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Yo Analizo

PHü: Yo Soy la Chispa que Guía

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SOY: Piensa muy bien, ¿a dónde te diriges? ¿Cuál es tu destino? ¿Estás realmente en el camino que esperabas transitar? Observa a tu alrededor, en cada paso, todo lo que está rodeándote. ¿Es acaso lo que vives en tu vida congruente con lo que has pensado, con las expectativas que has diseñado? Ahora cierra tus ojos y dime… ¿Resuena en ti todo lo que vives? ¿Eres coherente al expresar lo que vibra en ti? O permaneces en el silencio y la mentira por el simple hecho de sobrevivir en aquel medio que no reconoces o no aceptas? Y, ¿qué haces por ese medio? ¿Te ves fluctuando entre los ecos de lo externo siendo impulsado por tus ideas, o simplemente por la reacción de tu historia? La pregunta es si lo que haces, lo haces desde el amor y la entrega, o por la necesidad de ser aceptado. Pues ten muy en cuenta, que todo lo que hagas y decidas tendrá una consecuencia, y volverá a ti. Pero para el momento en que vuelva a ti, le reconocerás como un conflicto, y te separarás en la lucha contra aquello que tú mismo produjiste, pues todo lo que vives, lo has generado tú. ¿Qué es, pues, lo que has generado en tu vida? ¿Es tu vida realmente lo que esperabas generar?


YO: …Son muchas preguntas, profundas, que llevan toda una vida…


SOY: Y muchas más. Pues es la Búsqueda en la que te encuentras. Como te dijeron hoy en la Pirámide de Kefrén, el único destino seguro en la vida, es la Muerte. Y es justamente la muerte la que te permite hacer estas preguntas. Saber que todo acabará, que hay un final, un destino inevitable, es lo que despierta la búsqueda del autoconocimiento, del plantearse si lo que hago es lo que quiero hacer, si soy coherente. Por ello, pregunto: ¿Si supieras que hoy vas a morir, crees que tu vida ha valido la pena?


YO: Personalmente creo que sí. Mi vida ha valido la pena, pues todo lo que he buscado hacer hasta el momento, lo he conseguido, lo he hecho, lo he logrado. Hay muchas más cosas en mi camino que espero realizar, demasiadas. Sin embargo, me siento completo, feliz, en equilibrio. Estoy dispuesto a morir. Tal vez, hace sólo 3 meses no lo estaba. Para ser sincero, hasta hace 3 meses tenía muchas expectativas de mi vida, de creer que tenía que hacer grandes cosas, cosas mesiánicas. Creía que debía marcar la diferencia haciendo algo que marque la historia, algo increíble como era el Viaje del YOSOY alrededor del mundo, y luego hacer política social y educativa, tal vez generar una revolución de la consciencia. Si esta pregunta me la hubieras hecho hace 3 meses, te habría dicho que no valía la pena, que mi vida había perdido sentido, y que necesitaba mucho más para poder hacer todo. Sin embargo, hoy me encuentro en otra instancia. Tras meditar día a día en mí y con todos, me di cuenta de que el mayor viaje de consciencia que podía realizar en mi vida era compartir mi Camino Interior. Entendí que día a día logro realizar lo que me completa, lo que me da sentido, y que las expectativas se desvanecen cuando reconoces tus verdades.


SOY: Por ello, este año has de morir. Porque ahora sabes lo que significa, ahora entiendes el sentido de lo que la muerte representa en el concepto de la filosofía. La muerte, el final, es la clave de la duda. La Duda es flexible, la Afirmación es rígida. Para fluir, hay que dudar, hay que hacerse las preguntas, y las preguntas te llevan a saber que nada puede ser estático, que toda idea se transforma. La idea de que todo puede acabar nos hace darnos cuenta de que el sentido radica en la sabiduría que adquiero para ver la existencia. Por ello, tus pies no fueron diseñados para llegar a un destino, sino para transitar la búsqueda eterna. Todo animal terrestre ha tenido que migrar, ha tenido que adaptarse a los cambios de clima, moviéndose en otras direcciones, buscando seguridad y alimento. En el humano, los pies han sido estas herramientas útiles, y en ellos se pone la expectativa de avanzar, de llegar a un destino. En ellos se enmarca y ancla la idea de aprender del camino, de abrirse camino, de descubrir, reconocer. El viaje hacia el descubrimiento de seguridad y alimento se convirtió en un Camino Iniciático, y esa iniciación surgió para escapar del hambre y el miedo que conducen a la muerte. Y sin embargo, cuanto más avanzas en el camino, más cerca estás de la muerte. La vida es un viaje sin destino. Es simplemente una incesante búsqueda con un final. Así, el Camino Iniciático reconoció que buscar sobrevivir era inútil, y despertó la búsqueda interior. La Fe, el alimento divino, el que nos muestra puertas al más allá, el que da sentido a un camino más allá de la muerte, que da seguridad en la creencia de un Cielo, de un nuevo mundo de luz. La Utopía celestial. Pero, para llegar a él, hay que aprender a volar liviano, hay que despejar las dudas internas, hay que abrirse a recorrer los sitios más recónditos del interior, para liberar las tensiones y penurias del alma. Así surge la “Búsqueda”. Esta palabra proviene del indoeuropeo “bhudh-sko”, que significa “conquistar, ganar”. En inglés, la palabra “seek” proviene del latín “sagire”, la cual significa “percibir agudamente un olor”, como el lobo que busca su presa. En ambos casos, la palabra implica tener la capacidad de olfato para obtener algo. La habilidad de conseguir, de ganarse la vida, el alimento, la seguridad. Y aún así, este concepto se llevó a la idea de “ganarse el Cielo”.


