YO: Muchas personas suelen comentarme o preguntarme sobre temas que se escuchan en diferentes medios, como conspiraciones, gobiernos ocultos, complots, entidades que nos controlan, la matrix que nos domina, canalizaciones que hablan de la lucha, del fin, de catástrofes, y por otro lado descubrimientos científicos o históricos, o errores de interpretación, o sobre los conflictos políticos, sobre la pandemia… Y a veces no sé qué responder o cómo realmente ayudar. Pues cada tema es como una caja de Pandora que incesantemente abre más y más conflictos, versiones, interpretaciones… A veces siento que vivir en este mundo es desesperante.

SOY: Las cosas eran más simples cuando la información era de unos pocos ¿verdad?

YO: Sí… Antes había pocas personas que estudiaban e investigaban, y sus conocimientos pasaban a una biblioteca y universidad, donde algunos acudían, y los demás confiaban. Había claridad, tranquilidad…

SOY: El desconocimiento es el mayor factor de comodidad para el ignorante. La ignorancia es la mayor de las libertades para un irresponsable. Saber implica responsabilidad en la toma de decisiones y acción. La clave de la calma de los pueblos es la escasez de información. De igual manera que cuando necesitas encontrar paz y calma ante tanto estrés, lo que haces es meditar, silenciar la mente, acallar los pensamientos, dejar la mente en blanco. La meditación, mediante el vaciado de datos innecesarios que estabas procesando sin lógica o practicidad, te ayuda a focalizar tu energía y atención en un sólo punto, y desde allí te libera de la presión. Por ello, biológicamente, las masas eligen ser ignorantes. Por comodidad, por paz.

YO: Es casi contradictorio con lo que podríamos pensar.

SOY: Piénsalo bien. Antes había guerras, pero los conflictos estaban claros: comida, seguridad, vivienda. Estos tres atravesaban la cultura, la educación, la política, la economía, la religión… El foco estaba claro, los problemas eran locales, y afectaban a una comunidad concreta en donde todos compartían una misma raza, etnia, cultura, tradición, lengua, fe, ideología, historia… Todo esto cambió con la globalización y la conectividad. Los individuos pasaron de ser desconocidos en las masas y las comunidades, y pasaron a ser alguien con palabra, que podía acceder a toda la información y también compartirla. Dejó de haber linealidad o jerarquización de la información, y empezó a construirse lo que llamamos “Redes”.

YO: Internet…

SOY: Libre prensa, libre comunicación, libre opinión. ¿Sabes cuál fue el problema?

YO: …La educación seguro…

SOY: Exacto. En el siglo XVIII cuando, con la Revolución Industrial, se crearon las fábricas, los campesinos pasaron a las ciudades, y tuvieron que crearse las fábricas de personas: Escuelas. “Skolé” era una institución de tipo militar de la Grecia Antigua, donde se adoctrinaba a los pueblos helénicos a seguir las leyes. Las escuelas públicas crearían trabajadores adoctrinados, en donde en lugar de Educar personas, se Enseñaban datos. En lugar de educar a filosofar y razonar, se presionaba a memorizar información. Este mismo sistema persiste hoy. Las instituciones educativas para los hijos de nobles, reyes y burgueses pasaron a ser Universidades, y sólo éstos tenían acceso. Con el laicismo de las Repúblicas tras las revoluciones Francesa y Estadounidense, las Universidades también se abrieron al mundo, pero manteniendo una sensación de Skolés. Así, de una humanidad simplista focalizada en las 3 necesidades básicas (comida, seguridad y vivienda) durante los últimos 10.000 años, en tan sólo pocas décadas, se pasó a una humanidad inundada de datos e información que no podían ser relacionadas con la vida cotidiana. Durante 250 años este sistema se mantuvo, y en los últimos 50, las nuevas tecnologías realizaron un salto abismal: pasar de una humanidad simplista acostumbrada a recibir datos, a una humanidad inconformista con la posibilidad de descargar y subir datos a una red de millones de individuos. En los últimos 10 años, se ha compartido más información que en los últimos 300.000 años entre individuos libres sin intermediarios, es decir, en toda la historia humana.

YO: Sólo 10 años en una humanidad sin educación. Sólo enseñanza.

SOY: No es lo mismo descargar información que subirla. Hay mucha responsabilidad en compartir lo que sabes.

