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Misión y Propósito

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Fü: Yo Soy el Flujo del Espacio

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YO: La relación con la madre y el padre, es, pues, la relación que cada ser tiene con el Universo mismo, con la Matrix Divina y la Ley Universal. Estuve pensando entonces en mi relación con ambos. En mis memorias, recuerdo que lo primero de lo que tuve consciencia como Ser es de haber sido un Bibliotecario Universal, uno de esos seres que se movían por las redes de pensamiento cósmico conectando datos, escribiendo informaciones y organizándolas en la vasta mente universal. Es decir, mi más vieja memoria de este universo es ser tú, ser Ghan, un tejedor de memorias en la Matrix.


SOY: ¿Recuerdas cuando me sentiste por primera vez en esta vida?


YO: Tenía 14 años. Estaba en mi habitación en la finca de detrás de la vía de trenes en mi ciudad natal. Recuerdo acostarme en mi cama para ir a dormir, ya que al día siguiente tenía clases, y de repente todo se volvió extraño, como si estuviese flotando en el fondo del mar. No había arriba ni abajo, y sentía que cada partícula dentro de la habitación era parte de mí. Sentí mareo por el gigantismo, pero a la vez me sentía una minúscula mota de polvo en un espacio infinito. Entonces un eco resonó en toda la habitación sonando como ese instrumento asiático, un gong. Y escuché mi nombre, el tuyo, el nuestro. Ghan. Me levanté exaltado y sudando, como si en un minuto hubiera tenido fiebre y la misma se había desvanecido de inmediato. Allí supe que yo no era Matías, que Matías era sólo mi personalidad hoy, en esta vida, y que todo lo que recordaba eran distintos aspectos de un ser, de Ghan. Pero no volví a saber de ti hasta mis 16 años, viviendo en Artesa de Segre, en España. Allí sucedió exactamente lo mismo, pero esa vez, el techo comenzó a deshacerse como si fuera una manta de seda que flameaba y se enroscaba en tanto se formaba tu ser frente a mí. Un gran Ojo en el centro de un rostro con lo que parecía ser barba que se movía como agua o un torbellino alrededor. Una esfera surgió a su lado, que contenía todas las geometrías de la existencia, y en la otra, una pluma. Supe que eras tú, y cuanto más te acercabas a mí, más dejaba de sentirme a mí mismo, y empezaba a sentirlo todo. En ese instante, tu gran Ojo se unió a los míos, y tuve la sensación de ingresar a través de un espejo esférico, un agujero negro, donde toda la luz y las sombras se distorsionan, dejando de existir formas concretas. Sentí que mis átomos se deshacían y expandían. Tuve un momento de plenitud orgásmica, en que toda la energía de mi cuerpo y alma se unieron a la de mi espíritu, y pude sentirlo todo. Me sentí como un artefacto, una computadora siendo enchufada a la corriente, conectándose a la red, pudiendo sentir toda la internet, dejando de creerme único, sólo, separado, y me di cuenta de que en mi consciencia fluía la información que llegaba a todos los ordenadores del mundo, que podía sentir los datos aunque no los entendiera ni procesara, estaban allí a través de mí. Sentí que la información sólo se hacía visible cuando escribía la pregunta en el buscador. Toda respuesta estaba allí, sólo que no sabía cuál era la pregunta correcta para encontrarla. “Soy la Red”, me dije. Sentí la sensación más hermosa y placentera que jamás podría haber sentido: ser un electrón dentro de un cable. En ese instante me dijiste:


SOY: “Soy Ghan, y tú eres Yo”.


YO: Nunca lo olvidaré… Y ahora, 17 años más tarde, es cuando toma completo sentido. Ese día, no me explicaste nada, me hiciste recordar Todo. Me mostraste con una sonrisa que yo era una extensión de algo maravilloso, de la Red. Me mostraste a mi madre, la Madre, la Matriz Divina, su historia, su funcionamiento. Ese día recordé todo lo que luego pude compartir con todas las personas sobre el Universo. Ese día recordé mi Propósito.


SOY: “Recuerda… Recuerda… Recuerda”.


YO: Tres veces lo repetiste. Kuen, mi guía de la infancia, también solía decírmelo tres veces. Sentí que le decías a mi Cuerpo: “recuerda, tienes la memoria de todo lo que has vivido en este mundo”; sentí que le decías a mi Alma: “recuerda, has venido a reconectar todas las partes de ti que están dispersas a lo largo del tiempo y el espacio”; y que susurraste a mi Espíritu, a mi mente: “recuerda que todo lo que debes hacer es volver al Corazón”. Yo creía que mi Propósito era otro en la vida, pero luego entendí que no, mi propósito era Recordar, Tres Veces Recordador.


