces un altar a la escoba y la contemplas y meditas frente a ella sonriente pensando lo siguiente: “si soy una escoba, no habrá basura…”. ¿Entiendes?


YO: Jajaja, sí, buen ejemplo. Es decir, que está bien saber que es la escoba lo que me permitirá limpiar el suelo, pero para limpiarlo tengo que identificar dónde está el polvo.


SOY: Y el polvo, amigo mío, vino de ti y de todos los que están a tu alrededor, pues el polvo no son más que células muertas de la piel, es decir, de tu genética, de los tuyos y de los que están en tu vida. Por ello, analiza a quién invitas a tu casa, quién vive contigo, qué dejan en ti, en tu suelo, en tu vida, y verás el espejo de lo que aceptas en ella. Quien dejas entrar en tu casa es porque le aceptas, y es el mismo que trae el polvo que un día habrás de limpiar. Nadie está separado, no puedes decir que esto es sólo tu trabajo interior, pues lo externo es parte de ti también. Antes de cerrar los ojos y mirar el polvo que escondiste bajo la alfombra de tu subconsciente, tienes que mirar el polvo a tu alrededor disperso en el suelo de tu inconsciente. La escoba es el consciente, pero no le hagas un altar, ponte a trabajar y limpia de una vez tu cuarto.


YO: ¡Entendido!


SOY: Identifica, evalúa tu identidad, reconoce los espejos de tu entorno, escribe los roles emocionales y sentimentales de los más cercanos y vinculados a ti, y allí observa lo que no puedes ver en ti.


YO: Mi identidad está compuesta de aquello con lo que me identifico y sus espejos.


SOY: Pues si todo es Uno, las polaridades no son diferentes entre sí, sino idénticas.


TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

PATRÓN ESPIRITUAL: RH= Tras la consumición de la energía, sólo queda el descanso, la neutralidad, la calibración de todas las fuerzas, volviendo al interior, al ensueño. El sonido RH es como el ronroneante sonido gutural de los felinos, quienes en la quietud y templanza calibran el mundo a su alrededor con el motor del Sueño Divino. Así, el espíritu, armónico, vuelve en sí, para poder encender su ser interior.
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