YO: Sí, siempre pienso eso, que cualquier cosa de las que digo, puede estar mal, o puedo equivocarme, o puede ser mal interpretada por los demás. Debido a que la educación es algo de toda la vida, siempre estaremos perfeccionándonos y es difícil simplemente aceptar un dato como real a la primera. Es una gran encrucijada.

SOY: No está mal, es la práctica. Pero faltan muchos años más para saber utilizar lo que tenéis. Las redes están siendo mal utilizadas, pues lo único que el humano ha hecho es proyectar en millones de datos sus tres necesidades básicas: comer, vivir, seguridad.

YO: Sí, es verdad, pues todo lo que se discute, se habla, está relacionado a esos tres conceptos aunque hables de la Matrix o seres de otras dimensiones, es como si los datos e informaciones se hayan complejizado, pero la esencia es la misma.

SOY: Porque sin trascender la idea de seguridad, la idea de vivienda y la idea de comida, no importa de qué hables, todo volverá a lo mismo. Por eso hoy la humanidad come información, pero nunca la digiere. Es tanta que no da tiempo a procesar.

YO: Por ello hay tanta confusión…

SOY: A mayor cantidad de información, más desinformación.

YO: ¿Por qué pasa esto cuando debería ser lo contrario?

SOY: Confusión viene de las palabras “con” y “fusión”, que a su vez proviene de “fundir”. Es decir, que se refiere a la unificación mezclada de muchos conceptos. Tal vez todos ellos sean ciertos y reales, pero al mezclarse dejan de ser claros y no se entiende su lógica, origen, verdad. Imagina que colocas diferentes pinturas de los 7 colores del arcoíris en un tarro de pintura blanca y comienzas a mezclarlo suavemente. Verás cómo los colores que claramente interpretabas antes, se van volviendo cosas distintas, que ya no puedes interpretar ni identificar su origen. Pues ahora imagina que cada individuo de la Tierra posee un color, y que la Red es el tarro blanco. A mayor color, más información, pero si toda esa información se impulsa desde la inconsciencia, terminará por fusionarse, dejando de ser el original para convertirse en algo distorsionado. Por esto, cuanta mayor información se comparte fundamentada en las necesidades básicas, mayor caos, mayor desinformación, mayor temor, generando un colapso.

YO: La humanidad está viviendo probablemente uno de sus mayores periodos de confusión. Tanto externa como interna. Pues lo que noto es que hay tanta información en los medios de comunicación, en internet, en los libros, en las escuelas, en las redes sociales, en los que canalizamos, en los investigadores… Todos tenemos algo para decir, y todos tenemos la necesidad de escuchar tras milenios de no hacerlo. Salimos del estado de confort, y ahora no sabemos cómo volver a encontrarlo, pues nosotros mismos nos hemos enredado en una trampa informática. Ya no podemos decir qué es real y qué no. Hemos llegado a un punto en que la época de mayor información de la historia es a su vez la época de mayor ignorancia.

SOY: Porque al humano no se le educó para pensar como Ser Humano, sino que se le enseñó a razonar como una Persona Social. Se les olvidó el detalle de que el humano es un ser emocional que expresa, no un ser mental que absorbe. Por ello, todo lo que se absorbe se traduce a un nivel emocional en desequilibrio, clave del caos y la confusión interior.

YO: ¿Cómo resolver esto?

SOY: La Confusión tiene una parte positiva que jugar en todo esto. Un pueblo humano con la necesidad de respuestas, hará todo para encontrar la verdad. Cuando los humanos libres comienzan a producir distintas posibles verdades, el humano comienza a verse sobrecargado de información, colapsa, y entra en un periodo de confusión producida por el mundo externo. Pierde la confianza en lo que ve, lee y oye, y decide realizar el camino inverso: hacia el interior. Cierra sus ojos, se inspira en sí mismo, y oye su propia voz interior. La confusión del mundo externo, ha confundido el mundo externo, colapsándolo al punto en que no queda otra opción que encontrar la verdad en uno mismo, pues si afuera ya no puedo distinguirla, entonces sólo me quedará el adentro. Aquí comienza el viaje del despertar de la consciencia.

YO: Pero esto nos puede llevar por caminos complicados también.

SOY: Claro, pues este proceso posee dos caras: la Inconsciente y la Consciente. El Inconsciente elegirá la Ignorancia como forma de escape a la confusión. ¿Quién es más feliz: el sabio que conoce las verdades y se reconoce responsable de ellas, o el ignorante que desconoce toda verdad y se niega como responsable de las mismas?

