YO: Siempre que he tenido la oportunidad de ver la escultura de Laocoonte y sus hijos devorado por las serpientes, me invade una sensación extraña que me aleja de la historia que narra este hecho, y me lleva más a pensar en algo más metafísico que me hace sentir un tanto incómodo.

SOY: ¿Cuál es su historia?

YO: Laocoonte era un sumo sacerdote en Troya, un famoso reino en las costas noroccidentales de Anatolia, en el Mar Egeo. La historia de su final es lo que aún todo el mundo conoce: el príncipe de Troya, Paris, se enamora de Helena, hija de un rey griego, un amor imposible, que hace que Helena decida marcharse junto a Paris. El rey griego había pedido que Helena regrese o iniciaría una guerra contra los pueblos troyanos. Pero los mismos decidieron responder en nombre del amor y no quedó otra más que avanzar contra Troya, historia que conocemos por la “Ilíada” de Homero. A pesar de los esfuerzos de los griegos, Troya parecía vencer. Entonces Calcante, un adivino, tuvo una idea. Fingir rendición entregando una ofrenda a la ciudad: un caballo de madera, pero que en su interior escondería soldados griegos que abrirían las puertas de la ciudad al ejército desde adentro. Laocoonte fue el único que gritó delante de todos advirtiendo de la trampa, apoyado por sus hijos. Pero entonces, dos serpientes marinas, enviadas por Atenea, los devoraron frente a todos, lo que dejo en claro que Laocoonte parecía equivocarse. Entraron el caballo, y bueno, el resto ya todos lo saben…

SOY: Esto es el mito ¿Y cuál fue la verdad de la historia?

YO: Supongo que el avance de los Persas sobre el territorio Hitita en Anatolia provocaba inseguridad en los pueblos aqueos, y todos los helenistas, griegos, decidieron crear una especie de barrera y defender las islas orientales y el canal del Bósforo, así que no les quedó otra que tratar de tomar esas tierras para defender sus intereses y seguridad. Laocoonte tal vez estaba advirtiendo que los griegos decían traer seguridad, cuando en realidad planeaban quedarse con el territorio. Es como, aquello que nos promete hacer un bien pero termina siendo justamente lo que nos hace daño.

SOY: Como comer azúcar, harina… Llena el estómago, te hace sentir feliz, pero te envenena.

YO: Sí… Todo lo que hoy consumimos en el mundo es como el Caballo de Troya de los griegos, todo se viste como algo que hace bien pero que termina haciéndonos mal… Cuando veo a Laocoonte y sus hijos, siento esa sensación, como aquel que quiso decir: “Ey! cuidado que esto puede salir mal!”, pero que él mismo fue devorado por lo que dijo, y por lo tanto nadie le creyó, y todo fue mal.

SOY: “Haz lo que yo digo y no lo que yo hago”.

YO: Sí. Más allá de la historia, del mito, y de que explica una situación bélica, la perfecta obra escultural de Agesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas hace unos 2000 años, me sigue despertando algo muy personal y metafísico, como si los artistas hubieran resumido a su vez la historia de cada humano, agonizando por la mordida de sus propias criaturas venenosas internas. El rostro detallado de sufrimiento de los tres personajes, muestra la pena más allá del ataque, del haber perdido la fe, de estar siendo derrotados por los mismo dioses que adoraban, traicionados por el mismo pueblo que trataban de defender, consumidos por sus propias creencias, emociones y acciones.

SOY: En la historia, muchos filósofos, héroes, líderes, maestros, han sido envenenados, recordándonos en la mitología y los hechos, que en la mayoría de los casos, el primer veneno es creado en el interior.

YO: ¿Cuál es ese veneno?

SOY: ¿Estás listo para saber lo que significa veneno?

YO: Supongo que sí…

SOY: Veneno (Venom), es conocido por ser un compuesto químico corrosivo y destructivo de la vida que paraliza y lleva a la muerte. Es un arma de defensa de muchas criaturas, como la serpiente, la araña y el escorpión, quienes usan estas toxinas para defenderse o paralizar a sus víctimas y comerlas con tranquilidad. Así, esta palabra tiene para nosotros una connotación negativa y destructora de la vida. Sin embargo, verás la paradoja cuando sepas que veneno es el origen de la palabra “Venus”.