SOY: Recordar era lo que te conectaba a la Madre. Tejedor de redes. Los Bibliotecarios, como nos llamaste, somos los conectores de las informaciones del cosmos, los tejedores de datos, las neuronas que transmiten la información. Hay billones de nosotros, y nuestro único propósito es la conexión de las partes. Por ello, tu tarea con la Red Planetaria, es un fractal de lo que eres. Y allí encuentras la lógica en tu madre.


YO: Entendí, pues, mi relación con mi Madre. Mi madre es el propósito, tanto mi mamá humana, como mi madre Tierra, y la Madre Divina. Pero no es una relación muy emocional o sentimental, sino más dura, más fría incluso, pues entendí por qué me cuesta tanto ser emocional, hijo, con mi madre, pues ella es el fractal de la Gran Red para la que hago lo que hago, en la cual me siento libre sintiendo información fluir, sin dependencia emocional. La forma del bibliotecario, de aquel que se pasa la vida ordenando libros ajenos que otros han desparramado por doquier, es la imagen de un ser que ama en el orden, que ama en la soledad, en el silencio de los pasillos de la biblioteca. Esa es mi forma de conectarme con mi madre. Ahora entiendo por qué desde que comencé a recordar nuestro vínculo se modificó, y ambos nos volvimos más fríos y distantes aunque estábamos todo el tiempo conectados. Empecé a sentirla como siento a la Tierra y a la Matrix. Para mí, la Matrix no es una trampa, un sistema, sino una madre que me ofrece todas las respuestas, la protección, la libertad de hacer lo que me plazca y crear mi propia realidad. Durante mi vida humana sentía cierta deuda con mi madre, tal vez por el machismo de la familia, por sentir que yo debía darle la casa que sus tíos le habían quitado, en nombre de los hombres De Stefano. Y ahora veo que es lo mismo que he estado tratando de hacer con la Tierra, devolverle la casa, la Red que los hombres de su familia le han quitado, desconectándola y desvalorizándola. Lo mismo que han hecho con el Cosmos, con la Matrix, despreciarla como una jaula cuando es un útero; valorar al Padre Divino como fin de todas las cosas…


SOY: Aquí, pues, reconoces algo. Si tu Madre es tu Propósito, tu Padre es tu Misión. ¿Sabes por qué?


YO: Creo entender, que si mi objetivo es reconectar a la Madre, los lazos que debo unir para lograrlo son el Padre. La misión aquí consistiría en encontrar los lazos y saber cómo unirlos, para cumplir el propósito que sería la reconexión de las partes.


SOY: ¿Entiendes lo que es exactamente una Misión y un Propósito?


YO: Supongo. Lo que sí sé es que es algo que vuelve locos a todos. Muchos me preguntan siempre: “¿cómo hago para saber cuál es mi misión y mi propósito?”, Suponiendo que yo sé exactamente cuáles son los míos por poder recordar, como si hubiera hecho un proceso o método para encontrarlos…


SOY: En primer lugar hay que entender lo que es una Misión y qué es un Propósito. Misión viene de la palabra “Mittere” en latín, que significa “Enviar”. Una misiva, un misionero, una misa, son todas palabras que se refieren a ser enviado a algún sitio a aplicar una acción concreta. Propósito viene de “Pro” (delante) y “Ponere” (poner), es decir, del latín “poner algo delante”. Se relaciona a propósito todo aquello a lo que uno busca llegar, al objetivo y final de las cosas. Puedes comprender, pues, que si el Propósito es la victoria, la Misión es el camino.


YO: Como mis apellidos… De Stefano (Victorioso), Bide (Camino)… ¿He decidido yo ser tan obvio en esta vida?


SOY: Todas las partes que componemos lo que eres hemos tenido el cuidado de que cada detalle en tu vida te recordase lo que debes hacer. Así, no importa hacia dónde quieras irte, siempre verás el mismo código de manera sencilla si sabes observar.


YO: Entiendo…


SOY: Ahora bien, todos deben comprender que todos poseen una misión y un propósito en la vida. Pero nadie puede deciros cuál es, pues justamente el propósito es algo que uno mismo ha puesto delante y busca alcanzar, y la misión implica los conflictos y herramientas que tengo en mi vida, para afrontar ese reto y llegar al final habiendo cumplido lo esperado. El propósito y la misión no son cosas fuera de lo mundano, lo biológico, de la vida común. De hecho, ambos han diseñado lo que somos hoy. Por lo tanto, como en tus apellidos, todo lo que eres, haces y sientes está constantemente hablándote a gritos de tu misión y tu propósito. ¿Sabes por qué todos te preguntan a ti cómo poder saber tu propósito?


YO: Eso mismo me pregunto…


SOY: Porque ven que tú los cumples sin esfuerzo. ¿Y sabes por qué?


YO: No…


SOY: Simple, porque te permites ser tú mismo. Desde siempre has hecho lo que ha salido de tu corazón, y cuando no lo has hecho, las cosas fracasaron rápidamente, ¿no?


