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Recordar y Olvidar

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Fae: Yo Soy el Flujo del pensamiento

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YO: Mi vida es prácticamente un recuerdo. Todo lo que he hecho, hago y haré está determinado por mis memorias, por lo que he recordado de la existencia. En cierta forma, como a todos, la memoria nos define. Personalmente, lo hace muy conscientemente. A veces, cuando miro a mi alrededor, surge el deseo involuntario de haber querido olvidar, como todos los demás. ¿Por qué todos olvidan y unos pocos recuerdan?


SOY: ¿Por qué unos saben matemáticas y otros música?


YO: ¿Cuál es el punto?


SOY: Recordar es un don. Una capacidad. Todos pueden aprender matemática si estudian, todos pueden ser músicos si practican, todos pueden recordar si se esfuerzan. Pero sólo algunos nacen con la capacidad despierta. Así como hay quien nació ya siendo músico, o siendo matemático, otros nacieron recordando. Así como unos tienen la capacidad de la oratoria y otros el don del silencio, como unos son emprendedores y otros son artistas. Cada individuo tiene un potencial único y diferente. Muchos recuerdan como tú, y cada uno recuerda diferente, así como cada músico toca distintas canciones, en distintos estilos y distintas frecuencias. Recordar es el don de tu alma, es la herramienta que posee para poder entregar tu verdad al mundo.


YO: Recordar, es algo que más allá de la memoria, me trae a entender que mi destino es unir las partes…


SOY: Recordar, del latín: “volver al corazón”, “unir las partes”. Tu vida es una constante de expresión, que se manifiesta expandiendo su ser, partiéndolo en miles de pedazos. Desde el origen de la existencia, la primera onda que surgió de la nada, generó una vibración inmensa y expansiva, que al avanzar cambió de velocidad creando distintas frecuencias. Desde las frecuencias nacieron las percepciones, que crearon energía, y de ellas se agruparon por resonancia, hasta crear formas, miles de ellas, que a través de las olas del mar de vibración se erosionaron creando millones de granitos de arena: los soles, las galaxias, los mundos. La expansión es entropía, separación, creación, arte, caos. Las partes se alejan y mezclan entre sí, como un rompecabezas de trillones de piezas. Llegará un día, en que tras tanta experiencia, el pulso inicial comience a llamar, por resonancia, a todas sus partes. Esto llevará a que sus partes respondan de igual manera, tratando de empezar un camino de reconexión, de encontrar las otras partes que arman el rompecabezas. Unir las partes, conectarlas, comienza a integrar los trozos, las piezas, dándoles sentido, descubriendo la red invisible que todo lo une, y así empieza a verse la lógica, a darse el entendimiento. A esto se le llama Recordar. Cuando recuerdas, lo que haces es acceder al infinito laberinto de la biblioteca mental, donde los datos de cada pieza están guardados en forma de libros que llamas Memorias. Las memorias acumulan informaciones de la experiencia, y cuando te atreves a abrir los libros, empiezas a ver la correlación con los demás libros. Piensa, pues, que la tarea de un recordador es la misma que la de un bibliotecario: encontrar los libros semejantes entre sí, ordenarlos por temática y en orden alfabético, para que sea más fácil de encontrar, un orden fácil de entender.


YO: Ahora entiendo por qué me llamaban “Bibliotecario”, la Gran Biblioteca que veía en mis memorias siendo Ghan, era la Mente del Universo, y nosotros los bibliotecarios éramos las neuronas que ordenábamos las memorias, éramos “los recordadores”.


SOY: Por esto has dicho ser “El Recordador”. Poner las cosas en orden, en su lugar, armar un índice para que los lectores de memorias puedan guiarse en sus búsquedas y lecturas.


YO: ¿Será que mi reciente despertar de la voluntad por leer está vinculado a esto?


SOY: Estás pasando la información al fin, los libros se están abriendo, estamos entregando el índice de la Biblioteca, y esto te da al fin un respiro para sentarte a disfrutar de la lectura.


YO: Recuerdo que amaba leer las memorias de los seres vivos… Se sentían sus emociones, sus historias y aventuras, y pensaba que algún día me gustaría poder vivir las historias que leía en esos extraños libros lumínicos y esféricos.


SOY: Y ahora lo haces. ¿No crees que es maravilloso poder recordar eso? Ya has olvidado demasiado.


YO: Siempre dijiste que sólo sé menos del 0,01%…


SOY: Y así es, el resto, olvidado.


YO: ¿Qué es el olvido?


SOY: Olvidar, que comparte en inglés la palabra “Oblivion”, nace de “oblivisci”, compuesta de las palabra “Ob-” y “Livisci” (contra y oscurecer, respectivamente en latín), siendo la etimología indoeuropea “lei”, que significa “resbalar”, “liso”, “viscoso”. El Olvido es perderse en la oscuridad, resbalarse en los límites lisos y viscosos de las rocas húmedas de una oscura cueva. Se interpreta, pues, que olvidar es caerse, perderse, dejarse ir, no tener de dónde agarrarse.


