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Sexo y Sensualidad

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SHo: Yo Soy Fruto de toda Evolución

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YO: Si enfermarse significa detenerse, cuando se nos dice que hay que detenerse a contemplar, ¿es eso la forma espiritual de enfermarse?


SOY: El Humano vive una vida ajetreada, en la que en su afán de vivir, corre desgastando la vida. Los cuerpos biológicos tienen que asegurarse la subsistencia, vivir el mayor tiempo posible; y para ello, busca energía que acumular para los tiempos de escasez. Así, cada día que despiertas, el cuerpo pide comida, pide salir a buscarla, pide amor, y sale a buscarle, pide avanzar, y camina hacia el horizonte. Es así que el humano construye la vida a través de gastarla. De igual manera que cada vez que respiras tratas de absorber todo el oxígeno posible en una bocanada, devorando el aire, sin ser consciente de que es el mismo oxígeno el que justamente oxida tus células corroyéndolas hasta su degradación y muerte…


YO: Otra de las paradojas de la vida.


SOY: Si te comes la vida a bocados, un día terminarás comiéndote a ti mismo, pues eres vida. Por esto mismo, ante la vorágine de la necesidad de vivir del cuerpo, el espíritu le pide detenerse, contemplar. El cuerpo entiende la detención como la enfermedad, pero a nivel espiritual la enfermedad se llama crisis. Del griego “krisis”, que da origen a criterio y crítico, significa “decisión”. Es el momento de inflexión en que vienes de un camino y el mismo se abre en dos, y debes decidir cuál tomar. El punto crítico rompe todo lo construido, y te impulsa a detenerte para contemplar, planificar, tomar noción de lo recorrido. Decidir es el talón de Aquiles de Libra, y es a su vez la enfermedad del espíritu. Toda crisis es el momento de replanteo, de decisión, ¿qué esperas hacer a partir de ahora? Es un momento de despojarse de todo, para poder avanzar. Dime, ¿te acuerdas del siguiente paso después de monte Kailash?


YO: Despojarme de todo… Monte Kailash para mí fue enfrentarme a la muerte. El Alquimista, a quien muchos llaman Merlín, me acompañó en ese trayecto. Fue un camino difícil, cruzando a 7000 metros de altura con casi nada, y menos experiencia. Varias veces sentí que moría, pero no me detuve. Allí tuve un momento de crisis importante. Shiva se pronunció, recordándome que no puedo hacerme cargo del mundo, que no puedo hacerme responsable de la destrucción y de la muerte, pues son parte del ciclo de la vida. Siempre quise ayudar, a que las cosas malas no pasen, y allí, en ese punto de inflexión, la montaña me explicó que es la destrucción la que la había creado a ella, que fue la destrucción la que originó los bellos ecosistemas que hoy disfruto, los paisajes que nos maravillan, las especies que habitan la Tierra. Sin destrucción no hay creación. Bajé diferente, transformado, con la calma de saber que no se puede detener la destrucción que viene, lo que fue pasando en los siguientes años, es decir, ahora, 2020, y las cosas que vendrán. Pero entendí que se pueden hacer cosas diferentes, que se puede utilizar esa destrucción para evolucionar, para crear y trascender, mejorar. Al llegar abajo, Merlín me dijo: te espero en 7 días en el fin de las tierras, (Land’s End), en Inglaterra. Así lo hice, me fui de Tibet a Nepal, y de allí a Inglaterra. Al llegar a Land’s End, me guió hasta un pequeño círculo de piedras, llamado Buscawen-Un, y me dijo: “despójate de todo”. Me hizo quitarme la ropa, y me quedé en ropa interior. Y me dijo: “todo”. Allí tuve una crisis: la vergüenza. Soy muy vergonzoso, pudoroso con el cuerpo. Siempre me sentí incómodo con él. Me hizo desnudarme frente a la roca, y presentarme tal cual era, siendo yo mismo. Me dijo: “Haz tu camino, ahora es tu momento de ser el Alquimista, conviértete en mí”. Esa fue la última vez que le sentí en los siguientes 14 días en que recorrí solo toda Inglaterra y Escocia, yendo solo a los círculos de piedras de sur a norte. En ese momento sentí una crisis, un momento de desconcierto, en que me sentí despojado de todo, como nací, enfrentándome a la vergüenza, al miedo a mostrarme como soy. Durante 14 días, hice lo mismo en varios sitios, hiciera frío o calor, y empecé a sentir una extraña energía sagrada en la sexualidad que implicaba el ritual de despojarme de todo. Empezar a perder la vergüenza, dejó de ser perderla, sino ganar confianza. Entonces recordé lo que en las antiguas civilizaciones nos hacían hacer para romper la barrera que nos separaba de los otros: el sexo. Desde niños se practicaba la sexualidad, pues se sabía que a los 12 años ya un hombre y una mujer podían tener un hijo, y entonces, se necesitaba entender lo que era el sexo, que no era algo ajeno, extraño, tabú, sino algo natural y útil en la vida. Nos hacían reconocer nuestros cuerpos, los límites y extremos, dónde estaba el dolor y el placer. Las mujeres, así, aprendían a parir con orgasmos en lugar de sufrimiento. La desnudez implicaba confianza en uno mismo y en el otro, despertando fortaleza y debilidad al mismo tiempo, volviéndolos a todos hombres y mujeres, como uno. No había vergüenzas, no había dependencias, no había nada que ocultar. Fue la primera vez que danzaba desnudo con libertad en un círculo de piedras como hacían nuestros ancestros, fue la primera vez que no me avergoncé de estar despojado de mis ropajes, de mi personalidad, frente a extraños. Sentí que había renacido.