YO: Pero… No es lo que realmente significa buscar, ¿verdad?


SOY: Toda cultura actual ha construido la idea de la búsqueda en un aspecto externo que implica adquirir algo como resultado, apoderarse de algo. Sin embargo, con la muerte como único destino, no puedes ni siquiera saber si has sido digno de ganarte el Cielo. Por ello, a pesar de creer o tener fe, las personas evitan la muerte, por dicha seguridad. Todos bien saben que nadie se ha ganado el cielo. Todos dudan, y por ello vuelven hacia la vida, dando vueltas en círculos, negando la muerte. Allí es cuando, al mirar para atrás te preguntas: ¿cuál es el sentido de la vida? Allí es cuando te das cuenta que lo único que puedes conseguir ganar en la vida, es tu habilidad de interpretarla y compartirla, de vivir cada día como el último, y entregarte por completo a la capacidad de asombro y de aprendizaje, algo que llamas Sabiduría. La sabiduría no se gana, se descubre. El conocimiento se puede conquistar, pero la sabiduría sólo se puede sentir.


YO: En Saytu (lengua atlante), la palabra buscar se dice “afor”, que significa “mirar el flujo que da frutos en la mente que avanza”. Es decir que el fruto no es el objetivo, sino que los frutos son los que muestran los logros de la mente, que es lo que realmente permanece.


SOY: La búsqueda espiritual no es obtener los frutos de las acciones, sino entender el sentido de los mismos. Por ello, debemos hacernos las preguntas de la existencia. ¿Qué es lo que realmente buscas en la vida? ¿Es un sentimiento?, ¿es una emoción? ¿Es un propósito, o una misión? ¿Es vivir pleno? ¿Y qué significa eso de verdad? ¿Plenitud y Armonía no son acaso un estado sentimental? ¿El propósito que buscas realizar es porque nace de ti como servicio al Todo o porque buscas ser reconocido y recordado por lo que has hecho? Reconoce, humano, que todo fin que te has puesto en tu vida, tiene por objetivo un mero estado emocional y sentimental. Estás tan ligado a los conceptos de la emoción del alma, que no logras ver que un día esto acabará, y que la emoción fue una reacción química que morirá, y que el sentimiento desaparecerá como tus sentidos cuando tu cerebro se apague. Lo que los seres de otros planos expresan en ti, no son emociones, las emociones que sientes de los seres de otras dimensiones son sólo tus interpretaciones biológicas de sus resonancias. ¿Seguirás, pues, diseñando una vida cuyo mero objetivo sea sentir una emoción?


YO: Acabas de destruirme… Es decir, el sentido de todo, la razón por la cual avanzamos, por la cual estamos en nuestra búsqueda, está directamente ligada a una necesidad personal de sentir seguridad y plenitud…


SOY: Nadie es altruista. El único altruista es que enfrenta la muerte y descubre el vacío, y en lugar de entrar en depresión o en la lucha del sinsentido, se despoja de sí mismo para convertirse en todos. Los caminos de la búsqueda pues, se dividen en aquellos que proyectan sus propias necesidades en un fin, y aquellos que viven el fin sin necesidades. ¿Cuál de ellos eres?


YO: …Aún soy del primer grupo… Sigo teniendo muchas expectativas. Reconozco que lo que hago tiene un interés personal: el miedo al olvido me hace querer ser recordado… El miedo al sinsentido me hace querer ser amado… El miedo a lo eterno me hace querer vivir los placeres momentáneos… El disgusto a lo que es disonante en la vida me hace querer construir un mundo como yo deseo y creo es mejor… Todo lo que hago, lo hago por el reconocimiento. Aunque niego al mismo, ahora sé que lo niego porque es lo que más busco, porque temo ser olvidado como muchas veces me pasó. Y el miedo a no cumplir mi misión y volver otra vez, no es por el hecho de que no quiera volver, sino porque no quiero irme frustrado de no haber conseguido lo que quería y esperaba. Quiero llegar a mi vejez mirando hacia atrás y suspirando la calma de la realización… De poner un punto a una larga frase de 12000 años…


SOY: Muy bien! ¿Lo ves? ¿Viste cuántas cosas había ancladas en lo profundo de tu ser que no reconocerías sin las preguntas, sin recordar que morirás? Todos hacemos todo por algo, por un fin, y todos esos fines son egoístas, pues sólo buscan la realización personal, antes de ver los frutos de nuestras acciones. Y sin embargo, no les verás si vives de la expectativa.