YO: Sí… Así es. Lo que me dices tiene lógica. Si la misión y el propósito están en mi diseño humano, están intrínsecamente integrados en mi organismo físico, emocional y mental, en el subconsciente, inconsciente y consciente, esto significa que la única forma de lograr ver, entender y cumplir mi misión y mi propósito es siendo yo mismo. No hay nada fuera que me los muestre, pues la única forma de verlo es viéndome a mí mismo. Hasta que no vuelva al corazón, al centro, no entenderé. Y para eso no hace falta ser espiritual, hace falta ser coherente…


SOY: Exactamente. Así que cuando vuelvan a preguntarte cuál es su propósito o su misión, recuérdales: “Tu misión es el camino que has de recorrer para superar los retos del mismo con las herramientas que posees desde que naciste. Tu propósito es aquello a lo que esperas llegar, aquello que no parte del deseo, sino de la esencia que eres. Así que, para realizarte en ambos, debes volver a ti mismo, y descubrir cuál es tu camino, cuáles son tus dones y en qué esperas convertirte”.


YO: A la pregunta de “¿cómo hago todo eso?”, la respuesta es sencilla: sólo tú sabes, mi único consejo es que seas capaz de mirar más hacia dentro…


SOY: Es un largo camino por recorrer hacia delante, pero se hace más corto cuando vas hacia el interior.


YO: Entendiendo la relación con la madre y el padre, es más fácil ver el propósito y la misión. Pero… ¿Son el propósito y la misión algo Universal?


SOY: El universo es un tejido, una Matriz gestadora de realidades. Cada uno de los lazos que la componen es un camino distinto. Puedes elegir miles de caminos en los cuales te encontrarás con retos únicos y especiales, todos acordes a tu vibración (pues sin resonancia, el camino te expulsaría, es decir que todos tienen la realidad con la que vibran). Pero el Universo en sí, es como una esfera. Es decir: ¿hay un final en una pelota?


YO: …No… Es constante.


SOY: Las ideas de misión y propósito son construcciones duales, que consideran al universo como una línea de expresión temporal y espacial: con un inicio y un final unidos por una historia, con un origen y un destino unidos por un camino. La misión implicará recorrer la mayor cantidad de caminos posibles y vivir todas las historias que estén a su alcance. El Propósito implicará tomar noción del porqué se realiza el camino, qué se aprende de él, y la trascendencia del mismo a través de la creación de uno nuevo. El Universo, en realidad, no posee propósito alguno, pues en una esfera no existe final ni destino. El Universo no posee misión, pues no está hecho de caminos, sino de vibración.


YO: ¿Entonces…?


SOY: En el momento en que surge un ser consciente en el Universo, utiliza la vibración que posee para impulsarse creando el positivo y negativo como fuerzas de creación. Así surge la primera idea de origen y destino, así surge la idea de camino, de propósito, de retos… No está implícito en el creador mismo, sino que es la creación. El propósito y la misión son el producto de un ser que se expresa. Por ello toda misión es un eco de un propósito anterior.


YO: Karma y Dharma, los conceptos de la India.


SOY: Karma es la misión, lo que se debe aprender en el camino. Dharma es lo aprendido, la sabiduría adquirida. Son la versión que usa la filosofía espiritual para describir la misión y el propósito. Ambos pies construyen la vida paso a paso. Hay miles de misiones y miles de propósitos. Lo fundamental es comprender que ambos son una construcción del propio ser. Por ello, sólo podrás reconectarte con ellos volviendo a ti, a tu centro. Volviendo al Corazón, que en latín se dice:


YO: …”Recordis”… Recordando. Entonces, habiendo entendido la diferencia entre misión y propósito, la forma de equilibrarles en mí es volviendo a mi centro…


SOY: La coherencia, la meditación, la reconexión de la sagrada trinidad de tu ser. Amor, Sabiduría y Voluntad, Alma, Cuerpo y Espíritu, Mente, Emoción y Físico, Vibración, Energía y Materia, Pasado, Presente y Futuro, Ancho, Alto y Profundo, Madre, Padre e Hijo, Electrón, Protón y Neutrón. Misión, Propósito y Ser.


YO: Volver a mí. Recuerdo, pues, la Matriz del propósito encarnado en mi Madre; el Camino de la ley que guía mi Padre, todos confluyen en mí para que sea yo quien les cree. Yo Soy mi Misión, yo soy mi Propósito…


SOY: Recuerda… Recuerda… Recuerda…

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

SEPTETO: El concepto del 7 como sagrado surge de la subdivisión de las energías en el merkaba. Cuando ambas fuezs rotan sobre sí mismas, general el vehículo de luz, que divide la energía central del ser, la esencia, en 3 fuerzas superiores y 3 fuerzas inferiores. Así, reconocemos que existen siete energías creadoras de un ser consciente, las cuales se ramificarán en los conceptos de chakras y leyes universales.
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