YO: El Ignorante… Pues ha encontrado una zona de confort en la ignorancia. Además, para el sabio el objetivo nunca será la felicidad.

SOY: ¡Muy bien! Allí radica lo más importante. Al sabio le da igual ser feliz, pues la felicidad es un estado hormonal necesitada por el cuerpo que busca seguridad.

YO: ¿Dirías que buscar la felicidad es un camino de ignorancia e inconsciencia?

SOY: Sin lugar a dudas así es. Pues parte de una reacción biológica y cultural, no espiritual ni esencial. El Camino Inconsciente, pues, buscará ignorar lo que oye fuera y crearse su propia historia, la que mejor le encaja en sus sistemas de valores y creencias. El Camino Consciente, irá hacia el interior, a descubrir el vacío, y al hacerlo abrirá los ojos y no tomará ninguna verdad como propia, ni se inventará su propia versión de los hechos, sino que buscará en todas las verdades externas las herramientas capaces de llevar su verdad a lo práctico y útil en lo común, en toda la humanidad y en armonía con el planeta.

YO: O sea que desde la inconsciencia, la confusión nos lleva a la ignorancia y la construcción de una historia propia a la cual nos aferramos por necesidad de seguridad. Y desde la consciencia la confusión nos ayuda a encontrar un camino interior rico de soluciones armónicas para el mundo exterior…

SOY: ¿De qué forma prefieres confundirte?

YO: Conscientemente.

SOY: Entonces todo lo que oigas del mundo, no lo tomes a personal. Nada es personal. Pues nada realmente es real. Ni siquiera aquello que lo es. No puedes basarte en verdades externas, pero sabes que no existen. Sólo puedes construir en función de las verdades comunes, las que buscan la armonía con el conjunto, las que no luchan sino construyen. Toma los momentos de confusión como un aviso de la mente de que es tiempo de meditar, de ir al interior, a encontrar equilibrio. La confusión es tu aliada en el camino del despertar.

YO: “Sólo sé que no sé nada”, dijo Sócrates…

SOY: Y desde allí pudo compartir. La duda es la clave de toda afirmación, no al revés. Es la pregunta la que despierta el camino a la respuesta. Es la confusión la que invita a buscar claridad y el orden en un mundo de caos. Haz de tu debilidad una fortaleza, de tu sombra tu mayor faro de luz.

YO: ¿Confusión no tiene nada que ver con Confucio, no?

SOY: Si hablas de la palabra, no. Confucio es la latinización del nombre del maestro y filósofo Kung Fu Tze, de China, quien dejó las bases de una doctrina filosófica para encontrar dicha armonía en tiempos de caos y confusión. Sus consejos fueron útiles para traer equilibrio, y aquí es donde notarás que sólo nutriendo al pueblo de la preguntas correctas despertarás las respuestas conscientes que yacen en su interior.

YO: La duda, la pregunta, como en el judaísmo kabalístico, como en la educación griega de las ágoras: es la confusión del mundo externo que despierta la voluntad de encontrar las respuestas en el mundo interno.

SOY: Contempla pues lo confuso de tu mundo, y sabrás qué preguntas debes realizarte para encontrar la claridad. Acalla la mente, no pienses. Siente, inspira, exhala, medita, reconoce tu entorno, reconoce que todo es una percepción construyendo posibles verdades, y lánzate a construir la tuya con la intención de la armonía, donde no hay polaridad, dualidad, lucha, sino integración y pragmatismo.

YO: Veo que para el mundo espiritual es muy importante lo pragmático, que las cosas sean prácticas. ¿Por qué?

SOY: Porque práctico viene de “prasso” en griego, que significa “acabar lo que comencé”. Las cosas que no se terminan se repiten, como las ideas que vuelan sin ser manifestadas. Aquello que no manifiestas, que no es útil y perceptible por los 5 sentidos, no será útil para el mundo espiritual.

YO: Si no es práctico, no es útil…

SOY: Así es, por lo tanto, no tomes el caos y la confusión de la sobreinformación del mundo como una debilidad mental, sino como la voluntad de una especie de tomar consciencia sin la educación adecuada. Enseña y tendrás una sociedad obediente, Educa y tendrás una humanidad consciente.

YO: Miraré a mi confusión con otros ojos ahora… Es tiempo de Educar…

SOY: Y para ello, deberás salir de la escuela, e ingresar al alma.