SOY: Sexo proviene de “Sectus” que significa “separar”. En la antigüedad, los dos caminos frente a ti se llamaban hombre y mujer, y sus claras diferencias eran lo que les separaba como cosas diferentes, así a sus genitales se les conoció como “sus sexos”, y la interacción entre sus genitales se conocería como “acto sexual”. La sexualidad, pues, es el atributo de la separación, sin embargo, en la cultura actual, le habéis dado una connotación equivocada, pues le confunden con la Sensualidad.


YO: ¿Y qué es la Sensualidad?


SOY: Es la habilidad de percibir con todos los Sentidos, es la habilidad Sensorial. Oído, Gusto, Visión, Tacto y Olfato. El tono de voz, las palabras usadas, el canto, las intensas respiraciones, son un deleite sensorial para el oído. Los sabores, los alimentos, lo afrodisíaco, los besos, la sensibilidad de los labios y la lengua son un deleite para el gusto. Las formas, los colores, la simetría, la profundidad de la mirada, son un deleite para la vista. Las caricias, el roce, el calor, escalofríos, cosquillas, masaje, son un deleite para el tacto. Y los aromas, perfumes, sudor, las feromonas y testosteronas emanando de la piel y el cabello, excitan y deleitan al olfato. La sensualidad es la iluminación de los sentidos. Cada uno de ellos es la base de uno de los elementos de la naturaleza: Tierra el tacto, Agua el gusto, Aire el oído, Fuego la visión, Éter el olfato. Y a su vez, los mismos representan los códigos universales que manifiestan toda realidad: Hexaedro, Dodecaedro, Icosaedro, Tetraedro y Octaedro respectivamente. Si la geometría en vibración es el lenguaje universal del espíritu y la mente con sus patrones (siendo los Elementos de la naturaleza, los reinos, la energía en movimiento, es decir del alma, que se manifiesta en la física), entonces los Cinco Sentidos son la forma en que el espíritu y el alma pueden recibir con consciencia plena la información de su creación. La Sensualidad va mucho más allá del Sexo y la reproducción, pues implica la comunicación con el alma y el espíritu a través de los sentidos del cuerpo. Los antiguos enseñaban que la única forma de aprender a comunicarte con el espíritu, era mediante la sensualidad, teniendo plena consciencia del cuerpo, perdiendo la vergüenza, abriéndose a la percepción con uno mismo, y con los demás. Y dentro de todo ello, aquello que nos separa, el Sexo, se convierte en una forma de sentir, de reconocer otras partes, de unir lo diferente.