YO: ¿La diosa romana del Amor?

SOY: Exactamente, ¿y sabes por qué?

YO: Claramente no…

SOY: Porque Veneno viene del Indoeuropeo “wen” que significa “amor”.

YO: ¿¡Cómo!?

SOY: Lo que oyes. Parece incongruente. ¿Verdad?

YO: Absolutamente… Pero no entiendo por qué…

SOY: La misma palabra veneno dio origen a la palabra “venerar”. Venus y venerar son semejantes, pues uno venera lo que ama, lo que admira, venera dioses, personas, parejas, amores, objetos, lugares… Pero lo Venusino no sólo se relaciona al amor puro, sino a todo tipo de amor, la sensualidad, la sexualidad, la posesión, el apego, lo tierno, lo virginal, carnal, lo tabú. La ternura y virginidad pura son representadas por el Venado en español, palabra que también surge de “wen”, pero en su aspecto más oscuro, también da origen al término “venial”. Venial hace referencia a todo lo pecaminoso, lo lujurioso, los errores carnales de la sangre, aquello imperdonable. El concepto hace que veamos el aspecto negativo del veneno, aquello que destruye. Para las culturas antiguas no existía tal cosa como Bien y Mal de un modo externo, sino que el mal era interpretado como el veneno interior de la persona. La misma sangre que llevamos dentro puede darnos la vida o destruirnos por dentro. De esta manera, la vida y el amor también pueden entenderse como muerte y odio, ya que los mismos no son opuestos externos sino expresiones internas.

YO: Uno mismo crea su propio veneno a partir de lo que ama…

SOY: Cuéntame, ¿quién realmente comenzó la Guerra de Troya?

YO: Paris… Por su amor por Helena…

SOY: Y dime, ¿cómo encontró a Helena?

YO: Buscando a la más bella, buscando el verdadero amor…

SOY: ¿Y quién era capaz de darle ese amor?

YO: …La Diosa del Amor… Afrodita (Venus).

SOY: ¿Recuerdas cómo es que Afrodita le regala semejante amor de mujer a Paris?

YO: …Oh! ya lo recuerdo! “La Manzana de la Discordia”!

SOY: Eris, la diosa de la disputa, creó una hermosa manzana destinada a la más bella del mundo, la cual se adjudicaban tanto Hera, Atenea como Afrodita. Para salir de la disputa, decidieron que un tercero opinara y tomara la decisión, y eligieron a nuestro amigo Paris, príncipe de Troya. Las tres ofrecieron cosas a Paris: Poder, Sabiduría y Amor, respectivamente. Paris eligió el Amor, por lo que Afrodita raptó a Helena, la mujer más bella del mundo, para él. 

YO: El Amor fue el Veneno que inició la Guerra…

SOY: En la interpretación antigua, la sagrada trinidad que todo humano debe reconocer es la Voluntad, Sabiduría y Amor, las tres diosas. La manzana de la discordia está en la disputa constante que los individuos se hacen para debatirse entre lo que pondrán como principal motivación de sus vidas. El Poder, la Voluntad de Hera, entrega capacidad de acción, de manifestación, pragmatismo, la realización de todo objetivo en la vida. La Sabiduría y estrategia mental de Atenea lleva a una mente calculadora, fuera de emociones, que puede prever todo movimiento futuro, dando comprensión en la existencia y gloria en la consciencia. El Amor de Afrodita, engloba todas las emociones, la sensación de plenitud en la vida, la unidad de todas las cosas, y a su vez, todas las comodidades y placeres de la vida humana. Los humanos suelen elegir a Afrodita, pues su regalo es inmediato, placentero, relacionado con la idea de felicidad tan buscada. Pero sentir amor sin tener poder interior, hace que vivamos por los demás destruyendo nuestras propias vidas. Amar sin sabiduría es vivir en el desorden, pues la energía no posee una dirección concreta. De la misma forma que tener poder sin amor te convierte en un egoísta, que la sabiduría sin amor te convierte en un frívolo calculador. Que el poder sin sabiduría te convierte en un tirano, que la sabiduría sin poder te convierte en un inútil. Es una sagrada trinidad. Pero sin embargo, el Amor convierte toda base emocional y energética que moviliza tu sabiduría y voluntad en combustible o en un veneno. Así, para los antiguos, el amor mal administrado es el veneno del alma.