YO: “La única forma de encontrarse es perderse”…


SOY: Así es. Lo has entendido. Si el universo no tiene objetivos, su gran aventura es escribir sus historias, sus libros, crear, como un artista y escritor, todas las palabras capaces de describir lo que está dentro de sí, soñando vivir lo que ha expresado. Pues todo escritor, en cierta forma, anhela poder ser partícipe de sus historias. El Universo es ese romántico escritor que se ha perdido entre las páginas de sus propias memorias. Pues perdiéndose en los bellos detalles de la escritura, en los gestos, en los movimientos, en las descripciones, es donde puede sentirse parte. No son las grandes ideas las que busca, no es el comprender el desenlace, es gozar de sentir con todos sus sentidos cada sorbo de té que beben sus personajes, cada caricia, cada paisaje, cada canción que oyen y crean, oler cada aroma que describen. Por ello el cosmos es tan detallista, por eso se maravilla a la hora de escribir lo minimalista, los más absurdos detalles son a veces los que le dan todo el sentido a una historia. El recordador sabe el inicio, el nudo y el desenlace, entiende la línea argumentativa, y eso le quita el foco de los bellos detalles. Por ello, un buen lector debe perderse en las páginas de los libros, debo adentrarse a las oscuras cavernas y lanzarse a la aventura y emoción de poder caerse en la próxima roca viscosa.


YO: Ser un recordador me hace vivir tanto en la línea argumental de la historia que me olvido de vivir el presente, me niego a vivirlo por saber el desenlace… Es como un constante spoiler que no permite disfrutar de la película.


SOY: Por ello el universo elige olvidar. Para vivir el presente. Cuando pierdes el hilo argumental, debes prestar más atención a la trama para poder comprender, y así te enamoras del personaje, de cada gesto, movimiento, emoción, que de otra forma te habrías perdido.


YO: Recordar y Olvidar, pues, no son antagonistas en la historia novelada del Universo, sino que son los dos parte fundamental de la comprensión lectora. Cuando uno nos muestra la lógica de toda la narrativa, el otro nos permite ver los detalles y gozar de ellos.


SOY: Por esto es importante vivir en el olvido hasta que seamos capaces de disfrutar el presente, y sólo allí podremos ver el pasado y el futuro, pues ambos se desprenden del aquí y ahora.


YO: Pero yo empecé a recordar desde muy pequeño, no tuve tiempo a comprender el presente, viví demasiado en el pasado toda mi infancia y adolescencia, y en el futuro durante mi juventud.


SOY: ¿Y ahora?


YO: He vivido el presente en los momentos en que me he desconectado… Cuando no te sentía, cuando no oía a mis guías, esos momentos en que los demás me decían: “estás desconectado”, algo que sonaba a juicio en muchos casos, en realidad para mí era un alivio, me sentía relajado de que así sea, pues no dependía de nada del pasado ni del futuro… Podía disfrutar del presente. Sin embargo, es verdad que me dolía haber perdido el argumento de mi vida…


SOY: Y lo recuperabas. Cuando te disponías a recordar. Pues recordar es un ejercicio de tratar de unir las partes que parecen ilógicas para darles una lógica. Así, olvidas para vivir, recuerdas para comprender la vida. Y puedes olvidar otra vez, lanzándote a disfrutar de algo nuevo. El objetivo no es que todos recuerden, es que sepan cómo recordar. Vivir el presente implica saber vivir desconectado de lo que pasó y lo que pasará, para sentir en profundidad lo que Es, pues la esencia sólo se comprende con lo que se es, no con lo que se fue y lo que será. Los otros tiempos vendrán a sostener y dar lógica a lo que es, y cada vez que te transformes, sucederá lo mismo.


YO: Suelo decir a la gente que no espere recordar, que no fuerce hacerlo, que lo importante es concentrarse en el ahora, y las respuestas vendrán en tanto estén presentes en mí mismos. 


SOY: Pues eres el centro de la red de tus memorias, quien les da lógica. Sin un eje, no hay de dónde aferrar ni descargar los datos. Debes convertirte en el personaje de tu libro, para poder descubrir su historia y manifestar su futuro. El lector sólo puede comprender la trama hacia el pasado, el escritor sólo puede manifestar la trama hacia el futuro. Y el personaje es el presente, quien vive la trama. Debes ser los 3, la trinidad, y para hacerlo, ambos deben soltar algo, y ambos deben conectar algo.


YO: Así, pues, no debo temer o renegar del olvido, pues es lo que me permite descubrir el potencial de mi presente, así como también debo disponerme a recordar, para darle sentido al mismo.


SOY: Escribe tu historia, luego léela, pero sobre todo, vívela.

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

PATRÓN FÍSICO: Q= Por ello, el ser decide ir a lo más profundo del mundo, abandonando la idea de ir a las estrellas, y buscando el núcleo del mundo a través de las raíces del mismo. Atraviesa la oscuridad, sabiendo que ya no existe, vuelve a las raíces, pilars del pasado, sabiendo que son los fundamentos de su existencia, y reconoce que en una esfera el único punto en común entre sus 360 grados no está encima, sino en el centro.
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