YO: Sexo y Sensualidad, pues, son dos conceptos espirituales, es decir, que es el espíritu quien les ha diseñado para poder sentirse y recibir la información de la materia.


SOY: Y por ello, Merlín te dijo que hasta que no aceptes tu desnudez, tu cuerpo, tu sexualidad y sensualidad, no podrías volverte un mago como él, pues siempre estarías bloqueando al espíritu en su voluntad de vivir.


YO: Entiendo, tiene lógica ahora. La sexualidad es algo que durante muchos años se ha prohibido, y aún se hace en muchos casos. Se sigue discutiendo mucho sobre los temas sexuales, adjudicándolos a lo que nos aferra, lo que nos mantiene siendo animales, lo que nos aleja del espíritu y la pureza, y se toma como algo negativo, provocativo o que nos aparta, desvía, del camino o sendero de la luz. En muchos casos se habla de la abstinencia como una forma o la única de conectarse al espíritu. ¿Qué dices de eso?


SOY: Que nunca un Universo tan rico diseñaría la diversidad de existencia para decir que hay una única forma de encontrar al espíritu, sobre todo un espíritu que no se encuentra en ningún lugar, pues habita todas las cosas. La única forma de encontrar al espíritu, no es mediante el método, sino mediante la coherencia y armonía. Si cumples esos dos requisitos, todo lo demás te llevará a tu ser, a tu esencia espiritual.


YO: Entonces, en un tiempo tan revuelto como este, de una lucha constante sobre sexualidad, sobre diversidad de género, sobre feminismo; todo genera un conflicto que nos llevará a la enfermedad espiritual, a la crisis que nos hará detenernos y ver a dónde hemos llegado, y cuánto hemos mentalizado conceptos que no son ideológicos sino sensoriales. Y allí volveremos a lo esencial. La ideología de género no es una ideología, es una sensación. Y por lo tanto, debemos aprender a sentir, a percibir con los 5 sentidos sin juicios mentales, sabiendo que más allá de la diversidad, somos todos seres sensoriales conectándonos con la esencia de quienes realmente somos, más allá de los genitales, es decir, a través de los sentidos.


SOY: Sexualidad y Sensualidad pueden parecer conceptos opuestos ahora que lo piensas luego de este análisis. Sin embargo el uno y el otro se retroalimentan. En el tantra, la doctrina de aprender a usar los sentidos como una forma de comunicarse con el espíritu, el sexo es una parte fundamental de comunicación. La respiración enciende la kundalini, energía vital, que se refuerza con las miradas y los aromas, que mediante el tacto se potencializa, y con el canto se armoniza. El uso de la fuerza vital y generativa de los genitales incentiva el alza de la vibración que despierta los sensores cerebrales a percibir con los sentidos más agudizados. Volver a relacionarse con la Sexualidad sana, no es una cuestión de idea espiritual, sino de permitirse despertar la propia sensualidad, no en relación a otros, sino la capacidad de sentir por sí mismo, consigo mismo.


YO: Exaltar mis sentidos para volverme sensorial, es despertar mi sensualidad.


SOY: Y la sexualidad será una herramienta más en la tarea de unirte al espíritu aquí y ahora.


YO: Me libero pues de mis vergüenzas, para permitirme sentir, y así unir cuerpo, alma y espíritu.

TAREA

EN BREVE

CÓDIGO

VIBRACIÓN: la tercer ley del universo es la que nos unifica a todos. Todas las cosas, por más estáticas que parezcan, están vibrando, pues todo se mueve sin cesar, en distintas frecuencias, generando los sonidos del universo. Todo lo que se reconoce está en la misma resonancia, pues el cosmos es en sí como una emisora de radio en que cada realidad escucha una sintonía acorde a su vibración.
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