YO: Wow… Tiene sentido. Como en una serpiente o escorpión, lo mismo que les salva la vida es lo que puede matarlos. Cargan en su interior la sentencia de muerte de otros y de sí mismos si no saben administrar las dosis.

SOY: Todo se basa en la armonía, la coherencia, el saber utilizar equilibradamente el poder interior. Todos cargamos un veneno en nuestro interior, pues todos tenemos energía de amor mal administrada.

YO: ¿Cómo sería eso?

SOY: Los celos, el control sobre el otro, el apego, el castigo, las proyecciones, la manipulación emocional, las adicciones tanto sexuales como de drogadicción, la rabia, rencor, odio, dolor, ansias de venganza… Todo ello es el veneno que una vez fue amor.

YO: ¿Cómo hago de mis venenos otra vez puro amor?

SOY: Debes primero aceptar que el veneno existe en ti. Que la serpiente kundalini no está fluyendo a tu favor, y se ha enroscado en tu cintura mordiendo tu Sacro como le sucede a Laocoonte. Luego, debes identificar cuál es ese veneno que corroe tu vida. Así, deberás identificar desde cuándo lo vives, cuándo fue la primera vez o circunstancia en que le sentiste. Y allí descubrirás que la misma nació por un amor fallido, es decir, por algo que no cumplió tus expectativas de sentir felicidad. Esperabas sentir, y algo lo detuvo, un pensamiento, idea, creencia, situación, emoción, circunstancia. Algo cambió o no salió como esperabas, dejando un vacío que necesitaba ser llenado con algo, y ese algo se convirtió en tu veneno. Eso te hunde, hacia las oscuras y sucias aguas del subconsciente… Y por ello hoy te aconsejo que antes de dormir, pienses en tus venenos, y le permitas a tu subconsciente mostrarte lo que está allí en relación a ellos.

YO: Lo haré. Entiendo, pues, que el veneno es amor mal administrado, y que cuando la gente dice: “hay que eliminar ese veneno” o “es una persona venenosa” o “se traga su propio veneno”, y todas esas frases, hay que replantearlas reconociendo que nosotros mismos hemos creado ese veneno para defendernos de algo en que nos sentimos débiles, por falta de amor. Igual que la serpiente, la araña y el escorpión, crearon el veneno con la finalidad de suplir herramientas que no tenían, y de esta manera podrían protegerse a sí mismos. “Si el amor que busco no me permite irradiar, entonces creo un veneno para cuidarme”, sería la lógica del cuerpo…

SOY: La mente ha creado historias y mitos para recordarnos nuestros mayores pesares. Por ello, en las leyendas se encuentran los mapas hacia la psicología. Mito viene de la palabra griega “mythos” y significa “relato”, es decir, palabras que se vuelven acción. Psicología, viene del griego “Psijé” (alma) y “logós” (conocimiento), es decir que los mitos son las palabras que narran lo que sabe el alma. Nunca hay que tomarlos de forma literal, pues sus narradores contaban historias que sólo el alma de un poeta enamorado podía comprender. Por eso ahora sabes que la historia de Laocoonte escondía aquello que tu alma sentía y tu mente no podía explicar: la mirada frustrante de quien sufre la traición de la sabiduría y la voluntad en manos del amor que sin consciencia ni empoderamiento, se convierte en el veneno del alma.

YO: Ahora miraré la escultura con otros ojos, así como a mis propias debilidades y venenos. Pondré toda mi intención en reconocerles, y desde allí liberarles en consciencia y empoderamiento, volviéndoles nuevamente Amor.

SOY: Mientras tanto, la humanidad seguirá peleándose por la Manzana de la Discordia… Tratando de identificar si es la Voluntad, la Sabiduría o el Amor lo más hermoso de la vida, creando guerras sin sentido, hasta el día en que vean que las tres eran igual de hermosas y bellas, y que la manzana siempre se puede compartir.