YO: Entonces… ¿Qué es lo que debo hacer?


SOY: Dar vuelta la frase: si has iniciado la búsqueda para llegar a un destino, entonces convierte a tu destino en la búsqueda.


YO: ¿Eso no sería avanzar en círculos sin nunca salir del circuito?


SOY: ¿Salir a dónde? ¿Acaso crees que estás dentro de algo? Los límites son un regalo en tu camino de búsqueda, pero no existen. La muerte es un regalo de liberación, pero no de un lugar, sino de un concepto. Todo lo que existe es un viaje del cual es destino siempre es el Yo Soy. Tu cuerpo es una herramienta, un vehículo diseñado para realizar ese viaje, para sentirlo y disfrutarlo. Debes aprender a diferenciar al piloto de la máquina. Si construyes tus propósitos en función de las reacciones químicas de tu cuerpo, estás siempre viviendo en un taller mecánico. Debes ver más allá. Y ese más allá no está en el horizonte, está en el interior, en la persona que conduce, y ni siquiera en su cuerpo, sino en su intención. ¿Qué mueve a esta personita a querer subirse a un coche para emprender el viaje?


YO: Viéndolo de esta forma, es muy difícil para un humano que vive en un cuerpo físico lleno de preconceptos emocionales y biológicos. ¿Cómo se puede salir de este concepto si hoy eres él? ¿No es contraproducente decir: “vive y acepta tu cuerpo” y por el otro lado decir “es el cuerpo justamente el que te impide ver con claridad?”.


SOY: Saber conducir un coche no te hace convertirte en el coche, ¿verdad? Lo que me acabas de preguntar es lo mismo que decir que la única forma de viajar por la vida es convirtiéndote en coche, poniéndote ruedas y metiéndote combustible por algún agujero…


YO: Jeje… Entiendo.


SOY: Y por el otro lado, el conductor debe cuidar muy bien del coche, el vehículo es todo lo que tiene para semejante viaje- Debe cuidarlo bien, alimentarlo, respetarlo, tratarlo con cariño, pues el coche es su propia creación. Sanar y respetar el cuerpo es volverse el propio mecánico de este cuerpo, este vehículo, y sin embargo, tú eres el conductor. ¿Es el coche quien determina tu destino, o eres tú quien conduce?


YO: Claro, entiendo. Vivimos en los vehículos que creamos para realizar la búsqueda, y en la costumbre del viaje nos creímos coches, comparando llantas, haciendo carreras ilegales, poniéndole accesorios, decorándolo, desviviéndonos por el coche como si fuese lo único existente. Cuando en realidad debemos honrarlo y amarlo, sabiendo que es el espíritu quien debe guiar el camino, no el combustible que llamamos emoción.


SOY: Si dejas que tu vida sea guiada por la emoción de cumplir un objetivo, estarás viajando de gasolinera en gasolinera, buscando desesperadamente llenar nuevamente el tanque de emociones para poder seguir. Te perderás del paisaje y la aventura, del aprender, de las vistas, de los momentos de contemplación, de las caminatas a los lados del camino. Por ello, si construyes la vida en el sentido de seguir alimentando al cuerpo y viviendo sólo para ello, nunca estarás en la verdadera búsqueda, sólo te encontrarás corriendo para complacerte en la siguiente parada.


YO: ¿Qué debo reconocer pues el día de hoy?


SOY: Debes hacerte la pregunta: “¿Cuál es la emoción que me mueve en la búsqueda?”. Es decir, escribe lo que sientes y te emociona al proyectar tu destino. Las emociones que te impulsan, y los sentimientos que buscas sentir al final de tu vida. Si hoy tuvieras que morir… ¿Qué sentirías?


YO: Me pongo a ello… Así sabré desde dónde estoy viviendo, desde qué emoción pulso para todo lo que hago.


SOY: Recuérdalo: Tu destino es la búsqueda.

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

PATRÓN ÁLMICO: H= Al conectarse con todo el poder interior, se enciende el alma, y con ella, todas sus memorias. La historia se despliega en todas direcciones, sin linealidad, donde el Tiempo se convierte en una nueva esfera en que pasado, presente y futuro no son más que el ritmo, la melodía y la armonía de una canción. La H sonora es el patrón del tiempo, de las redes que nos conectan vida tras vida, experiencia tras experiencia.
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